
BIOGRAFÍA
Nacido en 1927 en Matanzas, falleció en La Habana en 2001. Procede de una familia humilde, fue aficionado al deporte, disfrutaba de los encuentros deportivos y en su juventud, en sus ratos libres, practicaba levantamiento de pesas y atletismo.
En 1944 ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro en La Habana donde se gradúa en el año 1949. Fue alumno destacado de Juan José Sicre y Jesús Casagrán.
Siendo alumno de primer año en San Alejandro participa en la exposición colectiva Presencia de Seis Escultores. Desde sus primeras exposiciones da muestra de madurez y audacia.
Cuando aún era alumno de Sicre, fue el punteador de la cabeza del monumento a José Martí situado en la Plaza de la Revolución.
Fue miembro de la Asociación de Grabadores de Cuba y del Grupo de los Once en La Habana, hasta el año 1955, en que obtiene una beca para realizar estudios en Europa y se radica en París.
En 1957 se integra al Movimiento Surrealista en París, Francia. Desde entonces André Bretón elogia sus obras, reconoce su trabajo como artista y presenta algunas de sus exposiciones. En Europa se consolida y desarrolla profesionalmente y allí transcurre la mayor parte de su etapa creadora.
Su obra se distingue por tres períodos fundamentales, el primero comprende desde sus inicios en La Habana hasta su llegada y permanencia en París y se destaca por su trabajo con la madera. En el segundo período consolida el trabajo con el mármol, granito y basalto. Aquí se evidencia una gran madurez profesional, sus obras alcanzan mayor abstracción y juega un rol definitivo Carrara. El tercer período se caracteriza por el trabajo con el bronce.
Era muy dedicado y meticuloso con su trabajo. Le gustaba bocetar en papel las obras antes de llevarlas al material donde las esculpiría. Siempre mantuvo la fidelidad a la cultura a la que perteneció.
Participó en Simposios internacionales en Australia, Japón, Canadá y Corea. Algunas de sus obras se encuentran emplazadas en importantes lugares del mundo.
Agustín Cárdenas tuvo 5 hijos Arlen, Timour, Bouba, Solano y Fernando (Nando). Solano ha seguido sus pasos como pintor y escultor. Fue amigo de Wilfredo Lam, Fayad Jamis, Alejo Carpentier y otras destacadas personalidades.
Francia lo ha proclamado como uno de los 10 escultores más grandes del Siglo XX.
Recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1995.
COMENTARIO
(…) El universo de Cárdenas resplandece así con su sol particular, que evoca para nosotros ya, aquí, siglos y siglos. Fenómeno raro en el mundo de las formas inventadas, es un universo que, desde el inicio, revela lo orgánico, la sombra y claridad juntas, la paciencia a través de la materia, la alianza ilimitada de lo que es tórrido y de lo que es nocturno. Un universo, lo he dicho, que ilumina su propio pasado, que exalta su eternidad: sus hojas descompuestas que yo imaginaba sobre el mármol, esta erosión donde el pulimento del artista ha reemplazado el daño de las estaciones, esas lianas que entreveo crecer a lo largo de los tótems, todo eso es la memoria de Cárdenas, es su obstinación por profundizar.
Y puesto que poco importa qué material ha sido trabajado (madera o mármol: negro encrespado del cuerpo en surgimiento o blanco terco del cuerpo escondido), Cárdenas nos cuenta una historia legendaria. Mejor, él está dentro de una historia (…)
(…) Para mí, la obra de Cárdenas es una de las primeras en el arte moderno, en sentir de pronto la presencia de la historia. No es que él haya querido manifestar tal o más cual suceso: esto ha sido dejado a los exégetas de lo real. Ni tampoco que haya decidido una fecha o una cronología por la cual cada una de sus obras habría seguido con soltura el pretexto de un camino: esto se les deja a los facilistas, que no comprenden el arte sino como un estrecho informe de lo vivido.
No, hay un sueño debido en el universo de Cárdenas; y hay también tormenta. Hay distancia y detalle; hay fábula y realidad. Pero henos aquí sometidos a este mandato del escultor, gracias al cual nos lleva a bordo de una luz muy actual: como si hubiera recuperado algo del fondo del tiempo para proponérnoslo, para dárnoslo, abiertamente, sin otra forma de aparato.
Un universo recuperado, un recuerdo consumido, un futuro que se agita bajo nuestros ojos: la historia de los hombres. He aquí la justicia de Cárdenas: justicia del motivo, legitimidad de la búsqueda, actualidad «abierta» de la obra, tenacidad sagaz y confiada de aquel que entrevé quizás otros espacios, otros soles. Escultura «significante» también, es decir, que explicita su moral y su devenir. Es el milagro de este arte de tal forma concreto, salvaje o fluido, rígido secreto, de animar sin tardanza lo que pudiera denominarse una «espiritualidad».
No basta decir que Cárdenas es cubano de origen africano. Es cierto, existe la indicación de esta memoria que yo he dicho. Se perciben bien el enlace apasionado, el flujo del tiempo, todo ese sol y toda esa sombra en la arcilla, y esta voluntad de continuar a partir del primer árbol ennegrecido.
Pero lo que sorprende es la decisión del escultor de apresurar estos datos del punto de partida, de alternar su materia, por rotación o diversidad. En ello también él se adapta a la época actual. Cuando, por ejemplo, un día dice: «Quiero hacer tótems horizontales», sé bien que en él no se trata en su caso del capricho de un artista, sino de una exploración necesaria en el lindero de su bosque. Es posible que, una vez traspasado el lindero, surja un nuevo campo, adornado para lo descifrable. (…) Cárdenas está en la encrucijada de la historia: él armoniza una herencia fabulosa y una tensión moderna. Sin esfuerzo aparente, sin retórica, esencialmente.
(…) Tal es la generosidad del escultor: él pretende que su hallazgo sea erigido con la participación de todos. (…) No lo encerremos dentro de categorías: veámoslo como la antigua ciudad de barro rojo, en medio de las llanuras donde los pueblos sufren, en la metrópolis futura. Lo que él nos arranca, más allá de las perfecciones y las bellezas, es el consentimiento al Otro. Los mundos abiertos, la obra concertada, el conocimiento compartido.
Observemos desde ahora que el ímpetu de una parte (los tótems), la respuesta y la concentración de la otra parte (los mármoles), jamás renuncian a una ventilación de la materia: porque existen, de seguro, agujeros en el volumen esculpido; pero también para este abandono por la espiral, por apartarse de sí, por el movimiento que gira, que reúne a los tótems y los mármoles, los bustos resurgidos y los grandes árboles quemados, las mariposas sorprendentemente ligeras en su masa y las cabezas envueltas en su paño de piedra. (…).
(…) Tomen en cuenta su lento avance desde la primera noche, vean cómo niega la disgregación y el aniquilamiento. Vean cómo él también reúne la memoria del futuro. De esta forma está opuesta a la muerte una negativa donde la muerte es aceptada, vencida. Toda leyenda es tranquila. Y el sol un día se extinguirá, pero la sombra del hombre, Cárdenas nos lo anuncia, habrá alcanzado planetas más secretos.
Fragmentos de El legendario mundo de Cárdenas de Edouart Glissant.