“El diseño es una profesión que combina el arte y la técnica. Una herramienta responsable de la sociedad moderna para ordenar, optimizar y crear belleza útil. Una estrategia en la que la creatividad y la planificación se complementan. Una función mediadora entre necesidades y posibilidades. Un oficio maravilloso que se ejerce en soledad, pero sumamente acompañado”.
De esta manera definía Pepe Menéndez la profesión a la que se ha consagrado desde 1989, cuando se graduó del Instituto Superior de Diseño Industrial de La Habana, para luego afirmar que “La combinación de vista-que-piensa con pensamiento-que-anticipa es una formulación básica para diseñar. A partir de eso hay un abanico de posibilidades o modos de ser diseñador: más o menos creativo, con talento para el dibujo o carente de este, habilidoso o no con la tecnología digital, concentrado o disperso, puntual o “barco”, elocuente o de pocas palabras… en fin, múltiples maneras de ser el diseñador o la diseñadora, y calidades que ofrecer como profesional”.
Pepe, quien recientemente mereciera el Premio Nacional de Diseño Gráfico Eduardo Muñoz Bachs 2019 que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba por sus notables y sostenidos aportes a esa disciplina, ha conducido la renovación del diseño en la Casa de las Américas, donde labora hace dos décadas. También, ha recibido, entre otras distinciones, el Premio Diseño del Libro 2017; Premio Coral, categoría Cartel en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano 2015; y Premio Caja Alta 2013, de la Uneac. En parelelo, ha desplegado una labor investigativa visible en los libros Enrique García Cabrera (Madrid, 2016, junto a Olimpia Sigarroa) y El cartel de la Revolución (Valencia, 2018, junto a Damián Viñuela). Es autor, además, del ensayo Apuntes para una cronología del diseño gráfico en Cuba, publicado en la obra colectiva Historia del diseño gráfico en América Latina (Blücher, Sao Paulo, 2008).
Junto a esta trayectoria editorial, se acumula también experiencia en la curaduría como las recientes Gritos en la pared. Hitos del cartel cubano 1959 – 2012 (Museo Nacional de Bellas Artes, 2013, junto a Liana Ríos) e Historia de un Harakiri (36 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, 2014). Un desempeño que también le ha valido lauros, como el Premio Nacional de Curaduría por Diseño de Fin de Siglo. Gráfica cubana 1990 – 2000 (Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, 2001) y Cuba Gráfica. Una visión del diseño gráfico cubano (Casa de las Américas, 2007).
Un creador de estos tiempos, caros a las disciplinas extendidas, al bregar infatigable y a las ejecutorias dinámicas. Que ha sabido posicionar el diseño gráfico cubano y que, junto a un cada vez más ensanchado grupo de colegas, ha conseguido liderar proyectos trascendentales de la visualidad nacional. “Veo a mis colegas enfrentando tareas grandes, rediseños de cuanto hay, campañas y proyectos de diverso tipo y escala. Estamos cerca de los decisores, quizá no tanto de las estrategias centrales de nuestro país, pero sí se nos llama cada vez más a tiempo.”
Isabel M. Pérez Pérez
Informaciones tomadas de Granma y Juventud Rebelde