(Entrevista sobre proyecto “Telequinesis” /Primera Parte)
Por David Mateo
Artcrónica contactó en México con el artista cubano Duvier Del Dago, que estaba de visita y acababa de inaugurar una exposición en la Galería Nina Menocal con el título de “Telequinesis”, curada por Nancy Mookiena. Lo invitamos a la sede de nuestra redacción en la ciudad y le hicimos una larga entrevista que hemos decidido publicar en dos bloques. La primera parte de la conversación, que ahora entregamos, está relacionada específicamente con las experiencias, conceptos y procesos de su muestra reciente; y la segunda parte -que ya estamos editando para hacer pública también en unos días- expone comentarios y reflexiones sobre sus vivencias como creador y profesor de arte radicado en Cuba.
Artcrónica: ¿Duvier, que argumentos conceptuales y técnicos sostienen esta curaduría que estas presentando en la Galería Nina Menocal?
Duvier Del Dago: “Telequinesis” es el nombre del proyecto, y se entronca con la serie anterior “Castillos en el aire”, que tenía que ver específicamente con las telas antisépticas bordadas, con personajes y contextos en una especie de espacio utópico. O sea, cómo la gente quería de alguna manera manifestar sus deseos y concretarlos. “Telequinesis” es un poco el cómo llegar a esas cosas desde el punto de vista formal, compositivo. Estábamos buscando un nombre para esta exposición con Nina Menocal y yo no tenía la menor idea. Tenía unas impresiones serigráficas de personajes que han sido importantes dentro de mi carrera y empecé a reproducirlos, a clonarlos. En ese proceso, mientras pensaba en un título, estaba también atravesando una situación crítica: estaba muy enfermo en Cuba, en Villa Clara, con las carencias económicas. Estaba viviendo al límite con mi madre, y de alguna manera anhelaba tener super poderes, tratar de teletransportarme, salir de aquella situación y concretar cosas. Miraba mucho al pasado, cuál había sido mi trayectoria, por qué no hice esto o aquello. “Telequinesis” vendría a ser como la manera de salir de toda aquella problemática. Eso lo manifesté en la obra. “Telequinesis” es el poder de la mente sobre los elementos físicos de diferentes maneras; también es el poder espiritual que tienes para leer la mente, para llegar a un karma, a un punto de enajenación de la realidad. Hay personas que tienen estos poderes, está demostrado científicamente; pero de alguna forma yo me quería sentir así. Poder solucionar todos esos problemas y volver a reconectarme con el mundo del arte. De ahí viene el tema de esta muestra.
Artcrónica: ¿Y lograste algunos de esos propósitos de evasiva y reconexión?
Duvier Del Dago: Bueno, estoy aquí en México… Acabo de tener una linda experiencia en Oaxaca; pienso que fue reconfortante, revitalizante para mí como artista. Recodifiqué cosas relacionadas con esa clase de impresiones gráficas que no tenían mucho sentido. Había buscado la manera de seriarlas, porque se hizo un taller en el ISA de prueba y error en serigrafía, impartido por Alejandro García, el hermano de Fidel García, con toda la química y los recursos; pero yo no tenía la más mínima idea de vincularme al grabado… Y bueno, me dije: “tengo soportes suficientes y voy a empezar a imprimir estos calcos”; eran piezas que me habían quedado de la Bienal de La Habana. Esa misma serialidad se relacionaba también con este proyecto de “Telequinesis”, por el hecho de que un personaje está repetido en el mismo lienzo varias veces, está como viajando en el soporte, es una metáfora muy bonita. De alguna manera se me creaban esos espacios vacíos entre los personajes, en la composición, y me preguntaba cómo podía llenarlos. Ahí venía entonces la otra parte de la exposición, que fue lo que me aportó Oaxaca, que fue lo que me aportó estar aquí, que fue lo que me aportó trabajar holográficamente desde el punto de vista formal y emplear las representaciones que hice en los lienzos. Todo eso se lo debo al proyecto con Nina Menocal. Cuando tú te pones una meta, una fecha, eso te ayuda a proyectarte, a concretar y a aterrizar ideas para irles dando cuerpo. Ha sido un poco tormentoso, todo ha sido muy apresurado. Salí del Dengue que me dio muy malo, de una bacteria en el riñón. Tuve varios inconvenientes de salud en Cuba, muchos planes de antibiótico. Hasta llegó un momento en el que el Dengue también me afectó la personalidad, perdí muchos rasgos de mi personalidad, reflejos, y gracias a muchas personas creo que salí bien de esa historia.
