
Habitar las sombras: un mapa emocional en blanco y negro
Por Pancho López
En el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), en la ciudad de Valencia, España, se despliega a lo largo de tres meses la exposición Habitar las sombras, un recorrido que invita al visitante a adentrarse en territorios donde la luz y la penumbra se entrelazan como si fuesen cómplices. La muestra transita mayoritariamente por obras en blanco y negro, salpicadas de grises profundos y claroscuros que no solo modelan las formas, sino que también dan cuerpo a aquello que suele permanecer oculto: la memoria, la psique, las ausencias.
La propuesta nace del diálogo entre las colecciones del IVAM y el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), estableciendo un puente que permite revisar -desde el silencio y la delicadeza- las capas invisibles de la experiencia humana. En esta conversación visual participan principalmente artistas españoles, aunque la presencia latinoamericana añade matices esenciales, con nombres como el de la mexicana Graciela Iturbide, cuyos encuadres poéticos son casi plegarias visuales, y el peruano William Córdova, que reinterpreta la historia desde una mirada fragmentada y luminosa. A ellos se suman voces de creadores y creadoras procedentes de Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón e Italia, entre otros países, conformando un mosaico donde las sombras hablan múltiples lenguas.

Aunque predominan la pintura y el dibujo, la exposición se abre también a la instalación, el vídeo y la fotografía, generando un tejido diverso de técnicas y sensibilidades. Entre las obras más impactantes destaca la videoinstalación del reconocido artista español Eugenio Ampudia, una pieza hipnótica en la que un montículo de polvo blanco -aparentemente harina- se convierte en escenario de unas huellas que aparecen y desaparecen sobre el suelo mediante el juego del video, como si una presencia invisible caminara en círculo sobre el tiempo mismo.
Igualmente, conmovedora es la obra de la valenciana Natividad Navalón, titulada Ella almacenaba blancos y olores (2009), la cual está construida a partir de repisas de plomo que sostienen 140 toallas blancas dobladas perfectamente, como metáfora de fragmentos de memoria y delicadeza doméstica, objetos mínimos que se transforman en constelaciones íntimas. Navalón parece invitarnos a contemplar aquello que se guarda sin decirse, aquello que pesa, aunque sea leve. Entre algunas toallas, apenas se asoma una esfera negra, aparentemente de obsidiana, como un detalle que rompe con la cotidianidad y repetición de esta enorme pieza instalativa.
Habitar las sombras es, en esencia, una invitación a detenerse y mirar de otra manera: un recorrido donde las obras no solo se observan, sino que se escuchan. En ellas la oscuridad no es ausencia, sino un territorio lleno de latidos donde cada espectador encuentra su propia forma de habitar lo invisible.
Esta muestra se abrió en septiembre de 2025 y estará disponible hasta el 18 enero de 2026. Más información visitando: https://ivam.es/es/exposiciones/110024/









