El Salón de Arte Cubano Contemporáneo constituye una de las misiones fundamentales del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales. Ante el reclamo generalizado de los artistas, surge como una respuesta institucional a la necesidad de instaurar un espacio de promoción y visibilidad del arte cubano, dada la urgencia de mostrar de manera abarcadora la producción nacional de ese momento.
Su primera edición se celebró en 1995 bajo la premisa de Salón para todos. Heredero de los Salones de Premiados de los años ochenta, el Salón se presenta como una gran exposición panorámica dividida en tres espacios exhibitivos. Organizado a partir de una convocatoria general, se instaura el carácter competitivo a partir del trabajo de un Jurado de admisión y premiación, quienes incluyen, además, una categoría fuera de concurso. Paralelamente se organiza un evento teórico.
Para noviembre de 1998 se inaugura el II Salón de Arte Cubano Contemporáneo con el genérico La parte por el todo. Se trata de un proyecto curatorial multiexpositivo que busca una relación con lo que acontecía en el país y con los lenguajes del arte. Introduce la noción de contemporáneo como categoría culturológica y no temporal. Se estructura a partir de una muestra central dividida en tres espacios, alrededor de la cual orbitan numerosas exposiciones colaterales y otras acciones coordinadas desde el propio Salón. Se organiza un evento teórico y desaparece el carácter competitivo.
Proyectado a partir de una tendencia del arte que en su momento buscaba una relación con el espectador por medio de sensaciones de diverso tipo se organiza el III Salón de Arte Cubano Contemporáneo en el 2001. Se configuraron tres secciones evento para aglutinar el conjunto que se concibió con el título Idea, sensorialidad y recepción.
En 2005 se inaugura el IV Salón (enero-febrero), que tiene lugar solo en los espacios del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales. Bajo el título Mutaciones y reacomodos discursivos, busca introducirse en una problemática que aborda el sentido del cambio, y la evolución o mutación en cuanto a tópicos y morfologías. Paralelamente se organizan dos exposiciones individuales colaterales.
A partir de una estructura diseñada en cuatro grandes núcleos, en 2009 se abre el V Salón de Arte Cubano Contemporáneo. De esta manera se organiza una gran exposición colectiva de arte cubano contemporáneo; Tanda corrida con la exhibición de audiovisual cubanos entre 2005 y 2009; Crea en Cuba, como un concurso con jurado internacional para el diseño industrial y una serie de encuentros teóricos. Se mostró una variedad de estéticas y procedimientos que incluyeron pintura, dibujo, fotografía, video, instalaciones, video-documentación, acciones, video-proyecciones y objetos prototipos para la industria. Sesionó entre el 14 de noviembre y el 14 de enero del siguiente año.
Convocado para acontecer en el transcurso de todo un año, el VI Salón de Arte Cubano Contemporáneo se concretó en un conjunto de intervenciones, conferencias, exposiciones y talleres conectados todos desde perspectivas diversas, cuyo eje central fue la INFORMACIÓN sobre Arte, la COMUNICACIÓN y sus CANALES de circulación en el contexto cubano. Concebido como un proceso que el propio evento denominó “salón extendido” sesionó a partir de enero del 2014 hasta enero de 2015 con diferentes acciones, derivadas de una investigación, igualmente en proceso.
El VII Salón de Arte Cubano Contemporáneo sesiona entre octubre de 2017 y enero de 2018 buscando convertirse en un Ensayo de colaboración. Más que proponer un tema, buscaba funcionar como espacio de convergencia de experiencias peculiares: procesos de trabajo atípicos o inusuales, metodologías mixtas, alianzas permeables, maneras de mostrar las obras desde lo performativo y una especial inclinación por del juego de roles.
A partir de apuntes aportados por Caridad Blanco, pueden establecerse generalidades en la ejecutoria de los Salones. En primer lugar, el evento se hizo específico a partir de la introducción de la curaduría como eje de su operatoria, que en las últimas ediciones ha buscado establecerse como un ensayo sobre arte y un laboratorio de ideas. El Salón pretende rebasar la idea de desempeñarse como mera vitrina al arte nacional para expresar, en cada edición, momentos puntuales del arte y de la sociedad donde se gesta.
Su aporte cardinal al movimiento artístico de la Isla se verifica en el papel que ha desempeñado el Salón como una importante plataforma de legitimación para los artistas emergentes.