De las pocas cosas positivas que pudieran listarse durante esta pandemia –que ha trastocado muchos de los propósitos de la humanidad– está la búsqueda de un mejor aprovechamiento de los espacios virtuales en función de la socialización del arte. La inmensa mayoría de los museos, eventos y centros especializados han generado estrategias inéditas buscando reconectar con el público y, de alguna manera, permutar las experiencias presenciales hacia otros ámbitos de intercambio que garanticen la “sana distancia” recomendada por científicos y especialistas.
En nuestro contexto los esfuerzos, aunque evidentes, tienen todavía un largo camino por andar. En primer lugar, el referente a los desfasajes de lenguaje o a las reales posibilidades (tanto del emisor como del receptor) de “cargar” los contenidos. Sin embargo, algunos agentes activos –Galería Habana, Galería Servando, Galería La Acacia, Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, entre otros–, dilatando los espacios de visibilización e interacción con el público hacia los escenarios virtuales, han intentado propiciar una comunicación acorde a las presentes circunstancias.
Ello ha ido instaurando una nueva narrativa en los procesos curatoriales, pues se intenta, a través de las redes, que el usuario-visitante acompañe el proceso desde su génesis, puesta en escena, exhibición y posterior contacto con los artistas, expertos en cuestión. Una suerte de “making off” que busca acortar la todavía insalvable distancia entre lo tangible y lo inmaterial.
Como parte de estas estrategias también se dilatan los tiempos de exhibición, transfiriendo los proyectos expositivos reales al ámbito virtual, luego de su inexorable desmontaje. Tal es el caso de Entre senufo y Meninas, la muestra con que Moisés Finalé celebró en Galería Habana las primeras cuatro décadas de su inicial exposición personal. Inaugurada originalmente durante el mes de mayo, se ha mantenido luego en cartelera a través de un recorrido interactivo de 360º con fotografías reales del espacio físico de la galería desde linktr.ee/GaleriaHabana. Asimismo se han publicado entrevistas con el artista, criterios de especialistas, análisis de piezas específicas: un intento por rebasar el persistente extrañamiento que nos suponen los espacios tridimensionales programados.
Una muestra de medios de creación mixturados, de viajes de ida y vuelta, de entrelazamientos y asimilaciones culturales, que también ensaya una metamorfosis o transposición virtual. Como afirma el artista, es un proyecto que privilegia “el deseo de experimentar, de hacer cosas nuevas [;] en esta serie hay pintura, pero hay mucho grabado también, casi toda la serie está hecha sobre la base del grabado. Después hay esculturas en metal integradas a los cuadros, hay otras materias que aparecen en el tríptico que hace muchos años que técnicamente yo no lo hacía [;] siempre, de una forma u otra hay una renovación”.
Actualizando a los clásicos, quizás desde ahora y en lo adelante, los nuevos 15 minutos de fama de cualquier proyecto curatorial tendrán también que desdoblarse online en los 360º.
Isabel M. Pérez Pérez