
Escamoteo y preferencia: conexiones de Alex Fleites con las artes plásticas cubanas.
Por David Mateo
Soy un asiduo lector de las entrevistas de Alex Fleites, sobre todo de aquellas que realiza con frecuencia en el ámbito de las artes visuales cubanas para su columna “De otro costal” en la publicación OnCuba News. No solo me identifico con muchos de sus criterios para la selección de autores, independientemente de la procedencia generacional o la tendencia representativa, sino que también me resulta sugerente, atípica, la perspectiva con la que se aproxima al sujeto intelectual y su producción simbólica. Por supuesto, siempre en estos interesantes diálogos se revela la intensidad del escudriñamiento poético, de la interpelación estética que lo caracterizan como escritor y poeta. Parafraseando al editor y narrador Arturo Arango, me seducen tremendamente las “artes del cazador”, las tácticas ilustradas con las que acecha, confronta y expone a la personalidad artística en sus entrevistas.
Desde que decidí radicarme en México, he estado al tanto por las redes sociales sobre los viajes reiterados de Alex Fleites al país. Había intentado localizarlo en varias oportunidades para reunirme con él y platicar; pero por contingencias de la vida esa posibilidad del encuentro se fue dilatando hasta que pudo concretarse a finales de noviembre del 2025. En esta ocasión logré invitarlo a la sede de Artcrónica en Roma Norte, y sostener largas conversaciones de actualidad sobre el contexto artístico de la isla, la situación de crisis social y política que lo condiciona; y fuimos juntos, además, a un par de eventos vinculados al arte cubano: la presentación danzaría del grupo de Marielena Boán en la UNAM y la inauguración de una muestra colectiva en la galería Alejandra Topete, en la que participaban los creadores Ernesto García Sánchez y Claribel Calderius.
Las interrogantes que conforman esta entrevista que hago pública en Artcrónica, una suerte de cotejo de inquietudes y valoraciones que hace tiempo pretendía desarrollar sobre el tema de su inmersión en las artes plásticas cubanas, a expensas de tener que trasladarlo perspicazmente del plano de entrevistador habitual al de entrevistado, se fueron fraguando en ese ambiente de confabulación, de cabildeo ameno, espontáneo, que se generó en esos días excepcionales de intercambio en la Ciudad de México.
David Mateo: Alex, ¿Por qué siendo escritor, editor y un poeta reconocido, has decidido realizar tu trabajo de promoción y legitimación con los artistas plásticos cubanos?
Alex Fleites: Mi relación con las artes plásticas es de larga data. Desde niño me maravilla la capacidad de algunas personas para crear arte con sus manos. Entonces no lo sabía ni podía explicarlo, pero lo que me deslumbraba más era constatar que la belleza, eso tan abstracto e indefinible, tiene manifestaciones físicas, que se pueden crear.
Como yo carecía de eso que admiraba, ni siquiera intenté hacer arte. Me encaminé por la vía de las palabras. Fui un lector precoz y un escritor vergonzante desde los 10 años. Poesía, según la etimología de la palabra en griego, es creación. La pintura, la escultura, el dibujo… son, pues, manifestaciones de la poesía.
Tengo muchos amigos artistas. En la adolescencia visitaba los estudios de artistas consagrados, y ahí me pasaba horas conversando y viéndolos trabajar. Aunque algunos de esos amigos ya no están en nuestra dimensión o han abandonado el país, aún lo hago. Ahora mismo hay muchos jóvenes valiosos en la Isla ejerciendo su derecho a hacer arte. Voy a ellos, me meto en la dinámica de sus trabajos. Sigo aprendiendo sobre un oficio que me apasiona, y los acompaño.
“De otro costal”, la columna semanal que llevo en OnCuba News desde hace seis años, está dedicada al arte y la sociedad. Desde ahí promuevo escritores, cineastas, académicos, religiosos, científicos, fotógrafos, artistas y cuanto cubano dentro y fuera de la isla tenga un trabajo destacable, en cualquiera de las tres categorías: emergentes, conocidos y reconocidos.
Por mi cuenta, me acerco a las 500 entradas en OnCuba. Y sí, hay un buen número de artistas entre ellas.

David Mateo: ¿Cuáles son los argumentos, las razones que condicionan tu relación de empatía con los artistas y sus manifestaciones, y sobre todo los parámetros de valor para incluirlos dentro de tu trabajo de indagación y reseña?
Alex Fleites: Como soy un colaborador, solo escribo de lo que me gusta, me apasiona o creo valioso. Intento trabajar con personas “descomplicadas”, respetuosas y cordiales. En todo ese tiempo de la columna, he ganado muchísimos amigos, entre los “implicados” y entre los lectores. Es la compensación mayor por mi trabajo.
Selecciono aquellos artistas que tienen, siempre desde mi punto de vista, una obra singular, aportadora, empeñada en tensar los límites de lo establecido. Puedo distinguir entre un buen pintor y un artista; usan las mismas herramientas, pero están hechos de sustancias distintas.
Hay artistas muy buenos que no me gustan, y otros que no dominan aún el oficio, pero traen una propuesta motivadora. Ambos tienen un lugar en mi columna. Sobre los consagrados también escribo, los lectores tienen interés en saber dónde y cómo viven, si siguen exponiendo, si sus obras van en ascenso o ya se han estancado.
Como recordarás, fui un tiempo editor de Arte Cubano, mucho antes había trabajado en El Caimán Barbudo. Hice, además, las revistas Unión y Cine Cubano. Mi último trabajo para una institución fue una especie de dirección de arte de la revista Amnios, dedicada íntegramente a la poesía. En esta última publicación establecimos la norma de que la visualidad de cada número sería asumida por un poeta que pudiera dibujar o pintar, o por un artista que, a su vez, fuera poeta. El primer número estuvo dedicado al chileno Nicanor Parra.
