Acercamiento al fenómeno del criptoarte en Cuba durante el 2021
Por Lauren Mora Sixto
La llegada de los NFT a Cuba en 2021 constituyó una oportunidad para los artistas cubanos, en especial a los que trabajaban medios digitales, de comercializar sus obras en un contexto tan complejo como fue aquel año para el mundo. La pandemia del COVID-19 condujo a una terrible y global crisis sanitaria, que agravó los problemas económicos y sociales ya existentes. En estos momentos las galerías de arte, los museos y todo el circuito tradicional estaban cerrados, dejando a todos los partícipes de este sector sin su medio fundamental de ingresos, la comercialización. En este complejo contexto sucedieron ventas que suscitaron el interés en tecnologías digitales que facilitaran la comercialización de arte. Primero fue Beeple con su subasta millonaria en Christie’s, hecho que llamó por primera vez la atención sobre los NFT; pero realmente la posibilidad para los artistas cubanos de monetizar mediante la Internet solo se hizo visible luego de que el fotógrafo cubano Gabriel Guerra Bianchini lograra vender una de sus obras.
El comienzo de la escalada millonaria de los NFT
Mike Winkelmann, más conocido como Beeple, es un diseñador gráfico norteamericano que transformó para siempre la manera de comercializar el arte digital. Desde el 2007 este artista comenzó un proyecto en el cual se propuso publicar en Internet una ilustración diaria de su autoría y todas las piezas fueron realizadas mediante softwares. Luego de trece años de trabajo la reconocida casa de subastas Christie’s puso a la venta el 16 de febrero del 2021 un collage que agrupó las ilustraciones realizadas durante cinco mil días y contenía la misma cantidad de obras. La pieza fue vendida en su soporte digital por la alucinante cifra de 69 millones trescientos mil dólares.
Luego de que una casa de subasta con 255 años de experiencia lograra vender por millones de dólares un NFT, Beeple consigue que todas las miradas interesadas en la creación digital y en el arte en sí, se girarán hacia la tecnología que había hecho posible la comercialización segura de un arte intangible como el que se realiza por medios digitales. La obra no solo rompió el récord de la pieza digital más costosa de la historia, sino que también fue la primera en venderse en el soporte NFT. De esta manera “Everydays: The first 5000 days” (Fig. 1) se posicionó como la tercera obra de arte más cara vendida por un artista vivo y dio a conocer al mundo las posibilidades que ofrecía el universo criptográfico al arte.
Llegada de los NFT a Cuba
Cuba, ya geográficamente aislada por su insularidad, presentaba antes de la pandemia un contexto complejo con graves problemas económicos, políticos y tecnológicos. En el 2020 ya se evidenciaba la disminución del turismo norteamericano, nuestro principal consumidor, que junto a la llegada del COVID-19 y el posterior aislamiento al que fuimos sometidos contribuyeron a la mengua del comercio de arte como tradicionalmente se había concebido. Pero el detonante del criptoarte en Cuba fue la venta en marzo del 2021 de una obra del artista cubano Gabriel Guerra Bianchini quien vende virtualmente en la plataforma Open Sea una fotografía digital llamada ¨Hotel Habana¨ (Fig. 2); en la que fusionaba más de 50 fotografías distintas de diferentes balcones de la capital cubana y las empastaba orgánicamente buscando componer esa fachada ecléctica y diversa que nos ofrece La Habana. La obra fue subastada durante una semana y vendida por la suma de 1,6 ether1, equivalente aproximadamente a 5.636 dólares, en esos momentos. La pieza fue comprada por Brett Perlmutter, figura al frente de los servicios de Google para Cuba. De esta manera, se posicionaría como el primer artista cubano residente en Cuba en conseguir monetizar con un NFT, o por lo menos, el primero en hacerlo público; dado que cabe la posibilidad de que algún otro creador haya monetizado con el criptoarte anterior a Bianchini.
