La seducción de la forma

La seducción de la forma

El católogo La seducción de la forma pertenece a la exposición homónima que tuvo lugar en la planta baja del Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, del 5 de octubre de 2018 al 24 de febrero de 2019. Fue una muestra peculiar que reunió, bajo techo, la obra escultórica de tres creadores representativos de la escultura monumentaria y ambiental en la Isla. Ellos fueron José Villa Soberón, Tomás Lara y Rafael Consuegra: protagonistas que acudieron a la cita curatorial convocada por Delia María López Campistrous (especialista y curadora del Museo Nacional) y Tomás Lara.

Cuatro esculturas, que incluyen el mediano y gran formato, presentó cada uno de los expositores. Todas fueron realizadas en metal, como primer requerimiento que guió la selección de las obras. Además del material, como elemento cohesionador de la muestra, los artistas escogidos descuellan en el escenario de la docencia. Han sido profesores de generaciones más jóvenes y que, hoy, se mantienen cultivando la expresión escultórica en nuestro país.

Se trató de una exposición de tres consagrados. De tres maestros de la escultura que demuestran, por sobre todas las cosas, el dominio y la perfección técnica de su oficio, a través de un material en extremo complejo como el metal: transformado en formas altamentemente expresivas.

Pese a no significar una exposición de enfoque más plural y aglutinador, que reflejase la numerosidad y diversidad de estilos de quienes cultivan el género hoy en la Isla –noveles y consolidados– sí pudiera señalarse como una muestra relevante. Surgió en medio de las voluntades del Museo Nacional de Bellas Artes por dedicar atención y espacio, dentro de su programa de exposiciones transitorias, al género de la escultura. Esa exposición, en particular, ofreció –en palabras de su curadora– “una visión actualizada de los derroteros por los que transita la manifestación artística dentro de nuestro arte nacional”.

Si bien se ha manifestado la insuficiencia de artistas que dedican su quehacer a la escultura, en un sentido más constante, así como de los especialistas dedicados a organizar una producción –todavía en condiciones dispersas–^[1] puede contarse a la misma dentro de unas acciones puntuales: en favor de reinvindicar los estudios dedicados al género escultórico.

1. Salvando, por ejemplo, el loable trabajo de Artcrónica en la realización de la revista dedicada a la escultura en Cuba –números de 2019, digital (ediciones 12 y 13) e impresa (Edición Especial)– y los ensayos y libros más recientes de Llilian Llanes con investigaciones sobre el tema. ↑