
BIOGRAFÍA
Roberto González. La Habana. Cuba. 1972
Graduado de Diseño Gráfico. Instituto de Diseño de La Habana. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. UNEAC.
El artista ha realizado alrededor de 15 exposiciones personales entre las que destacan:
1999- “Vieja pero Habana”. Museo de La Ciudad de La Habana. La Habana. Cuba.
2001- “Intramuros”. Convento de San Francisco de Asís. La Habana. Cuba.
2002- “Atrapando el ingrediente”. Museo de las Américas. San Juan. Puerto Rico.
2003- “La otra dimensión “. Arts Amica – Friend of cuban arts. Marriott Copley place, Boston. Massachussets. Estados Unidos.
2004- “Dime con quién andas”. Galería Havana Club. Museo del Ron. La Habana. Cuba.
2006- “Cada loco con su vuelo”. Plaza Kukulcan. Cancún. México.
2008- “Isla”. Galería La Acacia. La Habana. Cuba.
– “La otra mirada”. Galería Espacio 304. Hato Rey. Puerto Rico.
2010- “Historias cotidianas”. Sala Lam. Oficina Diplomática de Cuba en Bonn, Alemania. Galería Havanne. Bremen. Alemania. Galería Artana. Latinamerican fine art. La Haya. Holanda.
2012- “Hombre al agua”. Galería Enlace-Arte Contemporáneo. Lima. Perú.
2015- “Identidad”. Galería Enlace- Arte Contemporáneo. Lima. Perú.
Más de treinta exposiciones colectivas, entre las que destacan:
2000- “Pintura Posmedieval cubana”. VII Bienal de La Habana. Convento de San Francisco de Asís. La Habana. Cuba.
2003- “Exposición colectiva”. The Gallery at 225 Summer Street. Boston. USA.
2004- “Entre visiones” Uri Art Gallery. Puerto nuevo. Puerto Rico.
2007- “Expo de la colección de arte de Ignacio Cortés por la celebración del 70 aniversario del Chocolate Cortés”. Museo de Arte de Caguas (MUAC). Puerto Rico.
2008- “Expo colectiva” Galería Mason Murer. Atlanta. USA.
– “ARTBO” Feria Internacional de Arte de Bogotá. Colombia.
2009-“Arte contemporáneo de Cuba”. Sala Erenhalle de la Alcaldía de Nuremberg. Alemania. Y en Moderne Gallerie. Amsterdam. Holanda.
– “Arte cubano contemporáneo en Malasia” Galería Nacional de Arte de Malasia. Kuala Lumpur.
– “Affordable Art Fair. Amsterdam. Holanda.
2024- “Tensiones y pretensiones”. Musa Galería. Barranquilla. Colombia.
2024- “Centinela”. Nahualli Art Gallery. Nueva York. USA.
Subastas:
2001- Primera Subasta de Arte Puertorriqueño y Latinoamericano. Hotel San Juan Grand. Puerto Rico.
2003- Gran Subasta de Arte Puertorriqueño y Latinoamericano”. Hyatt Regency Beach Resort and Casino. Dorado. Puerto Rico.
2004- “Subasta Christie’s, Art d’ Amérique Latine, 10 de junio. Paris. Francia. Edición de Arte Latinoamericano, realizada por única vez en Europa.
2005- “Subasta Sotheby’s, Arte Latinoamericano”. 25 de mayo. Nueva York. USA.
2007- “Subasta Sotheby’s, Arte Latinoamericano”. 30 de mayo. Nueva York. USA.
– “Subasta Sotheby’s, Arte Latinoamericano”. 21 de noviembre. Nueva York. USA.
2009- “Subasta extraordinaria de la Sala Retiro. Caja Madrid. Octubre. España.
Ha realizado varios murales colectivos junto a grandes artistas de las artes plásticas cubana; y tiene obras en colecciones privadas de Estados Unidos, Puerto Rico, Panamá, Argentina, Republica Dominicana, México, Colombia, Perú, España, Portugal, Francia, Japón, Alemania, Australia, Bélgica, Holanda y Cuba.
COMENTARIO
Mi obra, dentro del arte contemporáneo, es una suerte de propuesta reflexiva. Aparenta ser surrealista, pero es muy consciente. Yo diría que es más cercana al simbolismo.
Trabajo casi siempre la técnica del acrílico sobre lienzo, en los que plasmo lo que me inquieta, lo que me motiva, ya sea positivo o negativo. Es la realidad que me rodea y la universal.
A lo largo de mi carrera he trabajado casi siempre por series y una va dando paso a la siguiente. Aunque esto no quiere decir que haya dado por concluida la anterior. “Dime con quién andas”, “Historias cotidianas”, “El muro”, “Profundo” y “Zona de confort”, son algunos ejemplos que en algún punto se entrelazaron y una dio origen a la otra.
Soy un observador exhaustivo, un soñador, y por lo tanto puedo estar tratando en el lienzo un tema escabroso o desgarrador; pero lo hago de una manera poética, desde la belleza estética; no es un adorno, tal vez sea ironía, humor o ardid para atrapar la mirada del espectador. De manera que desde lo visual este pueda adentrarse en una reflexión según su capacidad de fabular o experiencia personal. En este punto solo me interesa sugerir y que el espectador continue la historia.
