Shirley Moreira

San Nicolás de Bari, Mayabeque, 1990. Reside y trabaja en La Habana. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

ESTUDIOS

2013-2014

6^to Taller de Fotografía de la UNEAC, La Habana.

 

2013

Graduada con Título de Oro de la Licenciatura en Historia del Arte en la Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana.

2012

Diplomado en Cultura Mexicana. Auspiciado por la Universidad Autónoma de México y el Centro Internacional de Lengua y Cultura de México, La Habana.

DESEMPEÑO PROFESIONAL

Actualidad: Curadora y crítico de arte independiente.

2019-actualidad

Directora editorial de la revista Negra. Escuela de Fotografía Creativa de La Habana.

2014-actualidad

Profesora de Creación de proyectos y Apreciación y Composición Fotográfica en la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH).

Curadora de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH).

2017

Curadora y crítico de arte en la Muestra Joven ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), La Habana.

2015-2016

Curadora de la Colección del Consejo Nacional de las Artes Plástica (CNAP), La Habana.

2014-2016

Miembro de la Comisión de Selección de Obras de Arte para la Colección del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP).

2013-2016

Editora en Artecubano Ediciones, sello editorial del Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP).

PUBLICACIONES

“Construir la idea y deconstruir la forma”, CdeCuba Art Magazine, No. 27, julio, 2019.

“Chamacos de la ciudad: los azares de un nuevo estilo”, revista Negra, No. 34, enero-febrero, 2019.

“Cambiar la forma y conservar el alma”, blog Art OnCuba [sic], 14 de enero de 2019.

“Pintor de realidades”, en Andrey Quintana 2008-2018. Libro-catálogo. Edición CdeCuba Art Books, pp. 24-30.

“#cronicassentimentales o la necesidad de redescubrir la pintura”. Palabras al catálogo de la exposición #cronicassentimentales. Galería Villa Manuela, La Habana, agosto, 2018.

“De la implosión a la explosión de realidades”. Palabras al catálogo de la exposición Implosión. Galería Carmelo, Calzada y 8, El Vedado, La Habana 14 septiembre-14 octubre de 2017.

“Carteles para una Muestra Joven”, Bisiesto. Diario de la 16 Muestra Joven ICAIC, La Habana, No. 3, 2017, p. 3.

“Ciudades paralelas”. Palabras al catálogo de la exposición Ciudades paralelas. Maqueta de La Habana, marzo-abril, 2016.

“Antes del despegue”. Palabras al catálogo de la exposición Ascensión. Galería El Reino de Este Mundo, Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, La Habana, marzo-abril, 2016.

“Papeles de Cuba”. Palabras al catálogo de la exposición Instinto Básico. Obra sobre papel en la Colección del CNAP. Instituto Cervantes, Roma, 18 de febrero-2 de abril de 2016.

“Convergencias y particularidades en el Arte Cubano Contemporáneo”, Artecubano, La Habana, No. Especial [sic], 2015, pp. 94-95.

“Réquiem por el hombre perfecto”, Noticias de Artecubano, La Habana, 2015, p.11.

“Réquiem por la utopía”. Palabras al catálogo Réquiem, del artista cubano Adrián Fernández, Aurelia Ediciones, 2015, p. 10.

“La imagen como epicentro”, Art OnCuba, La Habana, 2015 [sic].

“Ciudad de fe”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 11-12, 2015, pp. 11-12.

“De paisajes y soledades. La pintura sensitiva de Alejandro Campins”, Artecubano, La Habana, No. 2, 2015, pp. 46-49.

“De la multiplicidad técnica a la agudeza del mensaje. Un acercamiento a la obra de Alex Hernández”, Artecubano, La Habana, No. 1, 2015, pp. 88-91.

“Pintura fresca: algunas notas sobre la reedición”, Hazlink. Publicación de Arte Cubano Contemporáneo, No. 19, agosto, 2015, pp. 1-2.

“Cartografía de la creatividad”. Palabras al catálogo de la exposición Convergencia, galería El Reino de Este Mundo, Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, julio-agosto, 2015.

