
“Mercaderes y pregoneros”. 2024. Dibujo al carbón sobre lienzo. 190 x 32 cm.
Alicia de la Campa, entre lo manifiesto y subrepticio
Por David Mateo
Abundantes son los archivos que ha ido acumulando Artcrónica a lo largo de su trayectoria editorial, dedicados a la conversación amena y pormenorizada con artistas cubanos en activo, independientemente de la generación a la que pertenezcan, las tendencias conceptuales, procedimientos técnicos, ideologías y lugares de residencia. Alicia de la Campa (Cuba, 1966) se incorpora ahora a esta documentación sui generis, y nos revela -con lujo de detalles- importantes aspectos relacionados con la génesis de sus conceptos y artificios técnicos; sobre preferencias, motivaciones elementales y recónditas; las vertientes que ha ido experimentando su obra durante más de treinta años de producción artística.
David Mateo: ¿Alicia, qué acervos culturales han sostenido los fundamentos de tu obra?
Alicia de la Campa: Mi obra se fundamenta en el deseo de indagar sobre el ser humano, explorar su naturaleza y la complejidad de su drama. En mi hacer creativo he transitado por múltiples etapas, por lo que consecuentemente me nutro de muy variados acervos estéticos y conceptuales. No puedo nombrar de manera simple uno o dos artistas, uno o dos estilos, movimientos o istmos como fundamentos nutricios de mi obra. Tendría que mencionar una larga lista de autores y tendencias que han acaparado mi interés y que he reutilizado luego en mi trabajo. Toda esa información la he tamizado e imbricado en correspondencia con la naturaleza de mi obra y se ve reflejada en tales fuentes.
Cuando a los 12 años comencé a estudiar arte en la Escuela Elemental, recibí información y conocimientos que a muchos de mi generación también influyeron. Me refiero, por ejemplo, al acervo cultural de occidente; lo clásico estuvo siempre presente como algo ineludible porque somos un derivado de esa cultura. Es lo que se nos ha impartido en las escuelas como prioridad dentro de la avalancha informativa y pedagógica. Realmente se le dedica poco tiempo de estudio a otros referentes culturales… Por ejemplo, el programa de estudio elemental de las escuelas cubanas siempre comienza con «las copias de copias» de los clásicos, a veces muy diluidas, muy deficientes, desde las reproducciones en los libros de arte hasta las copias en yeso de cabezas, bustos, torsos o figuras. Recuerdo que en la Academia San Alejandro había varias piezas como esas, por ejemplo «El galo herido» y se tomaban como referentes para hacer estudios de anatomía. Siempre fue una mirada hacia lo clásico, reverenciando e imitando ese canon visual.
En ese momento tan precoz de estudio, me sentí lógicamente influenciada por esas referencias; también se dedicaba un tiempo de estudio sin dudas muy limitado a otras culturas fuera de la hegemónica y que también me interesaban; me refiero al acervo visual que proviene de las culturas prehispánicas, de Asia o el medio Oriente y África. Me seducía la estética del arte asiático en general, igualmente la cultura prehispánica, su arquitectura, los relieves, el colorido. Me resultaba muy interesante la cultura colonial, en lo que a la parte latinoamericana se refiere, que de cierta forma también se sustenta en un historicismo clásico, esa cultura mestiza que nos toca y nos identifica como gran isla del Caribe.

“Conquista”. 2019. Dibujo sobre lienzo. 60 x 80 cm.

