Teresa Toranzo Castillo
“Mi obra trata sobre la condición humana, sobre la ansiedad que habita en el fondo de nuestra cultura.
Es el gesto, el acto, lo efímero… que construye lo que permanece… lo que aun hay de inalterado
en el ser”.[1]
I. Formación académica y el ascenso de Niels Reyes
Un padre hacía una investigación sobre un físico llamado Niels Henry, en el tiempo en que esperaba el alumbramiento de su hijo. Tanto se identificó el estudioso con su personaje, que hasta le sirvió de inspiración para nombrar a su pequeño: este, andando los años, se convertiría en un artista imprescindible para la plástica cubana.
Niels Reyes ha hecho su obra de forma paralela a un importante grupo de jóvenes creadores, quienes disfrutan de un alto reconocimiento dentro de los circuitos del arte contemporáneo nacional e internacional. Se trata de una generación graduada en las escuelas de artes plásticas de varias provincias del país en los finales de la década del noventa y egresada del Instituto Superior de Arte en los inicios del siglo XXI. Cada uno de ellos ha ido encontrando sus propios caminos; al tiempo que hacen galas de sus propios estilos y modos de expresión. Como la regularidad, algunos continúan “hurgando” en el campo de la experimentación, mientras otros –tal vez motivados por tendencias de moda– persisten en intentar transitar por diferentes técnicas o manifestaciones del arte, con mayor o menor éxito.
Niels Reyes (Santa Clara, 1977) solamente tiene un poco más de 40 años y ya es un reto pretender adentrarse en su extensa producción. Sus obras advierten al especialista acerca de su lugar dentro del universo del arte cubano contemporáneo. Desde sus comienzos, este santaclareño tenía bien definidas sus líneas de creación y eso, con toda seguridad, hoy le permite hablar de grandes metas. De su ideal de trascender, lo cual es un concepto inherente al artista y a la obra de arte. ¿Para qué se esfuerza el artista si no le preocupa la trascendencia?, ¿hasta dónde convergen o se yuxtaponen la inmanencia y la trascendencia en la vida de un artista que se sabe dueño de un futuro relevante? Niels ha sido exigente consigo mismo en la búsqueda de sus propias metas. Ha subido un peldaño detrás del otro, porque si bien trabaja sin descanso, no es de los que corren o buscan “el éxito fácil” aupado –a veces– por un connotado galerista.
Por encima de reconocidas habilidades, de sacrificios personales, él ha conseguido su objetivo, marcado y declarado: cuidar de su formación académica, porque si bien la aptitud, las habilidades se constituyen como los primeros requisitos para iniciarse en el mundo del arte, el creador precisa de otros complementos teóricos y prácticos para llegar al dominio del oficio. Por eso en el año 1992, al concluir sus estudios de Nivel Elemental de Artes Plásticas, en la Escuela Vocacional “Olga Alonso” de Santa Clara, Niels matricula Nivel Medio en la Escuela Profesional de Arte “Oscar Fernández Morera” de Trinidad, donde se gradúa en 1998. A inicios del Tercer Milenio ingresa en la Facultad de Artes Plásticas del Instituto Superior de Arte (ISA),[2] donde en el 2006 se titula como Licenciado en Pintura. Aun estudiante, el año 2002 resulta premiado en el Salón Provincial de Artes Plásticas de su provincia natal.
Preocupado siempre por su crecimiento profesional, en el 2012 gana el derecho a participar en el Programa de Residencia de la K. K. K, en Viena, su primera beca fuera de Cuba y, al unísono, es la iniciadora de sus contactos con galeristas europeos. Esta temporada académica concluye con una exposición colectiva y, en el 2014, obtiene el Gran Premio en la primera edición que tuvo lugar en La Habana del concurso de Arte Contemporáneo Post-it: promovido actualmente como espacio de legitimación y posicionamiento para los artistas plásticos locales.
Abierto su ciclo de superación en el exterior y con la mediación del Consejo Nacional de las Artes Plásticas(CNAP), Niels es elegido en mayo de 2018 para representar a Cuba en el “Programa de Residencia artística China-América Latina”, que tuvo por sede el museo de Xiaozuo, en la provincia de Fujian. La oportunidad de interactuar con sus colegas chinos y latinoamericanos dejó en él un elevado saldo de conocimientos, al tiempo que “marcó” su admiración por el arte y la cultura del país del “Dios del Cielo”. Paralelamente, Tania Parson y Marilyn Samper lo incluyen en el proyecto curatorial El viaje más largo. Exposición de Arte Cubano, que tuvo por sede el Centro de Artes Escénicas de Tianqiao, en Beijing.[3] El hecho de que obras de Niels formaran parte de la colección del CNAP facilitó la selección de su acrílico sobre lienzo de la serie Mañana fue ayer, de nuevo Arcadia II: una tela de 100 x 180 cm, datada entre 2017-2018.