“José Manuel Fors: del objeto a la imagen… y viceversa”, Negra. Revista de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana, No. 12, mayo, 2015, pp. 4-11.

“La república blanca de Glauber Ballestero (Glauber Ballestero’s White Republic)”, Art OnCuba, La Habana, no. 6, marzo-mayo, 2015, pp. 54-57.

“Redescubriendo al héroe”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 2, 2015, p. 4.

“Nuevos bríos en la pintura cubana… A pesar de la tormenta”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 12, 2014, p. 7.

Palabras al catálogo de la exposición fotográfica colectiva 9 x 2. Galería Félix Arencibia de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH), 23 de diciembre de 2014.

“El arte cubano apuesta por la utilidad de la historia”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 10, 2014, p. 7.

“Entre dos islas y un mar amarillo de sensaciones”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 7, 2014, p. 3.

“Cuando la soledad deviene Avalancha”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 6, 2014, p. 3.

“Una mirada histórica desde el arte. Re-descubriendo la cartografía insular”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 1, 2014, p. 14.

“Donde la exclusividad carece de importancia”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 10, 2013, p. 13.

“Las urdimbres conceptuales del Apaloosa”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 9, 2013, p. 11.

“Primeros pasos… Avances de una carrera artística prometedora”, La Gaceta de Cuba, La Habana, No. 3, mayo-junio, 2013, pp. 63-64.

“Que no se apague la vela”, En Vivo. Revista Cubana de Radio y Televisión, La Habana, No. 05, septiembre-octubre, 2012, p. 7.

“A favor del arte cubano joven, contra todo tipo de dogmas y, por supuesto, contra la toxina”, El Caimán Barbudo, La Habana, edición 369, marzo-abril, 2012, p. 28.

“Los enigmas de una mirada. A propósito de la producción plástica de Niels Reyes”, Artecubano, La Habana, No. 3, 2011, pp. 74-76.

“Cuando el acero cobra vida. A propósito de la obra de Eliseo Valdés”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 10, 2011, p. 15.

“Más allá de imágenes fragmentadas”, Noticias de Artecubano, La Habana, No. 6, 2011, p. 15.

“Descubrir las cucarachas del armario: Un desafío a la sensibilidad”, La Gaceta de Cuba, La Habana, No. 1, enero-febrero, 2011, pp. 62-63.

ENTREVISTAS

“La abstracción como revelación y destino”. (Entrevista al Premio Nacional de Artes Plásticas, Pedro de Oraá), Artecubano, La Habana, No. 1-2, 2016, pp. 10-13.

“Con sombrillas para el sol y patines en el hielo”. (Entrevista a Duke Riley), web [de] Art OnCuba, marzo, 2015 [sic].

“La arquitectura de los museos. Una conversación con Mario Coyula”, Artecubano, La Habana, No. 3, 2013, pp. 34-38.

CURADURÍA

Habáname. Exposición colectiva de fotografía. Galería Félix Arencibia de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana, abril, 2019.

Asia Revelada. Exposición personal del artista Dan Ko. Galería Félix Arencibia de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana, noviembre, 2018.

#cronicassentimentales. Exposición personal del artista Chuli Herrera. Galería Villa Manuela, agosto, 2018.

Implosión. Exposición personal del artista Andrey Quintana. Galería Carmelo, Calzada y 8, El Vedado, La Habana, 14 septiembre-14 octubre 2017.

Contaminaciones. Exposición colectiva de video arte. Galería del Cine Charles Chaplin, La Habana, 4-9 abril 2017.

Historias Cotidianas. Exposición colectiva. Galería del Memorial de Bayamo, Granma, Cuba, 18 octubre-18 noviembre 2016.

Fuerza y sangre. Imaginarios de la bandera en el Arte Cubano Contemporáneo. Gran Teatro de La Habana, agosto-noviembre, 2016.

Ascensión. Exposición colectiva. Galería El Reino de Este Mundo, Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, 18 de marzo-18 de abril de 2016.

