La construcción del silencio
Por Meira Marrero Díaz
“Con la palabra el hombre supera a los animales. Pero con el silencio se supera a sí mismo.”
Paul Masson
En silencio e insondable dentro de la roca fundida del manto de la tierra; tras miles de millones de años, se puede encontrar la cantidad de presión correcta y la temperatura extrema para transformar el carbono puro cristalizado en diamante. Su nombre deriva de la palabra griega adámas, que significa indeformable o irrompible y es de donde nace la palabra adamant. Son átomos puros de carbono, polimorfos, de extrema resistencia. Solo un diamante puede cortar o alterar otro diamante. El proceso de creación artística y la solidificación de la historia del arte se le asemejan misteriosamente. Ambos generan joyas invaluables.
Una de las primeras reflexiones conocidas sobre la abstracción se debe a Aristóteles, que introdujo el término aphaireis que se tradujo al latín como abstractio. Desde entonces y hasta hoy el arte, la psicología, la filosofía, la gramática, la historia, entre otras ciencias y humanidades han elaborado profundos y extensos pilares “inmateriales” que sustentan la evolución del hombre en toda su expansión. A los grandes momentos de crisis en la humanidad, la historia del arte le debe la construcción del imaginario abstracto que es inmenso y misterioso. El arte abstracto es una expresión artística que propone un concepto distinto a lo que está considerado como real. Es contrario al arte figurativo o realista, ya que no representa formas concretas reconocibles del mundo real, sino que propone una mirada diferente de las cosas, a través de un lenguaje “puro”.
La abstracción no representa “cosas” concretas sino que propone una nueva realidad y acoge la dimensión estética de una pieza como un valor autosuficiente. Al desestimar el referente la abstracción libera al arte de la subordinación al tema y declara su absoluta autonomía. Libertad plena en materia de experimentación y composición creativa, el espíritu contemplativo centrado en el gesto, la línea, el punto, el color, el plano, el material y la composición son el foco de interés primario. En lo puramente estético; la lírica, informal o emotiva; la geometría, estructural o racional registran una tendencia de síntesis centrada en la interpretación de la realidad. El protagonismo de los elementos plásticos carga todo el peso del significante. Gracias a la generación postimpresionista del último tercio del siglo XIX, el arte va mutando del figurativismo y/o naturalismo hacia los libres modos de interpretación de la realidad. La fuerza impulsora del expresionismo y el fauvismo, así como la incipiente vanguardia cubista dieron origen a dos tipos de abstraccionismo: lírico y geométrico, que permiten agrupar los movimientos del arte abstracto de acuerdo a sus elementos predominantes. En este mismo punto, pone al margen la trascendencia artística asociada a los grandes relatos -religión, mitología, historia e incluso hasta algunas narrativas psicológicas-.
En materia psicológica, la abstracción es útil e indispensable para la formación del conocimiento humano. En efecto, todo conocimiento pasa por un proceso de abstracción que da como resultado un “concepto abstracto”, es decir, una idea o noción. El pensamiento abstracto es una capacidad exclusivamente humana. Se refiere a la disposición que tenemos las personas para crear ideas originales o plantear situaciones que nos ayuden a anticiparnos a posibles escenarios. El pensamiento concreto es el que nos permite procesar y describir los objetos del mundo físico. El pensamiento abstracto ocurre mediante procesos puramente mentales. A este último Jean Piaget, uno de los pioneros del pensamiento epistemológico, le llamó “pensamiento formal”, porque ocurre en la etapa de las “operaciones formales”, que ocurre entre los 12 y los 16 años. El pensamiento abstracto es el elemento clave en la educación. Es el gran logro de la mente libre, porque representa una evolución cognitiva en donde ya no dependemos del pensamiento concreto para realizar operaciones mentales. El razonamiento abstracto hace referencia a un nivel elevado del pensamiento, que se asocia a las capacidades de deducir, hipotetizar, sintetizar, interpretar y analizar fenómenos de forma simbólica, distanciando las cualidades de un objeto o fenómeno para comprender su significado. La base del pensamiento humano es, pues, la capacidad simbólica. Un símbolo es un estímulo que se utiliza para representar o reemplazar. Así, por ejemplo, las palabras sustituyen o encarnan a las cosas, a los hechos, a las situaciones. El artista o hacedor como ser social, encargado de apuntar a la diana y señalar los blancos, reelabora desde su pensamiento creativo y profetizador los jugosos caminos de la historia contextual que narra y contiene.
Filosóficamente hablando nos enfocamos en los preceptos de Marx: el pensamiento avanza de lo concreto a lo abstracto, lo cual no significa un alejamiento del objeto, sino un acercamiento al mismo. En esa medida, las abstracciones científicas «reflejan la naturaleza de la sociedad en forma más profunda, completa y veraz”.
Gramaticalmente hablando los sustantivos abstractos son aquellos que designan sentimientos o ideas que no se pueden percibir por los órganos de los sentidos. Por ejemplo, belleza, sed, hambre, enfado, imaginación, entre otros. Las palabras concretas se refieren a cosas que existen en la realidad (animales, libros o comida) y que se experimentan a través de los cinco sentidos.