“Cyborg”. 2024. Dibujo al carboncillo-lienzo. 80 x 60 cm.
David Mateo: ¿Podrías mencionar ejemplos de artistas y tendencias que han influido en el desarrollo de tu trabajo dentro del arte?
Alicia de la Campa: En general fueron importantes para mí las referencias de obras de artistas como Leonardo, Miguel Ángel, los grabados y la pintura detallista de Durero, Goya, Rembrandt, Velázquez, la escuela holandesa, en particular la obra de Johannes Vermeer, un pintor con grandes misterios en su hacer, en su técnica. El movimiento de los prerrafaelitas y su conexión con la literatura; dentro de ellos me atrajo en especial la obra de William Blake, ilustrador, poeta. Yo siento en Blake una pulsación expresionista, atemperada por las normativas de su tiempo y su propio estilo. Es poderosa toda su estética. También fijé mi atención en la escuela inglesa de paisaje, que aparentemente no tiene que ver con lo que estoy haciendo, por ejemplo, Turner, que fue alejándose de las normativas clásicas y epocales del paisajismo, desde mi punto de vista fue un artista revolucionario que conecta con la pintura abstracta del siglo XX.
El impresionismo fue un movimiento decisivo en ese acercamiento mío a la pintura atmosférica, a través de la luz, la mancha del color. Y en el devenir del postimpresionismo, hay una figura clave que me influenció muchísimo desde niña porque tempranamente tuve libros sobre su obra. Me refiero a Toulouse Lautrec. Mis tías paternas tenían una magnifica biblioteca, eran lectoras incansables… Ellas atesoraban magníficos libros de arte. Ese fue en realidad mi primer encuentro con el arte, visto y explicado por ellas. Yo dibujaba, como muchos niños; pero ellas vieron que a mí no solo me gustaba, sino que me apasionaba dibujar. Y crecí entre esas fuentes literarias y artísticas familiares y ahí descubrí a Toulouse Lautrec. Fue una iluminación descubrir a Lautrec, un artista complejo en todas sus facetas que influyó fuertemente en la modernidad. Para mí es fantástico su concepto y estilo pictórico, esa plasticidad, su fuerza y al mismo tiempo esa sensualidad y libertad del trazo y la pincelada.
Por otra parte, encuentros sorprendentes antecedentes de mi formación en el expresionismo alemán, con figuras como Münch y Ensor. Yo tuve una etapa expresionista, aunque eso no se perciba a simple vista en mi obra actual. Solo el que haya profundizado en mi trayectoria y vea mi obra desde una óptica menos superficial, puede ver esos indicios, esos trazos, sobre todo en lo gráfico. El expresionismo es de los acervos más preciados que llevo en mi maleta de conocimientos y herramientas.
Tengo un gusto particular por lo extraño. Me atraen algunas imágenes propias de la pintura y la arquitectura góticas. Otros referentes que me seducen son El Bosco, Brueghel el viejo, me fascina la obsesión de ambos por la narrativa de sus escenas, el misterio y el detalle. Caravaggio y Rembrandt también son emblemáticos. A veces, cuando voy a comenzar una obra, vuelvo a ellos, a esa magia de lograr llevar a la superficie el mundo interior, las emociones. De igual modo, Goya y el alemán Matthias Grünewald, en ambos se proyecta una pulsión expresionista.
Cuando estudié en el Instituto Superior Pedagógico, donde hice mi licenciatura, retomé el estudio de las obras de Bacon, De Kooning, Cuevas. Particularmente Bacon es un maestro excepcional, me conmueve mucho su obra, me acerqué un poco más al color a través de Bacon, como lo hice también con Lautrec, Munch, Ensor. Cuevas es una figura extraordinaria del dibujo y la gráfica mexicana, para mí fue otro deslumbramiento. Hubo un tiempo en el que estos dos grandes artistas neoexpresionistas, Bacon y Cuevas, estuvieron influyendo mucho en lo que estaba haciendo. Como también me influenció la artista Antonia Eiriz, uno de los monstruos excepcionales de la pintura cubana. Antonia desarrolló su obra con una valentía y honestidad espeluznante. Debo también nombrar a un ilustrador cubano fantástico: José Luis Posada.
David Hockney es otro artista que he estudiado, cuando yo descubro las primeras obras de Hockney fue una especie de enamoramiento súbito, de sus retratos y paisajes con su estilo particular; pero deudores de la línea expresionista, siempre me ha llamado mucho la atención en su obra esa combinación de cierta frialdad conceptual, elegancia estética y un fuerte sesgo expresionista.
En fin, tendría que mencionar tantos referentes y ya es demasiado abrumadora la lista. Por supuesto, estoy nombrando artistas que exploran la experiencia humana, la profundidad infinita de la propia naturaleza humana, de los sentimientos, las contradicciones, y también confrontan las grandes preguntas de la existencia, artistas que me influenciaron por etapas y me proporcionaron herramientas, un particular modo de ver, e hicieron que mi mirada se tornase hacia formas y mundos nuevos.

