AB: ¿Cuáles son tus motivaciones para la XIII Bienal de La Habana?
WP: Todo parte de un proyecto, titulado Viaje al infinito, en el que llevo trabajando más o menos siete años. Se trata de una autopista que adquiere la forma del símbolo del infinito y esperamos que esté terminada dentro de un año y medio. Tendrá un kilómetro de distancia y se está desarrollando en Sancti Spíritus. El proyecto cambia un poco el modo tradicional de mi obra, anteriormente enfocada a la escultura. Implica una responsabilidad medioambiental, un trabajo de reforestación con un equipo de ingenieros agrícolas para repensar las capacidades del suelo de la zona. También se ha utilizado un grupo de sociólogos para la interacción directa con los campesinos que pueblan el área y empleado materiales novedosos como el cemento LS3 desarrollado por la universidad de Santa Clara. Empezamos a unir arte, ciencia y arquitectura, todo para gestionar un adecuado balance ante la modificación del terreno.
AB: ¿Cómo afecta este sentido interdisciprinario de construir la obra artística a los modos de trabajo desarrollados por el Taller Chullima?
WP: El nuevo enfoque múltiple llevado a cabo para Viaje al Infinito hizo cuestionarnos el carácter del estudio de artista. Este ya no es el espacio romántico de pintores y modelo, o de meditación para encontrar la creatividad. Todo lo contrario, se ha convertido en un espacio transdisciplinario en que confluyen varias ramas del saber. Decidimos en esta bienal mostrar un proceso, más que una idea finalizada o una obra terminada. Quisimos exponer los sistemas mismos de creación, y lo vamos a hacer de una manera exagerada.
AB: ¿Cómo se articulan los artistas invitados en este proyecto?
WP: Tenemos a un arquitecto reconocido, el mexicano Alberto Kalach, con el equipo INFRA de La Habana para hacer un reestudio de los jardines de la ciudad, para pensar La Habana de una forma diferente. Es una ciudad mágica y solo necesita modificaciones a punta de bisturí. Este proyecto se está mostrando en un modelo a escala en el interior del estudio.
También reflexionamos en cuanto a nuestras necesidades alimenticias como equipo. Esta preocupación emergente cobra vida con la invitación de un grupo de chef a través de los cuales nos queremos repensar la comida cubana. Para ello proponemos varios proyectos experimentales durante todo el mes, estudios que no desestiman el margen del error. Precisamente mantenemos el concepto del proceso, del aprendizaje constante y la retroalimentación.
También tenemos a Joan Baixas, un dramaturgo catalán, con Cildo Meireles que van a activar varios espacios del proyecto, a través del performance, para animar la obra de Cildo desde otra visión. Están también las maquetas; la filmación del drone que refleja el estado del proyecto en Sancti Spíritus; y un fragmento de una película realizada por el director español David Beltrán que sigue la totalidad del proceso constructivo de la avenida.
AB: ¿Cuánto tiempo va a estar abierto el Taller Chullima al público?
WP: Todo el mes de la Bienal. Tenemos diferentes programas a desarrollar durante este tiempo. Todos enfocados a un intercambio. Aunque este intercambio puede ser un acto egoísta porque permite aprender más de todo el mundo, adquirir una visión diferente y repensarte tus procesos de creación.
Abram Bravo Guerra