Lázaro Saavedra
FICHA TÉCNICA
Lázaro Saavedra. Añejo 27
Libro-Catálogo
Collage Ediciones, 2015
Texto: María de los Ángles Pereira
Edición: Farah Gómez Fernández
Corrección: Martha Ivis Sánchez Ortiz
Traducción: Olimpia Sigarroa
Diseño: Laura Llópiz y Pepe Menéndez
Fotografía: Rodolfo Martínez
Impresión: Selvi Artes Gráficas
ISBN: 879-959-7233-107
Bilingüe
RESEÑA
Añejo 27 agrupa las obras de la tesis de graduación de Lázaro Saavedra, realizadas entre los años 1987 y 1988, que por primera vez se presentaron en el ISA y en Galería L con el título Mesa sueca. 27 años más tarde vuelven a ser exhibidas en la Galería Galeano, en el marco del 6to Salón de Arte Contemporáneo (2015).
El gesto de retroceder a los primeros trabajos de Saavedra genera opiniones de confrontación, donde pueden detectarse conexiones y rupturas entre estas obras iniciales y la posterior producción realizada por el artista. Las palabras de María de los Ángeles Pereira (una de las voces notables dentro del magisterio actual en Cuba) se detiene en este recorrido comparativo. Resalta asimismo, la actitud transgresora y subversiva que conocemos de Lázaro Saavedra, y ofrece un análisis valorativo de su obra. Remarca el tono cuestionador, la manera irónico-burlesca que siempre le han valido al artista en sus arremetidas contra los sinsentidos del arte y sus artífices, la condición visionaria y la lucidez que posee.
Nos colocamos frente a una publicación que no solo recoge la memoria gráfica de una exposición o un artista, sino el pensamiento, la conciencia, el espíritu de una generación responsable de la épica del llamado “Renacimiento cubano”. Aparecen en el interior del libro, por orden de mención: una copia de la carta de opinión de Flavio Garciandía como tutor de la tesis del artista; la obra (s/t, ca. 1987-88) con texto “Yo era una hoja en blanco antes de tomar conciencia de que estaba en blanco”; el ensayo de María de los Ángeles Pereira; la obra ─ ¡Yo sé hablar inglés! entre el ensayo y su traducción al inglés; un despliegue visual de las imágenes que conformaron la muestra, encabezado por la obra “El arte es un arma de lucha” y un amplio curriculum vitae que nos conecta por lógica de opuestos con el texto de la primera obra en este listado. La nota final la pone la pieza que lleva por escrito “Me dio lástima botar este recorte” y que sirve como calzo visual a los agradecimientos al final del catálogo. Un libro pues, para saborear ─al igual que la exposición que le da motivo, y apropiándome de las palabras de María de los Ángeles─ despacito y en straight.