Revistero de toda la vida, he coincidido con diseñadores, fotógrafos y artistas de diferentes generaciones. Como consumo arte, no me es difícil estar enterado de lo que sucede en ese campo. Es algo natural. Suelo decir que he sido un hombre afortunado. Todos mis trabajos han estado rondando mis pasiones.
No soy un crítico ni un historiador del arte. He perpetrado tres o cuatro curadurías, algunas internacionales, pero tampoco me considero curador. Soy alguien que produce textos en varios géneros, algunos de ficción.
David Mateo: ¿Tu trabajo acoge el amplio espectro de producción artística tanto fuera como dentro de Cuba, o se concentra más en los artistas radicados en la isla?
Alex Flaites: Trabajo sobre cubanos de y en cualquier lugar. No reparo en sus filiaciones políticas, al menos que sean racistas, fascistas, misóginos o lindezas así. Me interesa también la visión de artistas extranjeros sobre Cuba. Esto, de manera profesional. Como consumidor de arte, mis horizontes son más amplios.
David Mateo: Tienes un largo trabajo de indagación y comentario sobre las artes plásticas cubanas, y hasta se puede afirmar que ya generas una demanda, una expectativa de parte de los creadores de la isla; hasta has incursionado en algunos proyectos de coordinación de exposiciones… ¿Podríamos inferir que vas en camino de convertirte en un crítico de artes visuales, si no lo eres ya, incluso, para un determinado sector?
Alex Fleites: No. Crítico no. Creo tener las herramientas teóricas para ejercer el criterio, pero mi interés es acompañar los procesos artísticos que me motivan. He editado libros de artistas, comentado exposiciones, producido textos para catálogos, etc. Todas esas son acciones donde prima “el escamoteo y la preferencia”, como gustaba decir León Felipe. Pero no crítica pura y dura, que es oficio que demanda de una sistematicidad que me cuesta trabajo asumir.
David Mateo: Me gustaría conocer tu valoración sobre el estado actual, la valía, el impacto, de los medios de prensa cubanos dedicados a documentar y promover a los artistas plásticos del país.
Alex Fleites: El país atraviesa por una crisis profunda a la que no se le ve el fin. Va desde la economía hasta la moral. No hay espacios suficientes para ejercer la crítica de arte (ni de la otra, que igual, con mejores condiciones no se haría). Hay mucha actividad en el campo de las artes visuales en La Habana. Es raro que no se inauguren una o dos exposiciones por semana. Y esto no se refleja cumplidamente en la prensa. Con suerte, aparecen en carteleras de corto alcance.
Hace algunas décadas, cuando estábamos menos mal, Marinello habló de la indigencia de nuestra crítica. No imaginábamos entonces que en el futuro, hoy, sería infinitamente peor la situación.
David Mateo: Eres conocido también por poseer una interesante colección de arte cubano. ¿Cómo la has conformado, y qué valores priorizas dentro de ella; me refiero a tu inclinación específica hacia determinados autores, expresiones o temas?
Alex Fleites: Mi colección, modesta, se ha ido conformando con obras de artistas cubanos, la mayoría de mi generación. Cuando he dispuesto de recursos, he comprado. Otras veces he cambiado mi trabajo de curaduría, textos para catálogos o ediciones de libros de artistas, por piezas. Nunca por notas críticas, ni por mi trabajo de promoción en OnCuba News. Intercambio piezas con otros coleccionistas para adquirir muestras de autores que me encantan y nunca había podido alcanzar.
En ocasiones, artistas jóvenes me regalan obras en pequeño formato, que intento colgar en mis atiborradas paredes. Les parece que ahí van a tener cierta visibilidad y algo de “legitimación”. Las recibo agradecido, pues son muestras de cariño.
El denominador común de las piezas es que me gustan, me acompañan. Jamás colgaría un cuadro que me deprima o que me disguste por su mala factura o débil propuesta. Hay pintura, dibujo, fotografía, cerámica y gráfica. Es mi modo de apropiarme de un espacio, establecer un pequeño reino, el sitio en que tan bien estoy, parafraseando a Eliseo.
Si tuviera dinero y espacio, intentaría coleccionar a los abstractos cubanos de los 50 del pasado siglo. Pero mantendría lo que he acopiado hasta hoy. Mi ilusión es que mis hijos y mis nietas se sirvan de esta colección y la incorporen, desmembrada, a sus mundos respectivos. Me gustaría tanto heredarles mi pasión por la belleza…

David Mateo: Aprovechando este momento de la conversación, tu condición de editor y periodista con amplia trayectoria y prestigio, me gustaría conocer tu valoración sobre nuestro proyecto Artcrónica.
Alex Fleites: Ya lo dije una vez, cuando la revista impresa pasaba las de Caín para ingresar en la Isla, como si se tratara de material subversivo. Para mí, Artcrónica representa un servicio inestimable a la cultura cubana, y una profesión de fe del equipo que lleva adelante este proyecto.
Los historiados y críticos del futuro tendrán que acudir forzosamente a Artcrónica, sus textos, sus materiales en video, para conocer el latido de las artes cubanas de este plazo.
Creo que el diapasón del sitio web se amplía por entrega. Los artistas sienten que sus obras tienen allí respetuosa resonancia. Es un trabajo honesto, sacrificado, que debería impactar más en la Isla, si la conectividad no fuera tan deficiente ni tan cara. Aún así, doy fe de que se lee. Sobre todo, por personas que tienen intereses en este sector, desde la creación hasta la difusión, pasando por el comercio y la museografía.
No se cansen. Los necesitamos.