En lo adelante, “el pintor de los rostros”, tal como un atleta de Alto Rendimiento, conocedor de sus posibilidades, afianza su carrera indetenible. Participa en muestras personales y colectivas en espacios expositivos cubanos; al tiempo que se extiende por otros sitios internacionales: Austria y España lo convocan de forma reiterada. Y se suman Egipto, Suiza, Holanda, Gran Bretaña, Brasil, Canadá, Alemania, Dinamarca, Italia, México, Finlandia, Estados Unidos y Panamá, entre otros.
Desde el 2016, la galería NG Art lo considera en sus proyectos curatoriales, donde la colectiva Rostros. Momentos de Identidad (2016) y la muestra personal Tetes (2017), estuvieron entre las primigenias. A NG Art Gallery se debe el memorable catálogo Rostros. Niels Reyes (NG Art Gallery Ediciones, 2017), una publicación de cuidada edición, con textos escritos por Rigoberto Otaño e imágenes sobre la poética de este artista, de su consecuente línea discursiva, de su convincente idea: “Cuando nos enfrentamos a un rostro, estamos ante la frontera del Yo, ante el interfaz más sofisticado que pueda existir; la expresión más auténtica de lo humano. No creo que pueda encontrar un sujeto de representación más poderoso”.[4]
Desde hace varios años, coleccionistas públicos o privados de cualquier parte, fijan su mirada en la obra de este cubano del siglo XXI. Son ellos previsores cuando se adelantan a incrementar sus tesauros con estas pinturas y en esa lista están: Shelley and Donald Rubin Foundation (Nueva York, Estados Unidos), Brownstone Foundation (París, Francia), Helga Sonnanini (Zurich, Switzerland), Andreas Winkler (Cuba-Switzerland), Steven Cohen (Stanford, Estados Unidos), Luciano Méndez (La Habana), Silvia and Guy Chartier (Montreal, Canadá), la Fundación Los Carbonell (Cuba-Panamá) y Susie and Mitchell Rice, The Cuban Arts Group, (Tampa, Florida, Estados Unidos), entre otros.
II. La obsesión por la pintura en los inicios del Tercer Milenio
“Mis imágenes nacen como una sensación. Es algo vago e impreciso pero que puedo reconocer cuando lo veo;
aun en los detalles más fugaces y aparentemente distantes.
Las atrapo en la calle, en fotos, filmes o en mi imaginación.
Eso no importa. El proceso de pintar
lo transformo a la medida de esa sensación”.
Las tendencias artísticas predominantes en el siglo XXI; respuesta al momento en que se han impuesto como moda el mailing art, la instalación, el video art, el arte efímero, entre una interminable lista de apelativos referidos a la conceptualización del arte, esto hace ver cierto grado de atipicidad en la obra de un joven, nacido en una provincia cubana, a finales de los años 70, y graduado de nivel superior. Ciertamente, de alguna manera pudiera hasta parecer una idea certera, porque es harto sabido que algunos noveles, inclinados por la pintura en su etapa de formación profesional, buscan el éxito provocados por las nuevas tendencias: sin pensarlo demasiado han dejado atrás el concepto de pintores puros y se han sumado a los exploradores de cualquier otra tendencia. Ven en ello un cierto nivel “de crecimiento personal” y hasta de notoriedad. O de visibilidad mediática, lo cual, vale remarcarlo, no implica crítica alguna.
Pero no ha sido lo anterior la experiencia de Niels Reyes. Él eligió lo que quería en el ISA, cuando se graduó como Licenciado en Pintura, y ha sido consecuente –como pocos– con su vocación. Su discurso se corresponde al de los creadores que consideran que existió, existe y existirá pintura; de la misma manera que siempre habrá un público que visite museos. Y galerías para ver pintura.
Él también está convencido de que siempre llegarán coleccionistas que buscarán el cuadro bidimensional: y no escultura, videos, instalaciones o arte efímero para sus proyectos. Para nada es exagerado decir que entre notas de prensa, entrevistas y la publicidad generada en torno a las grandes bienales del arte del siglo XXI, suele significarse: ¡Y habrá pintura! ¿Qué significa esa idea?, pues no se remarca por banalidad. Es porque en determinado momento parecía que se perdía la pintura como género. Pero, felizmente, no es el caso del artista que ahora nos ocupa. A él lo identifica la consecuencia con la pintura. Su estética expresa la claridad de que en sus lienzos, maderas o papeles –no interesa sobre cuál soporte– o con independencia de su voluntad renovadora, para llegar al estado final de sus formas, debatidas entre “pinturas con texturas” o “volúmenes pintados”, él se empeña en la pintura. Incluso, el papel, del que tiene una extensa producción; este le resulta útil, porque sobre ese material trabaja tintas, que bien lo pueden convencer como piezas acabadas. Y también le pueden aparentar útiles como apuntes, que luego va sintetizando en óleos o acrílicos sobre la tela.
