Texto de sala
Por Rodrigo Alonso Kahlo
El signo del árbol y su inagotable polisemia ha sido expresión artística e iconográfica multicultural y milenaria. “Crecí a la sombra de los árboles” propone un acercamiento a su imaginario y figura desde un lugar íntimo y singular: su sombra. Crecí a la sombra: dulce paradoja. Cristina Kahlo vindica su encanto y belleza como un lugar privilegiado: como el nido, el rincón propio, el asidero de su mirada. Afín a la estética oriental y alejada del protagonismo e imponencia de la luz, fiel aliada indisociable de la cultura occidental.
De Ovidio a Yamamoto Masao, de Marcel Proust a Dorothea Tanning, de Juchiniro Tanizaki a Gastón Bachelard: mitología, poesía, filosofía música y literatura convergen como inspiración en estas fotografías. Las texturas, formas, olores, cantos y sensaciones que sugieren, se nos presentan como la experiencia de descubrir el mundo por primera vez. Cada imagen se encadena -ya sea por homologación semántica o formal- con la siguiente, introduciendo al espectador en una suerte de relato o fabulación que culmina con el autorretrato de la fotógrafa que nos regala sus ojos para penetrar en su imaginación.
Desde la sombra y en silencio, pero nunca inmóvil, Crecí a la sombra de los árboles constituye la revelación de un mundo por Cristina Kahlo; un viaje de alteridad hacia la infancia, crecimiento y madurez en la vida de la artista, su fascinación por lo oculto, la búsqueda insondable por lo invisible, el asombro por los misterios de la naturaleza y la dicha de los primeros deleites.