Al publicar lo sucedido todos los interesados en el tema reaccionaron de inmediato y solicitaron entrevistas, de esta manera el artista hizo pública sus experiencias y narró los hechos que lo llevaron a concretar la venta de la pieza y relató como un internauta se ofreció a pagar el impuesto en criptomonedas que cobran las plataformas conocido como Gas. Este joven no quería retribuciones monetarias, solo le pidió que apoyara a otros artistas de igual manera, iniciándose así lo que se conoce como “la cadena de favores” un ejercicio de apoyo mutuo que posibilitó la futura incorporación de varios creadores cubanos al criptoarte.
Las comunidades de NFT
Las comunidades de criptoartistas en el mundo jugaron un papel fundamental en el desarrollo individual de cada creador, ofreciéndole apoyo económico y teórico. Fueron un espacio aglutinador donde confluyeron artistas, coleccionistas y entusiastas; con el objetivo de compartir información sobre las últimas tendencias del mercado, opiniones acerca de las obras, así como consejos de inversión y adquisición. Este intercambio de experiencias y aprendizaje permitió una mayor conexión entre los integrantes y entretejió una red que fomentaba la cooperación en un mundo inexplorado para la gran mayoría.
La anterior afirmación concuerda con la de muchos de los artistas entrevistados entre los que se encuentra Octavio Irving quien resume la importancia de las comunidades de la siguiente manera: “Las comunidades de NFT sin dudas han jugado un rol importante permitiendo a tantos creadores vincularse al espacio y los ha dado a conocer ante la comunidad internacional. He conocido excelentes personas, hemos aprendido todos juntos, y creo que hemos mostrado el empuje y la fuerza que puede tener un grupo cuando funciona como comunidad, en este espacio eso es vital, porque individualmente es más difícil abrirse camino.” 2
No obstante, y de manera paralela, existen artistas independientes que han conseguido posicionarse y vender sus obras de forma aislada, sin participar de ninguna comunidad. Uno de los casos más reconocidos es Raúl Cordero, artista plástico de gran relevancia dentro y fuera de la Isla, quien fue el primer artista cubano en comercializar un NFT, pero no lo hizo desde Cuba. En el 2020 Cordero fue contactado por la plataforma Nifty Gateway para lanzar un ambicioso drop (colección). En una entrevista nos comenta que fue seleccionado debido a su quehacer dentro del arte digital y que dicha plataforma se encargó de comercializar las obras y corrió con todos los gastos. Al preguntarle su opinión sobre las comunidades refiere que nunca ha participado y que no las consideró, ni las considera pertinentes.3 Un sentir absolutamente válido partiendo del hecho de que Cordero es un artista consagrado de gran trascendencia tanto nacional como internacional y dada su consolidada trayectoria no requiere de una comunidad para posicionarse ni comercializar sus obras.
La experiencia de Cordero no es un caso particular, conocemos la existencia de artistas cubanos, tanto dentro y fuera de la Isla que navegan en el criptoarte de manera independiente y han obtenido resultados satisfactorios. Cuantificar a estos creadores independientes sería una tarea titánica, ya que, muchos de ellos ni siquiera se identifican en las redes como cubanos para evitar las restricciones y los bloqueos que pesan sobre Cuba. Por lo cual, en un intento clasificatorio hemos partido de las comunidades para intentar comprender el impacto de esta nueva forma de comercialización del arte.
Fundación de las comunidades cubanas
Entre los meses de marzo y abril del 2021 quedaron fundadas las que posteriormente serían las comunidades más importantes del criptoarte cubano. Según los datos ofrecidos en las páginas de las propias comunidades hemos podido establecer una cronología que estructura temporalmente el nacimiento de estos núcleos. Durante el mes de marzo nacen “MOCCA” y “Clit Splash”, ambas con enfoques muy específicos; la primera encaminada al coleccionismo y la segunda a la curaduría. Consecutivamente en el mes de abril quedarían instituidas las comunidades “NFTCubaArt” y el proyecto “nft.FAC”.
Cuando se observan todos estos hechos en paralelo podríamos pensar que existe una clara influencia entre ellos; pero al adentrarnos en un análisis profundo y luego cotejar las diferentes entrevistas y fuentes, hemos detectado que los artistas cubanos estaban abriéndose paso en el criptoarte, de manera independiente y paralela. No fue hasta que Bianchini hizo pública su venta que todo empezó a conectarse y los interesados comenzaron a tener conciencia de la existencia de homólogos al interior del país. La comercialización de la obra ¨Hotel Habana¨ se efectuó a finales de marzo y para ese entonces ya estaban creadas ¨MOCCA¨ y ¨Clit Splash¨.