Cuando se escribe sobre la pintura de Niels, la crítica suele concentrarse en sus rostros atrapadores, aun cuando es evidente que sus asuntos sobrepasan los rostros. Él sabe cómo contar historias en sus lienzos, cómo hacerte cómplice de un acontecimiento importante, sucedido en su vida, aquí y allá. O sencillamente relatar la impronta de algo que no sale de su mente, que se vuelve una idea fija. Él mismo declaró que su obra “trata sobre la condición humana, sobre la ansiedad que habita en el fondo de nuestra cultura. Es el gesto, el acto, lo efímero… que construye lo que permanece… lo que aun hay de inalterado en el ser”.[5]
Pero lo más complicado es que después que te enfrentas a uno de los cuadros de Niels –a veces pequeños, porque trabaja con todo tipo de formato, aunque se inclina por superficies de gran tamaño–, cuando miras bien sus personajes, aunque sea por unos pocos segundos, no logras percibir el momento en el que las imágenes te penetran con una fuerza indescriptible. Esa imagen, que es combinación de muchas sensaciones y sentimientos, no se separa de ti durante varios días. Es como si se hubiera quedado adherida a tu retina y en tu mente. Es un fenómeno similar a una foto fija. Entonces, te preguntas en silencio: ¿qué sucedió, ¿cómo lo logró?, ¿cómo es posible que su obra se conecte de esa manera con su receptor? Eso solamente lo explica su dominio de la técnica, que le permite conseguir sus propósitos y también su honestidad para llevar al lienzo sus ideas.
Inquieto, Niels trabaja en un cuadro durante días, semanas y hasta meses. Y de pronto, un rostro que un día viste azul claro, se transforma en una obra acabada en el que predomina el color lapislázuli. Porque Niels los retoca, los re-inventa, les enfatiza zonas de luz o de sombra, aumenta su textura en zonas determinadas… Hasta tal punto, que se vuelven volúmenes. Es simplemente un maestro para manejar pinceles, espátulas, escobas muy largas –esas que él se inventa– y también sus manos cuando es preciso, porque impaciente, ¡hasta le parece que solamente la relación entre sus manos y la tela lograrán interpretar los dictados de su mente y de su corazón!
Con cierta frecuencia, sus temas están relacionados a su experiencia vivencial. Están poseídos por una fuerte carga autobiográfica, pero también por lo que ve, por sus ideas y pensamientos. Se explica que la niñez de Niels se vea o se infiera reiteradamente. Incluso, con una mirada sutil, porque es posible que dibuje un rostro que se nos parezca o, sencillamente, un joven bañándose en un río que lo retrotraiga a su propia juventud. Sus perros y figuras ecuestres, igual que sus amigos, los de antes y los de ahora, están ahí, en sus lienzos. Además de su familia, sus vecinos, de todo el universo que tuvo algo que ver con su infancia o adolescencia en Santa Clara. ¿Y qué decir de su esposa y de su pequeña hija? Ellas son siempre motivos de inspiración: como si fuera el relato de un mundo, que va del pasado al presente con absoluta normalidad.
Recarga, por ejemplo, tiene que ver con la Unión Soviética, a causa de que su generación creció viendo revistas soviéticas. Y un día todo aquello se derrumbó y eso influyó en su pintura. Y así sucede con el mar, porque a él estuvo vinculado durante su infancia.
Si bien el autorretrato es un tema tradicional en la pintura, Niels no propone irse al autorretrato clásico; él sabe cómo presentar el tema, acorde a sus intereses. Y por eso se reinterpreta a sí mismo: desde un lenguaje contemporáneo, desde las apropiaciones discursivas de estos tiempos, pero nunca con el interés de “retratarse”. Más allá de eso, experimenta con su imagen propia. Si existieran dudas, fijemos la vista en la obra Esperando a Carolina (2013), un óleo sobre lienzo de gran formato (195 x 120 cm) que, más que una pintura, pareciera un cuento. En ese una feliz pareja, acostada en la azotea de su casa entre los tanques de agua de fibrocemento, aguarda el final del embrazo de la joven mujer. El pintor trata de atrapar todo el entorno. Es celoso con los detalles, porque no pretende olvidar a su perro, a las plantas que los acompañan cotidianamente, al vecindario; a las casas que los rodean, las nubes, que de repente toman las formas del mapa de Cuba. Y la misteriosa ventana de su vecino, esa que nunca se cierra ni en tiempos de ciclones, permanece abierta.