Artcrónica: ¿La serie fue concebida solo para esta exposición con Nina Menocal? ¿Aquí finaliza su producción?
Duvier Del Dago: No, no, por lo general yo pienso en series largas, y “Telequinesis” está apenas comenzando, tiene bastante camino por delante. Por ejemplo, estamos ahora en el plano bidimensional, pero también podemos ir hacia el plano objetual y hasta performático. Yo siempre estoy diciendo que el arte es como un “truco de magia” delante de los espectadores. Es una puesta en escena donde los espectadores no saben que fuerza sobrehumana está actuando sobre los elementos, y en ese sentido puede ir transitando también “Telequinesis”.
Artcrónica: ¿Desde cuándo no exponías en México con la Galería Nina Menocal?
Duvier Del Dago: Yo no exponía con Nina Menocal desde el año 2008 aquí en México; pero en este momento el contexto ha cambiado, ella está realizando ahora los proyectos en su propia casa. Pero a mí no me molestó en lo absoluto porque tengo una serie que se llama “Cosas domésticas”, que también se mostró en buena medida en el Gran Hotel Manzana Kempinski en la Bienal del 2019. En ella está esa relación con los objetos de la casa, las sillas. La decoración interna de una habitación me resulta interesante, provechosa, y al mismo tiempo es un reto. Allí en la casa de Nina Menocal la decoración es totalmente ecléctica, muchos elementos compiten con las piezas de arte. También en la sala me encontré con una chimenea de un estilo muy clásico, y había dos sillas, un elemento que yo vengo trabajando conceptualmente desde hace mucho tiempo, o, mejor dicho, la idea de las sillas y las ausencias; sobre cómo dos personas estuvieron ahí sentadas hablando sobre algo. Esa instalación se convierte también en el eje central de mi exposición en casa de Nina Menocal, se trata de una pieza que hago in situ. La chimenea para mi es un símbolo de comunión, de intercambio de ideas. El fuego, a lo largo de la historia del hombre, ha sido algo que ha aunado, alrededor de él se han llevado a cabo muchos planes y proyectos. Por eso me gustó la metáfora de la chimenea. Con los hilos que salían como hacia el exterior hice una reproducción de lo que era el fuego, y dejé las sillas vacías a los lados. Y están estas dos personas, un hombre y una mujer que incorporé a la composición, ellos parecen flotar o levitar. Esta pieza la desarrollé con el principio técnico de las instalaciones con las cuerdas, esta cuestión numérica o codificada que te lleva a realizar un dibujo bidimensional. Fue también un poco regresar a los principios de la parte que más se conoce de mi trabajo, las instalaciones con luz ultravioleta. Fue bonito poder trabajar en ese espacio de Nina Menocal porque tradicionalmente en esa parte no se ubican instalaciones. Era como si tuviere un escenario creado para mi obra y no podía dejarlo pasar por alto. Al final se convirtió en la pieza fundamental de “Telequinesis”.
Artcrónica: ¿Cómo valoras hoy día ese recorrido largo de gestión promocional y comercial que has tenido con Nina Menocal? ¿Qué beneficios ha aportado al desarrollo de tu obra?
Duvier Del Dago: Creo que he sido muy afortunado por poder estar en el camino de Nina Menocal, y viceversa, que ella también haya encontrado mi obra. Hemos tenido una relación muy buena. Sigo trabajando con otras galerías; pero siempre he dicho a modo de broma que Nina Menocal es mi “galería madre”. La conocí cuando nació mi hija, sucedieron muchas cosas en mi obra en el momento específico en el que la conozco y comenzamos a intercambiar. Realmente le debo mucho, me ha llevado a muchas ferias internacionales. Hicimos varios proyectos en Miami, Nueva York, y aquí mismo en México. Ha sido una persona que siempre ha estado muy pendiente de mi trabajo. Me ha presentado a muchos coleccionistas interesantes que han legitimado mi obra en el territorio mexicano, como Alfredo Chedraui, Ana María Olabuenaga, Isaac Sasson… He tenido varias piezas grandes, de las más importantes de mi trabajo, emplazadas en las casas de esas personas, y en las agencias, empresas, en espacios que te dan crédito, que te conectan con otros públicos y te llevan hacia otros tipos de coleccionistas. Uno de los proyectos más importantes que he realizado con Nina Menocal es este; comenzar a trabajar con un plano del lugar y que mi obra ya esté concebida para ese escenario residencial.