El Museo del Criptoarte cubano conocido por su acrónimo de ¨MOCCA¨ (Fig. 3) fue fundado en marzo del 2021 y, concebido inicialmente como una plataforma de curaduría, exhibición y coleccionismo de NFT; justo esa condición de museo apunta hacia un interés en el coleccionismo. La plataforma es, según sus creadores, la primera institución cultural de criptoarte en Cuba; funciona desde sus inicios como un espacio aglutinador y de exposición, incluso lograron crear una colección; pero nunca ejecutaron ningún proyecto expositivo que fuera más allá de la mera enunciación de sus obras, en sus redes y plataformas.
La intención de coleccionar NFTs posiciona a ¨MOCCA¨, otra vez, como el primero y en este caso el único, pues no existe ningún otro proyecto que se enfoque en compilar obras con un propósito museístico. Las primeras colecciones se conformaron gracias a donaciones de los artistas y posteriormente fueron compradas por el museo. Actualmente poseen colecciones en marketplaces (Webs de comercio electrónico) como Hic Et Nunc, Rarible, Kalamint y Open Sea.
La segunda comunidad fue ¨Clit Splash¨ (Fig. 4) creada por dos mujeres con significativas experiencias en el mundo del criptoarte, Gladys Garrote y Luisa Ausenda. Ambas curadoras deciden idear una plataforma de exhibición artística, que funcionaría como un espacio de liberación femenina. Su principal motivación fue el desequilibrio entre la cantidad de mujeres y hombres que existía en el criptoarte donde también se favorece la participación masculina. Dicho desbalance, fue corroborado posteriormente al analizar la nómina de creadores cubanos en las cuatro comunidades, de modo que estudiamos un total de 98 artistas de los cuales 34 son mujeres y 64, hombres.
El proyecto presentó un guion curatorial muy sólido, el cual giraba alrededor de la sexualidad humana y estaba enfocado en el quehacer de mujeres, queer, trans y otras minorías sexuales. Buscaba convertir al criptoarte en un entorno económicamente sostenible para los artistas. La experiencia y el prestigio de sus creadoras, junto al minucioso trabajo a la hora de construir la comunidad, convirtieron a ¨Clit Splash¨ en una acreditada comunidad que legitima a los artistas seleccionados para trabajar en sus proyectos.
“Erotika”, su proyecto fundamental, fue una exposición inaugurada en línea el 29 de noviembre de 2021 y se extendió hasta el 8 de diciembre. El espectáculo perteneció a las actividades llevadas a cabo por la Semana del Arte en Miami. Se presentó con una nómina muy heterogénea de aproximadamente doce artistas entre los cuales más de la mitad eran mujeres.4
¨NFTCubaArt¨ (Fig. 5) fue un proyecto mucho más ambicioso, fundado el 20 de abril del 2021 por Gianni D’Allerta, un norteamericano con raíces cubanas con gran experiencia dentro de la tecnología y el marketing. La envergadura de dicho proyecto fue superior a los anteriores, ahora contábamos con personal especializado dentro del criptoarte y las criptomonedas. En este momento Bianchini ya había vendido “Hotel Habana” y el mundo sabía de la existencia de criptoartistas en la Isla. 5
El primer proyecto de ¨NFTCubaArt¨ fue “La Cafetera Challenge”, iniciativa que buscaba ayudar a los artistas cubanos a comercializar sus obras en marketplaces como Foundation. La primera “cafetera” fue del fotógrafo conocido como Paolo De Insta (Fig. 6) y una parte de las ganancias recaudadas se utilizaron para poner en venta las obras de otros creadores, continuando así con la “cadena de favores” de las que hablaba Bianchini. El propio D’Allerta adquirió un par de piezas de esta colección. La intención comunitaria de ¨NFTCubaArt¨ logró cumplir, como ninguna otra, su propósito de agrupar a variados artistas y potenciar la colaboración entre ellos, logrando posicionar al mayor número posible en diferentes plataformas.