A inicios de los años 50, y en estrecha sintonía con el escenario artístico internacional, se desarrolla en Cuba una nueva tendencia que, con una fuerza insuperable, revitalizaría el panorama artístico nacional: la abstracción. Fue ella quien en estos años dinamizó el panorama de las artes visuales cubanas, facilitó una renovación y modernizó el universo plástico. Le concedió a los creadores la posibilidad de generar un arte que explorara en nuevas búsquedas ideo-estéticas, adscritas a las nociones conceptuales de progreso del proyecto de modernidad, y manifestara un desapego y rechazo hacia los presupuestos representativos de la tradicional línea figurativa. James Joyce dijo “El hablar de estas cosas y el tratar de comprender su naturaleza y, una vez comprendida, el tratar lentamente, humildemente, constantemente de expresar, de exprimir de nuevo, de la tierra grosera o de la tierra que produce, de la forma, del sonido y del color (que son las puertas de la cárcel del alma) una imagen de la belleza que hemos llegado a comprender: eso es el arte.” De ahí que, desde el arte, todo lo antes planteado, lo podremos constatar en el recorrido por “La construcción del silencio”. Un viaje completamente perfectible y nada absoluto ni categórico, por diferentes visiones de la abstracción cubana desde los años 50 hasta hoy. Curatorialmente recreada en tres acápites: las joyas, el pensamiento y el gesto, todos inspirados en el exquisito diseño de Claudio Sotolongo especialmente realizado para esta exposición. La muestra inicia con algunas de las joyas de nuestra vanguardia abstracta como Antonia Eiriz, Antonio Vidal, Hugo Consuegra, Sandú Darié, Julio Girona, Pedro de Oraá y somos conscientes de las sustanciales ausencias. Luego continua con el pensamiento, aquí tenemos artistas que no son 100% abstractos como Flavio Garciandía, Eduardo Ponjuán, Aluan Argüelles, Evelyn Aguilar, Daniel Rodríguez Collazo, Frank González u Oslendy Hernández, pero que sus obras seleccionadas nos permiten recrear la tesis sobre la abstracción del pensamiento humano como elemento de madurez evolutiva de la especie humana. Es un delicioso y tremendo reto ponerlos a dialogar con abstractos como Alejandro Jurado, Mario González (Mallo), Yeny Casanueva, Diana Fonseca, José A. Vincench, Enrique Cabrera, nuestro abstracto rayonista más contemporáneo, dentro del “acomodo” del discurso museográfico para el cual el enviroment de Ricardo Labarca funciona como “oasis” para disfrutar de los sentidos y reposar del pensamiento, simplemente cerrar los ojos, sentir, fluir y soñar. Un paso intermedio, un escalón de acceso a través de cual, llegamos al gesto, para nada entendido como ausencia de pensamiento o como impuso primitivo; sino como la expresión del pensamiento indisolublemente ligada a la acción, sus metáforas y alegorías; aquí encontramos al gran maestro de la escultura cubana José Villa Soberón, a Julia Valdés, Carlos Alberto García, Rigoberto Mena, Enrique Báster, Rene Rodríguez, Arturo Wong, Alberto Herrera y Santiago Kender. Silenciosa y delicadamente ha sido construida esta muestra colectiva, que aúna e invoca intencionadamente el esfuerzo por la unidad, tan motivadora y necesaria en estos tiempos tremendos. Nacida como un “encargo” fue creciendo y nutriéndose de lo mejor de los seres humanos que la conformamos.
Desde su irrupción en el ámbito artístico cubano, el abstraccionismo ha ocupado un lugar cimero como portavoz del contexto y las principales aspiraciones y/o búsquedas de los artistas. En sus dos vertientes, la informalista y la concreta -con sus respectivos grupos inaugurales Los Once y Diez Pintores Concretos– esta tendencia no ha estado “exenta de una voluntad de defensa de la nacionalidad”, sino que ha visibilizado una modalidad otra de personificarla y problematizarla.
La estructura curatorial de este proyecto realizado a cuatro manos entre la que suscribe y Alejandro Jurado Morales, ha sido elaborada en la complementación del gesto y el concepto, teniendo como núcleo seminal excelsos diamantes de la abstracción vanguardista cubana. Agradecemos profundamente la colaboración del Estate Antonio Vidal, la Galería El Apartamento, la Galería La Acacia, la Colección César López-Chávez Pérez, a José A. Vincench por su gentileza en la tramitación de la pieza de Hugo Consuegra y a TODOS los artistas que, humildes, amables y entusiastas, aceptaron unirse a nuestro reto; es justo apuntar que hay entre ellos, cinco Premios Nacionales de Artes Plásticas. Las obras y creadores que aquí confluyen, nos presentan el vasto abanico de posibilidades que la abstracción cubana posee. Hemos agrupado creativamente esta nómina, respetando principios básicos que establecen los movimientos de arte abstracto. Rayonismo, gestualismo, expresionismo abstracto, neoimpresionismo, constructivismo, suprematismo, neoplasticismo, arte óptico, concreto, minimalismo, neogeometrismo, es un poco del “casi todo” que hemos tenido a mano y queremos compartir. Los curadores de esta muestra humana y, por ende, imperfecta, no intentamos más que homenajear la capacidad y resiliencia del hombre para vivir amen de la realidad concreta y objetiva que lo contextualiza geográfica, histórica, artística y socialmente.
La Habana, junio del 2023