“En los serenos dominios”. (Serie Jardín Secreto). 2011. Óleo sobre lienzo. 90 x 132 cm.
David Mateo: ¿Por lo que veo te has sentido atraída tanto por perfiles realistas que por tendencias expresionistas? ¿Cómo se produce y justifica esa fusión de intereses en tu trabajo?
Alicia de la Campa. Efectivamente, en mi confluyen el expresionismo y el realismo, y en diferentes etapas han ido matizando mi obra, me he ido alimentando de esas formas estéticas y conceptuales. Y es interesante porque no me siento atada a un estilo específico. Creo que, en mi obra, como en la de tantos artistas, confluyen muchísimos estilos, istmos, movimientos, Y hablando de fusión de tendencias e intereses, debo mencionar la obra de Edward Hopper, exponente de la escuela realista americana y que, por extraño que parezca, fue referente destacado de mi tesis de graduación en la Academia San Alejandro, cuyo tema fue el paisaje urbano. Otros artistas americanos que de alguna manera marcaron un precedente son Jasper Johns y Rauschenberg, de este último recuerdo el tremendo impacto que tuvo en mí, siendo aún estudiante de la Academia, la exposición que realizó en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba por los años 80, la obra de ambos artistas abre una puerta a nuevas ideas y conceptos, como lo hace desde otra perspectiva la obra de Leonora Carrington, Remedios Varo, Magritte, las criaturas alienígenas de H.R. Giger, la orfebrería sofisticada y renovadora de la inglesa Gerda Flockinger, el concepto vanguardista de moda y vestuario del diseñador Alexander MacQueen, todos abren caminos hacia nuevas formas, aun cuando no sean reconocibles en mi trabajo. Todas estas fusiones de intereses aparentemente contrastantes aportan una profundidad subyacente bajo la superficie de la obra, matizando y reforzando conceptos. En los últimos artistas mencionados confluyen elementos eclécticos y decorativos y una particular mixtura de estructuras orgánicas y mecánicas.
A partir de este sugestivo sustrato desarrollo mi obra actual, lo híbrido, la relación naturaleza-tecnología es el concepto que anima muchas de mis obras recientes como metáfora de un escenario cada vez más incierto y paradójico, donde vivimos grandes y acelerados avances tecnológicos; sin embargo, a nivel global somos afectados por la incertidumbre y oscuridad espiritual.
David Mateo: ¿Y podrías comentar de otros campos de la creación que han servido de nutrientes para tu producción visual?
Alicia de la Campa: Por supuesto… Han desempeñado un rol muy importante la literatura, la música, la cinematografía. Buena parte de mi obra tiene una apoyatura conceptual que proviene de la literatura, la fotografía, el cine, la moda. La literatura es mi segunda pasión y mi refugio. En mi caso la creación plástica y la literatura van de la mano.
La poesía en general siempre me acompaña. Ya en terrenos más especializados, revisito a menudo la obra de Umberto Eco, Thomas MacEvilley, Octavio Paz o Gilles Deleuze. En ellos descubro caminos a transitar; metodologías de trabajo sobre las que han interactuado y desarrollado su obra muchos artistas.
David Mateo: ¿Por qué elegiste esa dimensión ecléctica para tus composiciones y no un arquetipo de dibujo más sintético o condensado? Algunos han intentado explicar semejante eclecticismo a través de la concepción de “Lo real maravilloso”, esgrimida por Alejo Carpentier. ¿Estás de acuerdo con esa clase de valoración?
Alicia de la Campa: Solo en lo ecléctico, lo híbrido, la mixtura, me reconozco y encuentro la libertad para expresar auténticamente la naturaleza de mi pensamiento, mis ideas estéticas y conceptuales. No creo que mi expresión artística pueda ser etiquetada como barroca o explicada a partir del concepto de «lo real maravilloso”. Puede encontrarse algún punto de similitud en la “extrañeza” que provoca o quizás en el gusto por el detalle de riqueza ornamental. Pudiera expresarlo, como dices, desde arquetipos más sintéticos; pero sería como apresarlos en un diagrama rígido, y mucha de su esencia se perdería. Quizás ese eclecticismo sea una intuición de la incertidumbre, el misterio, la magia, toda esa metafísica inherente a la vida, una expresión lírica particular vinculada a situaciones y personajes reales o ficticios. La imaginación creativa no es fácil de etiquetar, fluye de manera diferente en cada creador.
David Mateo: ¿Te consideras una artista surrealista?
Alicia de la Campa: No me considero una artista surrealista; quizás comparta algunas de sus premisas: el poder del mundo onírico, el flujo del subconsciente, el desafío a las tradiciones de representación de la realidad, por citar algunos ejemplos. Quizás comparta esos preceptos del surrealismo. Ya lo relativo a la libre asociación, por ejemplo, el automatismo psíquico o el rechazo del pensamiento racional, no es asimilable en mi proceso y estética.