Instinto Básico. Obra sobre papel en la Colección del Consejo Nacional de las Artes Plásticas. Exposición colectiva. (Junto a Isabel Pérez). Instituto Cervantes, Roma, 18 de febrero-2 de abril de 2016.

A la sombra de mi bandera. Exposición colectiva de fotografía. Memorial José Martí, La Habana, diciembre de 2015-enero de 2016.

Convergencia. Exposición personal del artista Niels Reyes. Galería El Reino de Este Mundo, Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, julio-agosto, 2015.

Quiero ser lo que puedas ver. Exposición colectiva de fotografía. Bóveda k 4, Fortaleza San Carlos de la Cabaña, Zona Franca, Colateral a la 12 Bienal de La Habana, 21 de mayo-22 de junio de 2015.

9 x 2. Exposición colectiva de fotografía. Galería Félix Arencibia de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana, diciembre de 2013-enero de 2014.

Paisajes extraordinarios. Exposición colectiva de fotografía. Galería Félix Arencibia de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana, septiembre-octubre, 2014.

EDICIÓN

Edición del catálogo Instinto Básico. Obra sobre papel en la Colección del CNAP. Artecubano Ediciones, 2016.

Edición del catálogo del artista cubano Adrián Fernández. Aurelia Ediciones, 2015.

Edición del libro André Massón. Vagabundo del surrealismo. Artecubano Ediciones, 2015.

Edición del catálogo Zona Franca. Exposiciones Colaterales a la 12 Bienal de La Habana en el parque Histórico Militar Morro Cabaña. Artecubano Ediciones, 2015.

Edición del catálogo Colección Consejo Nacional de las Artes Plásticas (2008-2013). Arte Cubano Contemporáneo. Artecubano Ediciones, 2015.

Edición del catálogo del artista cubano Michel Mirabal. Artecubano Ediciones, 2014.

Revisión y edición de 26 libros de la “Colección Espiral” del sello Artecubano Ediciones (2013-2016).

CONFERENCIAS

2017

Conferencia sobre la fotografía de paisajes en Cuba. Taller de fotografía de paisaje. Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH).

Conferencia sobre la fotografía documental en Cuba. Taller Internacional de Fotografía Documental. Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH).

2016

Conferencia sobre Historia del Arte Cubano. Escuela de enseñanza media. Tarquinia, Italia.

Conferencia sobre el retrato femenino. Taller de fotografía de retrato. Escuela de Fotografía Creativa de La Habana (EFCH).

2015

Conferencia sobre Apreciación de la Fotografía. 8^vo Taller de Fotografía de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

2014

Conferencia sobre José Manuel Fors. Evento teórico de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana. Fábrica de Arte Cubano, La Habana.

OTRAS ACTIVIDADES

2014

Jurado en el XXI Salón Roberto Diago, Matanzas.

Contactos:

Teléfonos: +53 52 610 433 / +39 340 552 9986

E-mail: shmoreirav@gmail.com

La imagen como epicentro

Shirley Moreira

Adrián Fernández (La Habana, 1984) es uno de esos artistas de intelecto inquieto. Para él la imagen no es solo apoyo visual, sino que cobra vida en cada una de sus propuestas y deviene esencia de su condición creadora. Aun rodeado de los más disímiles escenarios, Adrián no siente que todo pueda ser un motivo eficaz para emitir un discurso coherente a través de la fotografía. Con suspicacia analiza el entorno, los impulsos, las ideas. Se debate en la selección de un tópico novedoso y lo suficientemente versátil para que, aun emergiendo del contexto en el que se desenvuelve, sea capaz de conectar con un universo mayor de significados.