Artcrónica: Sabemos que Nancy Mookiena fue la curadora del proyecto. ¿Cómo fue el intercambio con ella?
Duvier Del Dago: Nancy fue un apoyo total para este proyecto; sobre todo para la parte instalativa y su concepción dentro del sitio. Igual que Richard Ávila, el director ejecutivo de la galería. Ellos me ayudaron mucho porque había que modificar una de las paredes de la casa y colocar las puntillas, 850 puntos exactamente. No todo el mundo está dispuesto a aceptar esas perforaciones en casas de este tipo. Ellos se arriesgaron y el resultado está ahí. Ahora Nina Menocal está orgullosa de esa pieza. Todo el mundo intervino para que se hiciera la obra y se quedara en el lugar.
Artcrónica: ¿En la actualidad tienes un compromiso exclusivo con la Galería Nina Menocal o trabajas con otras galerías o circuitos internacionales?
Duvier Del Dago: No tengo un contrato de trabajo exclusivo; aunque con Nina Menocal aquí en México sí tengo una relación estrecha, prioritaria, y en eso soy muy cuidadoso. Pero en Europa trabajo con Odile Ouizeman, en Francia, París; trabajo con ArteMorfosis (Zúrich, Suiza)) que ahora tiene una sede en La Habana; en Beirut trabajo con South Border Gallery y también con otros free lance. Este es un mercado que me interesa muchísimo y he estado emplazando obras en el Líbano. Hubiera podido trabajar más si el ambiente no hubiera sido tan beligerante en los últimos tiempos. Estuve trabajando por un periodo también en Miami con TUB Gallery, fue un proyecto que duró poco. En realidad, he tenido mala suerte con Estados Unidos, que es el mercado principal o más fuerte para los cubanos. No sé por qué, he estado en residencias en Vermont, estuve en The Fountainhead; sin embargo, mi trabajo con la galería TUB duró poco tiempo Wynwood, un año nada más, ellos cerraron rápidamente. Lamentablemente la situación política no favorece para nada ahora estos intercambios. En Europa sí he podido desarrollar muchas becas importantes: Atelier Calder en Francia, Pabellón en París Palais de Tokio, son becas que te legitiman de alguna forma. España también ha sido muy hospitalaria conmigo y con mi obra; sin embargo, desde el punto de vista de mercado Europa no ofrece mucho.
Artcrónica: ¿Crees que ahora mismo en Cuba hay opciones promocionales y comerciales como las que te ha estado ofreciendo la Galería Nina Menocal desde hace años?
Duvier Del Dago: Lamentablemente, después de la Covid se sabía que iban a ser dos años por lo menos de estancamiento, hasta que las instituciones se restablecieran, hasta que los centros del poder del arte volvieran a respirar. Pero pasaron esos dos años y no ocurrió ese proceso de restablecimiento, ni se va a producir ya, me parece. Y te pongo un ejemplo, al Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana llegó un proyecto muy interesante para exponer a 50 artistas cubanos en un Museo importante en Praga, una iniciativa que sonaba muy bien. Yo me dije: “bueno, ya comenzamos a conectarnos de nuevo con el mundo exterior”. Yo estaba en esa nómina, pero los coordinadores solicitaron en préstamo una obra de Wifredo Lam del Museo, y al no ser aprobada la solicitud se cayó el proyecto. También se estaba desarrollando otro proyecto para Noruega, pero ya ha pasado un año y todavía no se ha concretado, y así sucesivamente podría ponerte otros ejemplos, se van diluyendo las oportunidades. A lo largo de mi carrera, yo he tenido la suerte de navegar entre los emergentes y los consagrados, pero ahora ya no es igual. Antes yo estaba solo tres meses en Cuba durante todo el año porque eran proyectos tras proyectos, y esa cantidad de iniciativas han mermado en Cuba tremendamente. Y mi “galería madre”, como yo le digo, siempre me ha salvado de alguna forma. Nina Menocal me ha dado la posibilidad de poder mostrar lo que estoy haciendo ahora y eso se lo agradezco enormemente.
México, septiembre de 2025.