“La estrategia”. (Serie Cabeza-cuerda para días locos). 2015. Óleo sobre lienzo. 60 x 50 cm.

“La idea fija o Axiomas de la incertidumbre”. 2022. Mixta sobre lienzo. 80 x 120 cm.
David Mateo: ¿Cómo se produce en tu trabajo compositivo el ordenamiento de los elementos visuales eclécticos o barrocos? ¿De manera azarosa, mientras trabajas, o en un proceso de bocetado previo?
Alicia de la Campa: Comúnmente no hago bocetos, solo apuntes, sketches acompañados de textos que mayormente solo yo comprendo. Sin embargo, en mi proceso creativo le otorgó la mayor importancia al orden previo de la idea y los elementos para la composición de una obra, por ejemplo, suele tomarme bastante tiempo la definición de un título, para mí el título es importante para que la pieza llegue a buen término. No obstante, pienso que el orden debe dejar espacio al azar, el ordenamiento compositivo no debe ser un diagrama restrictivo, es necesario dejar que el azar fluya libremente como fuerza natural en ese proceso de organización compositiva, orden y azar no se contraponen, son elementos que se complementan, caras de una misma moneda. Mi estrategia es liberar la imagen sin que pierda significación, liberarla del impulso estético prexistente mucho antes del primer trazo. Ahí dejo entrar al azar, desdibujo, borro, aprovecho espacios de sombra o luz, rehago formas, las dejo transformarse. Es un proceso largo y cuidadoso. En mi guion el orden deja espacio al azar, solo así la imagen se libera de las pautas compositivas y puede fluir libremente.
David Mateo: ¿Por qué la figura de la mujer se convierte en un elemento protagónico en tus composiciones?
Alicia de la Campa: Quizás esa elección está dictada por un deseo de autorrepresentación, aun cuando esas representaciones por lo general no suelen ser autorreferenciales, responden a un deseo de participar de cada personaje y la circunstancia que lo rodea; también de autoconciencia del principio femenino. Cada personaje que recreo en la obra responde a una vivencia, propia o ajena. Cada figura es un “autorretrato psicológico», dónde lo individual y lo social se entremezclan.
David Mateo: ¿Ha sido fácil insertar este tipo de trabajo personal onírico, sublime, de matices hedonistas, dentro del circuito artístico cubano?
Alicia de la Campa: Digamos que no ha sido totalmente difícil; pero no ha carecido de obstáculos. Como creadora percibo que para muchos mi obra es superficialmente «comprendida» o complicada de «entender” y de ubicar en el panorama del arte contemporáneo y en los complejos circuitos del arte cubano. Por esa peculiaridad y por otros aspectos hasta cierto punto ajenos al arte, pienso que paradójicamente, aunque mi obra ha sido bien recepcionada y valorada en términos generales, aún no es suficientemente validada.
David Mateo: Trabajas ahora con una institución reconocida como Máxima Galería, en La Habana, Cuba. ¿Crees que ese interés de conexión con tu obra se deba a la preferencia de la galería por el dibujo, por los temas oníricos e imaginativos que desarrollas, por el predominio de lo figurativo?
Alicia de la Campa: Realmente creo que el interés de la galería hacia mi obra está relacionado con todo lo que mencionas, y también consecuentemente con la valoración de la calidad y estilo particular de mi trabajo. Es una relación afortunada, respetuosa y beneficiosa en ambos sentidos.
La Habana/México. 30 de septiembre de 2025
(Colaboración: Rober González, proyecto «Arch-Always on Target»)

“La vida interior”. 2011. Acrílico- lienzo. 86 x 66 cm.

“Canción remota”. 2023. Dibujo al carbón sobre lienzo. 120 x 80 cm.

“Como el ave fénix”. 2023. Dibujo al carbón sobre lienzo. 132 x 92 cm.

“Canción al viento”. (Serie Criaturas de Isla). 2018. Mixta-lienzo. 80 x 60 cm.

“Migrante” (Serie Cabeza cuerda para días locos). 2016. Óleo sobre lienzo. 100 x 73 cm.