En su quehacer el artista se adentra en el ámbito de lo visual. Le interesa explotar al máximo las posibilidades del medio fotográfico y llegar a un resultado formal que dialogue sobre el individuo y la identidad sin la necesidad de volver sobre códigos manidos. En la dinámica del proceso creativo pocas veces se conforma con los resultados iniciales. Cada idea ha de representar un reto, cada obra debe ir más allá de las búsquedas de la anterior. Sin embargo, contrario a su inventiva inquieta, la concreción del trabajo es sumamente organizada. Su quehacer se ha caracterizado por la presentación de series fotográficas que muchas veces se desprenden unas de otras a partir de conexiones conceptuales comunes, pero no por ello dejan de proyectarse con independencia y vida propia.

En sus primeros trabajos, aun como alumno del Instituto Superior de Arte (ISA), el joven fotógrafo centra su mirada en las problemáticas del entorno citadino. Le interesaba discursar sobre la sociedad, solo que no le atraía la estética visual de La Habana carcomida, de ambiente popular y sábanas en los balcones. En busca de nuevos asideros descubrió variantes discursivas en una Habana otra, silenciosa y neutra, alejada de todo ese pintoresquismo decadente. Se dirigió entonces a los barrios residenciales de la capital, esos que aun guardaban la esencia de cierta postura burguesa de los años prerrevolucionarios. Así, detenido frente a aquellas viviendas, sintiéndose sobrecogido en sus humanas dimensiones, Adrián comenzó a concebir lo que sería su única serie de carácter documental: Estilo de vida (2007-2009).

Pasado medio siglo las viviendas permanecen incólumes, dejando fluir en ellas los rezagos de un estilo de vida de altos estándares. Pero algo ha cambiado. Ahora para los moradores no es importante mostrar la opulencia de las fachadas realizadas en el estilo arquitectónico de moda, sino esconderla de ojos curiosos y mal intencionados, al valerse de rejas, vallas o plantas. Las fotografías que tomaba el artista (vistas panorámicas y en blanco y negro) funcionaban como cuestionamiento y análisis de esa otra realidad palpable y no tan difundida de un sector de la sociedad cubana. Las casas devenían símbolos de la nostalgia hacia un modo de vida ideal, de un status alcanzado en otro tiempo y del cual se intentaba, al menos, mantener la esencia.

Una vez iniciado el trabajo, el tema en cuestión comenzaba a mostrarle al artista otros caminos interesantes. De tal modo no se limitó a documentar los espacios exteriores de las viviendas, sino que, con vocación de sociólogo, logró adentrarse en la intimidad de aquellos lugares y corroborar la conclusión a la que arribara con el estudio de las fachadas. Sobrecogido por la grandilocuencia y las eclécticas decoraciones, Adrián comenzó a darle vida a la serie Retratos (2008-2011). En esta ocasión no eran los moradores los que posaban para las fotos, sino los elementos del hogar, los cuales captados tal y como los habían dispuestos sus dueños, ofrecían la visión de cierta añoranza hacia el pasado y la idea de la aglomeración como metáfora de opulencia. En determinadas circunstancias por los objetos conocemos a las personas: esta es la máxima que parece aportar el artista. En dichos trabajos se desliga del blanco y negro y comienza a otorgarle importancia al color. Las composiciones perfectamente estructuradas, la frialdad y atemporalidad de los espacios, la acumulación y convivencia de objetos disímiles, son algunas de las claves que nos permiten formular un discurso asociado a las maneras en que los componentes materiales terminan por configurar la identidad de los individuos.

Luego de tales análisis hubiese sido coherente retratar a las familias y llevar el estudio a otro nivel visual. Era lo que se esperaba, el desenlace más solvente. Solo que este tipo de soluciones no fueron hechas para el lente de Adrián. Decidió, como siempre, apostar por el desafío y, transmutándose en una suerte de coleccionista, comenzó a componer escenarios con los objetos extraídos de aquellas viviendas. Así es como flores y frutas artificiales adquieren absoluto protagonismo en la serie Del ser o el parecer (2009-2012).