¨NFTCubaArt¨ era durante el 2021, con 74 artistas asociados, la comunidad más grande y heterogénea del país. Parte de la connotación de ¨NFTCubaArt¨ se lo debe a la curadora Gladys Garrote que se incorpora al proyecto para otorgarle la funcionabilidad que supo darle a ¨Clit Splash¨ y curar la exposición colectiva “NFT Cuba Art” (Fig. 7), realizada en la galería virtual Altitudes de Oncyber en octubre del 2021. La exposición reunía la altísima cifra de 92 obras e igual número de creadores; participaron también de las labores curatoriales Beatriz Pérez y el artista David Ulloa.
Garrote calificó la exposición como “una acción de presencia, para mostrar que somos una comunidad que está creciendo” y aseguraba: “no se trata de artistas aislados, sino de artistas que están trabajando en conjunto para la promoción de sus obras y para el posicionamiento dentro del espacio del NFT, que tiene muchísima competencia”.6 Por lo cual, a finales del 2021 ya podríamos hablar de una comunidad de criptoartistas cubanos, existían referentes y toda una infraestructura encargada de la promoción de lo que estaba sucediendo al interior de la Isla. El espacio de encuentro se situaba en Twitter, donde confluían cada noche miles de interesados, artistas y coleccionistas; para intercambiar sobre experiencias e inquietudes.
La última de las comunidades que analizaremos es la realizada por la Fábrica de Arte Cubano llamada ¨nft.FAC¨. En sus inicios no surge como una comunidad sino como un concurso con el objetivo de dar apoyo técnico a artistas independientes de la Isla. El cual surge a partir de la subasta de “New York- La Habana” (Fig. 8), obra que combina fotografía digital y la música, realizada por X Alfonso. Con las criptomonedas recaudadas de su venta se logró el financiamiento de la exposición “Rostro de otra dimensión” llevada a cabo el 24 de enero del 2022 y presentaban las obras de los 34 artistas ganadores. La convocatoria garantizaba a los premiados todos los procedimientos para la visualización, promoción y posible comercialización de las piezas. No establecieron restricciones de edad, ni formación, ni manifestaciones; solo se requería ser cubanos residentes en Cuba y que las creaciones no estuvieran representadas en otras plataformas.
Esta comunidad al igual que las anteriores busca crear un espacio de apoyo para los creadores digitales en el país; pero resulta particular debido a que no fue creada desde cero para y por los NFTs. La Fábrica de Arte Cubano, siendo ya un proyecto cultural de gran envergadura, se involucró como no lo hizo ningún otro ofreciendo una oportunidad democrática y presencial a un fenómeno cuya naturaleza virtual lo hacía invisible.
El salto a la fama de los NFT luego de la venta de Beepel, pone en evidencia la verdadera finalidad de la tecnología de la blockchain. Este artista vende un NFT y lo hace en dólares, lo que demuestra el verdadero valor de los NFT para el arte, dotar a obras intangibles, como las digitales, de medios de comercialización seguros. Por ello entendemos que el criptoarte no constituye una transformación en el arte, sino un cambio en la manera en la que se ha comercializado tanto digital como físico. Podemos concluir que no existe el arte NFT, sino que un arte nativo digital, los utiliza como herramienta para sustentar la comercialización segura.
El cripto se ha abierto un nuevo capítulo en la historia del arte y a pesar de las muchas dificultades en la creación y gestión de los NFT, las comunidades sobresalen como uno de los logros fundamentales que les permitió, a los creadores cubanos, visibilidad y cooperación, dos elementos imprescindibles para navegar con éxito en el criptomercado. La comunidad de criptoartistas fue parte imprescindible del fenómeno, por lo que merece un espacio de análisis por variadas razones, entre las que podemos mencionar: su potencial democratizador del mercado del arte, la protección de la propiedad intelectual de los artistas y la generación de una gran comunidad.
