
Mañana me convertiré en una isla: Una revisión retrospectiva de la obra de Coco Fusco
Por Pancho López
El Museo del Barrio, enclavado en el este de Manhattan sobre la famosa 5ta. Avenida de Nueva York, presenta la primera gran exposición panorámica dedicada a la artista cubana-estadounidense Coco Fusco. La muestra se despliega en bloques temáticos que recorren más de dos décadas de una práctica profundamente interdisciplinaria: video, performance, fotografía, instalación y escritura crítica se entrelazan para levantar un territorio propio, siempre atravesado por narrativas políticas que rozan -y a veces desgarran- las fibras de la raza, la migración, el cuerpo y el tiempo.
Aunque nacida en Nueva York, Fusco es considerada por muchos como una de las artistas cubanas más influyentes en la escena del arte internacional. Su manera de pensar la realidad ha incomodado reiteradamente a las instituciones culturales de la isla, donde disentir suele ser un acto vigilado. Sin embargo, Fusco ha sabido escapar del cajón que otros intentaron construirle; ha sabido torcer las rutinas, desarmar lo cotidiano y hundir el dedo en la llaga aun cuando a primera vista parezca que nada ocurre. Con una acidez performativa que revela lo que la política intenta ocultar, su obra se yergue como un recordatorio vivo de lo que insiste en no callar.
Entre las piezas destacadas aparecen “Una habitación propia: mujeres y poder en la Nueva América” y “Bare Life Study 1”, en video y fotografía, que dan cuenta de la fuerza y persistencia de su trayectoria.
El humor -uno de sus métodos de trabajo más afilados- también tiene aquí un espacio fundamental. Se exhiben obras de gran impacto como “Paquita y Chata se arrebatan”, serie fotográfica realizada entre 1996 y 2023 en colaboración con la artista chicana Nao Bustamante; y “La gira de los amerindios sin descubrir”, documentación de la célebre obra creada junto a Guillermo Gómez-Peña entre 1992 y 1994, acompañada por la icónica jaula del “Guatinaui World Tour”. El público puede ingresar en ella, rodearse de los objetos expuestos, tomarse fotografías y ver de cerca el video de la acción. Estas piezas dialogan con los múltiples imaginarios sobre el “descubrimiento” de América, desnudando estereotipos y clichés que persisten en nuestra mirada contemporánea. Un dato importante, es que el video que acompaña esta instalación fue adquirido por el Museo del Barrio gracias al fondo ProArtista.
Una de las obras más conmovedoras es “Dolores de 10 a 10” (2002), instalación compuesta por monitores de vigilancia donde la artista encarna a una trabajadora de maquila en México, quien fuera forzada a renunciar a su trabajo bajo tortura. Fusco presta su propio cuerpo para reconstruir la evidencia: se vuelve metáfora viva frente a la censura, la explotación, el abuso y las tramas de poder que atraviesan nuestra sociedad.
Hacia el final de la exhibición, una sala reúne un conjunto de videos producidos a lo largo de los años. Allí vuelven, una y otra vez, los temas que obsesionan a la artista: la censura, el poder, la palabra, pero también la poesía que brota incluso en medio de la fractura. En estas piezas resuena su historia personal y su vínculo siempre tensionado con la isla de Cuba. Sobresalen obras recientes como “Your Eyes Will be an Empty Word” (2021) y «La noche eterna” (2023).
La muestra estará abierta hasta el 11 de enero de 2026 y cabe señalar que cuenta con el apoyo de la Fundación Ford y se exhibe simultáneamente en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA). Puede encontrar más información en https://elmuseo.org/exhibition/coco-fusco-tomorrow-i-will-become-an-island/
La obra de Coco Fusco es un viaje hacia el vórtice: un descenso lúcido, silencioso y feroz. Quizá porque al mirarla, algo en nosotros también se prepara para convertirse en isla.
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