Niels no pertenece a los artistas que se detienen en un tema. Cada serie se acompaña de un proceso, un parámetro plástico para construir lo que él desea expresar; notorio en sus exposiciones. Cada proyecto es un asunto. Y ejemplo de ello es Metafísica, presentada en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, La Habana. Es evidente, además, que la preocupación por la identidad de su país está siempre en su obra, como en El Joven José Martí, Ensueño del poeta, El Tocororo, los que versiona como símbolos nacionales.
La idea de su trabajo es que la “actitud”, la acción pictórica es más significante que cualquier otra obra. Él piensa en degradaciones, que hacen que la superficie se relacione con la percepción humana, por eso defiende con tanta fuerza el entorno, su relación con las personas. Y piensa que sus rostros no son retratos, pero tienen cierta expresión. También le gusta dibujar al natural, cuidando que lo tratado tenga aproximación con el tiempo, a partir de su teoría de que la acción tiene mucho que ver en su obra. Un ejemplo de sus ideas es Tormenta en la Playa, una serie dibujada en Varadero, que se basa en un evento meteorológico real: pudo pintarlo en el instante en que ocurría, de modo que hizo un estudio con el tiempo. Porque pintó en tiempo real y estudió la tormenta en tiempo real. Es así como prefiere trabajar en series, porque eso le permite evolucionar, estudiar y experimentar sobre un mismo tema.
III. La idea de trascender en el tiempo
Los teóricos del arte han estudiado acerca de la mediación entre el arte y el ser humano. Para Niels: “representar los rostros es la idea fundamental de la cultura y del ser social. El arte es el único que te coloca frente al otro”, lo cual explica la razón de poner en el centro de su estilo discursivo la esencia de la condición humana. En sus rostros prioriza al ser humano. A ellos llega incorporando espesas capas de pintura, que él llama “transición”. También considera las herramientas que aportan al artista los procesos ópticos. Y reconoce que entró al mundo del Arte Óptico, gracias a lo aprendido en la revista Signos y a Samuel Feijóo. De igual modo ha bebido la savia que le han legado los grandes maestros de la pintura cubana y universal, algo fácil de comprender en su obra. Él va creando capas de lenguajes plásticos, que mucho tienen que ver con el hiperrealismo. Niels piensa que, en las últimas tendencias de las artes plásticas, el cuerpo sale cada vez más de la obra, mientras su concepto explica que entre más incorpores el cuerpo a tu obra, más vas a trascender. Él acude a esos recursos para escapar del cómputo, de la involución del ser humano. Se valora como alguien que nació para hacer arte. Y ahora, tras años de experimentación, es que sus manos hacen lo que su mente quiere.
Reflexionando en lo escrito hasta aquí, es preciso preguntarse: ¿cómo clasificar la obra de Niels Reyes?, ¿en qué estilo enmarcarlo? La respuesta es que nada de eso es importante, porque el método sugerente para clasificar su obra es valorándola en su conjunto. Nunca de forma fragmentada, porque le interesa saber que él es un artista auténtico. Su estética persigue discursar sobre el ser humano, que es el valor más importante que tiene la humanidad. Esas son sus claves para trascender en el tiempo y no existen dudas de que lo logrará.
- Ver el catálogo de la exposición El viaje más largo. Exposición de Arte Cubano. Centro de Artes Escénicas de Tianqiao de Beijing, China, abril-mayo, 2018, p. 64. (Testimonio del artista). ↑
- Hoy reconocida y denominada como la Universidad de las Artes de Cuba. ↑
- Véase el catálogo de la exposición El viaje más largo. Exposición de Arte Cubano. Centro de Artes Escénicas de Tianqiao de Beijing, China, abril-mayo, 2018, pp. 64-65. Esta muestra se organizó con la cooperación de la Embajada de Cuba en China, el Ministerio de Cultura de la República de Cuba, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, la Dirección General de Relaciones Culturales con el Exterior del Ministerio de Cultura y Turismo de la República Popular China. Los textos fueron escritos por Norma Rodríguez y Teresa Domínguez, Presidenta y Vicepresidenta del CNAP, respectivamente; Miguel Ángel Ramírez, Embajador de Cuba en la República Popular China, y Li Jinshen, Presidente del Grupo de Arte y Entretenimiento de China. ↑
- Rostros. Niels Reyes. NG Art Gallery Ediciones, 2017, p. 5. (Testimonio del artista). ↑
- En el catálogo de la exposición El viaje más largo. Exposición de Arte Cubano. Centro de Artes Escénicas de Tianqiao de Beijing, China, abril-mayo, 2018, p. 64. ↑