En estos trabajos el creador busca un mayor nivel de síntesis, y aun sin despojar la obra de límites contextuales, logra dotarla de un alto grado de universalidad. En el sosiego de su soledad compone cuidadosamente los escenarios. Sin una voluntad de potenciar primeros planos ni establecer distinciones entre los elementos del encuadre, flores y frutas sobre fondos similares devienen metáforas del individuo y de su relación con la sociedad. Contra toda regla básica de composición, el artista crea un ambiente ilusorio, juega con nuestra percepción y nos lleva a pensar en esa capacidad camaleónica del hombre frente a determinadas circunstancias, en el juego constante de apariencia y ocultamiento ante las realidades de la cotidianeidad.

Siempre dispuesto a ir más allá de lo explorado, para su próxima serie Adrián abandona la estética barroca con la intención de llegar a la limpieza visual de los detalles de los objetos. El concepto de la apariencia toma con La posibilidad estética del vacío (2010-2011) nuevos matices. El detalle hace que nos percatemos del material con que están hechos los objetos, de su artificialidad, del engaño al que nos someten cuando los observamos desde otros ángulos o a mayor distancia. El fotógrafo vuelve sobre la idea de las posturas del individuo respecto a su entorno, la falsedad, la dinámica de lo kitsch, la peligrosa estandarización y potenciación de lo material en la sociedad contemporánea.

Interesado cada vez más en el modo en que la imagen es capaz de discursar sobre las concepciones identitarias de los individuos, la invitación que le hicieran para tomar fotografías publicitarias de Tropicana, devino detonante para el desarrollo de dos nuevas series. El artista, viviendo de cerca la parafernalia del mundo del espectáculo, comienza a cuestionarse la pertinencia de que la idiosincrasia del cubano sea asociada a dicho concepto. La mulata exuberante, la rumba, el tabaco y el ron son signos que han venido a configurar de manera errada la concepción foránea de cubanía. Como enemigo de los conceptos impuestos y las recetas preestablecidas, Adrián se vale de los elementos que configuran el espacio para cuestionarlo desde dentro.

En Epílogo I (2012-2013) el artista acerca su lente a los trajes de los bailarines. Plumas, telas, falsos brillantes y lentejuelas devienen la esencia de imágenes que se antojan ambiguas. La descontextualización, la riqueza de texturas y los colores vibrantes nos llevan a percibir estas piezas como escenarios abstractos. Así, al tiempo que reproduce una fantasía visual de luces y colores que conectan con determinadas sensaciones anímicas, muestra de cerca el material, el ADN del espectáculo. Y la belleza del resultado torna aun más incisivos sus cuestionamientos.

Con el tiempo, esta cartografía de texturas le pediría al artista cierta contextualización en aras de potenciar el discurso. Así comienza a fotografiar los modelos para dar cabida a la serie Epílogo II (2012-2013). Los bailarines, ataviados con los trajes de salir a escena, con poses impuestas y cuerpos perfectos como resultado del proceso de posproducción digital, constituyen esta vez el objeto de análisis del trabajo de Adrián. Crea personajes que se debaten entre la realidad y lo ficticio para cuestionar de forma directa el icono que atrae y vende, que daña la imagen global de toda una cultura e irrespeta totalmente las individualidades.

Si seguimos de cerca la labor de este fotógrafo, encontramos que sus inquietudes creativas se han mantenido estables alrededor de un tema común: la fuerza de las imágenes para discursar sobre la identidad del individuo o la realidad de un contexto determinado. Sin embargo, el resultado visual varía considerablemente de una serie a otra. Adrián no busca en lo formal la individualidad creativa, este no es un concepto que le interese siquiera potenciar. El resultado estará en función de la necesidad expresiva en cuestión, de ahí que se desdoble como un artista diferente en cada uno de sus trabajos.

La serie Réquiem, que luego de algún tiempo de ensayos y preparativos técnicos y teóricos viera la luz definitivamente en el año 2014, corrobora la idea de que para este creador no hay fórmulas preestablecidas ni límites visibles, solo un estudio, una cámara y una inquietud creativa que no entiende de fronteras para expresarse. Esta vez el artista enfoca su trabajo en una amplia colección de sellos postales correspondientes a diferentes momentos del siglo XX. Vuelve sobre el tema de la identidad, pero desde una arista diferente donde la fotografía deviene “documento del documento”.