Partiendo de estos beneficios entendemos la construcción de lo que se conoce como “la comunidad de artistas cubanos”, resultado de la acción en paralelo de los mencionados proyectos comunitarios. Esta masiva comunidad no fue más que la conformación espontánea de un gremio constituido por cientos de individuos bajo un mismo interés: el criptoarte; por lo cual es un producto genuino de la cooperación y sobre todo de la efervescencia de los NFT en ese momento. Se desarrolló y creció en redes sociales como Telegram, Instagram y fundamentalmente en los espacios que facilitaba Twitter, el cual fue el medio propicio para captar la atención y ofrecer una participación activa de los interesados.
Sin embargo, la innovación que ha llevado al criptoarte a la vanguardia también ha generado luces y sombras en esta nueva forma de expresión artística. En el mundo entero la gran demanda en torno a los NFT ha propiciado una escalada exorbitante de los precios y ha permitido la conformación de una inmensa burbuja especulativa. En nuestro país, la especulación se llevó a una escala mucho menor; resultaba tan complejo comercializar las obras en las plataformas que solo los verdaderos interesados invertían su dinero y sobre todo su tiempo.
Las posturas y opiniones con respecto a las artes virtuales son muy variadas; para muchos artistas y parte del público son la solución a muchos de los problemas del mercado tradicional. Evidentemente, para otro grupo constituye la decadencia y la muerte lenta de los sistemas convencionales del comercio de arte y, sobre todo, una manera capitalista de potenciar la sobreproducción desmedida de piezas que pueden ser comercializadas como objetos artísticos. La baja calidad de las creaciones es uno de los grandes conflictos de este nuevo mercado, herencia directa del tradicional que, a pesar del gran número de sensores de calidad como curadores, coleccionistas, galerías y críticos; está permeado de especulación. Así mismo, otro de los inconvenientes que han generado los NFT son los daños al medio ambiente que están causando los millones de toneladas de CO2 que emiten las supercomputadoras que realizan las transacciones de compra y venta.
La llegada de esta tecnología para Cuba constituyó, en primera instancia, una manera de librarnos de las trabas que pesan sobre nuestro país a la hora de comercializar cualquier producto. Posteriormente se comprobó que nuestra participación de este nuevo mercado se vería bloqueada, desmitificando el aludido concepto de descentralización. Ante el sesgo tecnológico de la gran parte de participantes y todas las vicisitudes que se presentaron en el camino de los criptoartistas cubanos resultó indispensable la creación de las cuatro comunidades; que no fueron un efecto dominó catalizado por la venta de Bianchini, sino proyectos que se gestaban aisladamente sin tener conciencia del interés que existía alrededor del criptoarte en la Isla. Estas comunidades han surgido de forma independiente, pero también se han entrelazado y conectado a medida que los interesados comienzan a darse cuenta de la existencia de otros similares en el país. Tanto “MOCCA” como “Clit Splash” son proyectos realizados por artistas y curadores desde Cuba y fueron la avanzada para la conformación de comunidades mayores como “NFTCubaArt”.
La entrada de los artistas cubanos a este mundo criptográfico está dada por la realidad social y política de Cuba, catalizada por los efectos sanitarios de la COVID 19 y el aislamiento. Al desaparecer estos dos últimos elementos del contexto y reanudarse el mercado tradicional muchos artistas dejaron el criptomercado; hecho influido indiscutiblemente por el descenso de valor de las criptomonedas a nivel mundial. A pesar de la actual disminución del número de artistas y la mengua de los espacios de intercambio suscitados por las comunidades; la significación del criptoarte para los cubanos durante el 2021 merece un espacio de análisis dentro de los estudios sobre arte contemporáneo en Cuba.
- Champagne lo define como la unidad de cuanta o token de Ethereum, es la forma de pago realizada por los clientes de la plataforma a las maquinas que ejecutan las operaciones. Champagne, El libro de Satoshi.
- Octavio Irving, entrevista con la autora, 27 de febrero de 2023.
- Raúl Cordero, entrevista con la autora, 10 de marzo de 2023.
- Garrote, Gladys. «La revolución digital: Primer acercamiento.» Hypermedia Magazine (2021)
- Rialta Staff, ¨Exposición «NFT Cuba Art»: una comunidad alternativa en los dominios del arte contemporáneo en Cuba ¨.