Roberto González
Cuando arde la zona de confort
Por Alex Fleites
Tengo para mí que, más que un excelente pintor –lo que resulta evidente–, Roberto González es un pensador profundo y un insuperable creador de metáforas. Unos discurren mientras caminan; otros, en los minutos que anteceden, cada noche, al sueño; los hay que se apartan “del mundanal ruido” para cavilar “profesionalmente”, para tratar de explicar el mundo en sus complejas relaciones, y de ahí salen teorías buenas o malas, cuerpos categoriales, entramados de concepciones filosóficas que, en ocasiones, lejos de iluminar proveen de mayor oscuridad a los misterios eternos.
Roberto piensa mientras pinta. Y, en consecuencia, hay una identidad de hierro entre sus ideas y sus obras. Como trabaja por series temáticas, un asunto es enfocado desde ángulos disímiles, explorado con minuciosidad, agotado temporalmente. Este último adverbio lo he colocado con toda intención, pues estoy seguro de que el artista, con el tiempo, empezará a “revisitarse”, y no podemos descartar que, con su intensidad característica, hasta llegue a trabajar simultáneamente en varias series. Ese ejercicio de polifonía que le auguro tiene que ver con nuestra esencia nacional, nuestro barroquismo cuando intentamos dirimir los asuntos del cotidiano existir. Nuestra concentración es múltiple, y va a la razón partiendo de diversas líneas discursivas.
Por estos días RG anda empeñado en una colección que ha dado en llamar, no sin cierto matiz irónico, Zona de confort. Se trata, como en un área extensa de su trabajo, de elementos centrales que acaparan la mirada, insertos en composiciones más bien minimals. Una concentración del discurso que no deja espacio a la distracción. Lanza sus dardos directos al centro de nuestra sensibilidad, en donde, efectivamente, impactan. Lista de espera es una poltrona alada, la nave que puede transportarnos a otra dimensión de la existencia, que es como decir a un lugar donde nos están deparadas menos penurias materiales. Lo curioso es que lo que sugiere la obra, al menos a mí, es que el propietario del artefacto espera obtener el cambio de ámbito sin apenas esfuerzo. Serán las circunstancias, y no su hacer, las que decidan el nuevo rumbo de su vida. Ya se sabe que para los isleños el viaje, tanto como un anhelo, es una imposibilidad. Y las empecinadas circunstancias políticas que vivimos desde hace seis décadas acentúan esas dificultades y potencian esos afanes.
“Vas a echar raíces”. La frase común sirve para expresar que estamos esperando en vano, que permaneceremos por tanto tiempo en el mismo sitio que de nuestra anatomía comenzarán a brotar esos tentáculos que van a afianzarnos al sitio. En este caso, “El trasplante de la raíz” nos remite a una maleta que, a fuerza de estar inmóvil, ha terminado fundiéndose con el paisaje, y sobre ella ha crecido un árbol frondoso. En el sistema de nuestras creencias populares se pauta la necesidad de, cada fin de año, dar una vuelta a la manzana con una maleta vacía.
Eso propiciará que el tan deseado viaje termine realizándose. La efectividad del rito siempre está en entredicho, y cuando no resulta bien con arreglo a los sueños de la persona, terminamos creyendo que algo habremos hecho mal, que el próximo diciembre volveremos a intentarlo. Sin embargo, este árbol que Roberto nos muestra se ve sano, alzándose pujante. A pesar de la gama escogida, ocres, sienas, no es una estampa sombría. ¿Estará diciéndonos que aún por encima de la adversidad podemos hallar cierto grado de realización, aunque sea esa pequeña cuota de felicidad que todos creemos merecer? Como se notará, aquí hay un mensaje paradójico. Pero la paradoja es más frecuente de lo que creemos.
“Home sweet home” es el fuego, la apoteosis del color. Todo arde. Principalmente la zona de confort, las concepciones arcaicas, los saberes estratificados, las supersticiones y hasta lo que creíamos nuestros cimientos más firmes: la familia. Es la crisis total, el estiramiento doloroso que ha de derivar en un nuevo momento de nuestra existencia.
Las obras de RG tienen un fuerte componente autobiográfico. Pero no nos detendremos en este aspecto, que siempre tendrá carácter anecdótico y no le agrega ni le quita un ápice de eficacia comunicativa al cuadro. Igual, no hay modo de que la vida del artista deje de ser su materia prima y su laboratorio.
Toma de ahí, parte de ahí para abrirse a un mundo de posibilidades de goce estético e introspección colectiva, para seguir por el camino de lo paradojal.
Por último, “Mesa redonda”. La vacuidad del gesto, las palabras hueras, el destino tramposamente circular. Todos los convocados a la “tabla” deberían tener igual jerarquía. La falsa unanimidad, el igualitarismo mentido y ramplón. Y para colmo, la superficie es cóncava, que no podría sostener ni siquiera los brazos de los que acudan al llamado de no se sabe muy bien de quién o qué.
Queda claro que el arte es polisémico, y que lo que para mí puede significar una obra no tiene que ser lo mismo para otro observador. Sólo consigno aquí las ideas que las ideas de RG me provocan. De más está decir que son piezas hermosas, de fino acabado, en abierto contrapunto entre la placidez visual y lo intrincado del concepto. Es un arte que denota gran metier de su autor, tipo sensible, dinámico y locuaz, no solo con el pincel en mano.
Roberto Gonzáles pinta y piensa; pinta y se piensa; pinta y nos piensa; y, por si esto no bastara, nos da material para pensar. Coleccionistas, galeristas y estudiosos del arte cubano: sigan atentos a su trabajo en ascenso.
(Latin American art magazine. Vol. 23.2012)