Adrián toma fotos a sellos de correo. En la concepción de las piezas el zoom llega a límites insospechados para captar las texturas reales del papel y la impresión original. Como resultado aparecen imágenes que remedan una suerte de pinturas puntillistas, coloridas y difusas, que obligan al espectador a tomar distancia para entender a cabalidad la composición de la obra.

Las temáticas son diversas y las presenta a la manera en que han sido concebidas en los sellos: botánica, industria, deporte, arte cubano… Adrián busca proyectar un recuento de la imagen cubana, de una visualidad particular que ha sido impresa, publicada, avalada por los medios de comunicación y que hoy sienta pautas desde el punto de vista histórico. El artista establece conexiones entre la identidad de la sociedad cubana contemporánea y los paradigmas del pasado: intentando configurar nuestra realidad a partir de lo que visualmente se ha difundido de ella.

Sin embargo, las imágenes no son conservadas de manera íntegra. No es su voluntad reproducir la estampilla postal tal cual se ha conocido. La esencia radica en tomar algunos detalles en los que focaliza el discurso. El hecho de mostrar solo un fragmento del documento original nos remite a la manera desestructura en que, a veces, percibimos el pasado. Es como evocar recuerdos que no llegan a completarse. Momentos que no logramos revivir por los desmanes del olvido, unas veces triste e inevitable, otras necesario e inducido.

La apariencia difusa, la obligación de alejarse, la imposibilidad de aprehender la imagen en su totalidad, nos vuelca hacia la estructuración visual del recuerdo. La intención última del artista no radica en sobredimensionar el pasado ni en ofrecer de este una visión nostálgica y evocadora. Cada una de estas piezas constituye un análisis cuestionador sobre el presente y la definición de identidad de la sociedad cubana actual.

En la muestra Réquiem, exhibida como parte de las exposiciones colaterales a la duodécima Bienal de La Habana en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña, el artista ofrece al público por primera vez un conjunto de estas piezas estructuradas curatorialmente. Sobre cuatro paredes proyecta su interpretación en torno al pasado y el presente de la realidad cubana. Las obras discursan sobre aspectos puntuales de la identidad nacional, al tiempo que establecen un diálogo entre sí por contraposición. Frente a una multitud de personas que cantan y bailan en una clara festividad popular durante el período colonial, el artista coloca la imagen de un cosmonauta que gravita en el espacio. Contrapone la acción del festejo popular cubano con un estado de suspenso y levitación. Apuntando así hacia cierta dicotomía que nos define: la capacidad de vivir a plenitud cada instante, de tener el don para extraer del medio lo positivo, aun cuando las circunstancias sean difíciles y la cotidianeidad se mantenga en un estado perenne de stand by.

Luego, frente a un conjunto de seis palmas reales, presenta la imagen de un señor burgués con una cotorra en la mano. Vuelve a emplear la oposición de conceptos para ser incisivo en el análisis sobre la concepción de identidad, cubanía y clases sociales. ¿Cómo somos? ¿Cómo vivimos? ¿Cómo pensamos? ¿Cómo definimos nuestra identidad? Son estas algunas de las preguntas que nos lanza el artista, las cuales intentaremos responder después de salir del impacto visual que provocan algunas de las piezas, dadas sus grandes dimensiones y lo minucioso de su factura.

La obra de este creador no se dilata en lo anecdótico. Cada una de sus propuestas representa, de manera alta y clara, su postura ante determinados procesos sociales y culturales del mundo contemporáneo. Su modo peculiar de concebir el arte pone al público a la expectativa sobre cuál será el próximo paso a desarrollar. Pero la responsabilidad no lo amedrenta. Hacer de la obra un reto creativo constante ha devenido la esencia de su proceder. Y allí, cámara en mano, alejándose del ajetreo cotidiano de su estudio, Adrián Fernández no cesa en el empeño de continuar dándonos razones para apostar por la fotografía cubana contemporánea.