No somos animales

Si repasamos las cotizaciones que han alcanzado las obras de algunos de nuestros artistas en el mercado internacional, las de Roberto Fabelo se ubican entre los escaños más altos. Del proceso que impulsa este éxito económico podríamos hablar en otro espacio, pero entre las razones más obvias a señalar, están las excepcionales dotes que tiene este artista como dibujante. En frecuentes ocasiones, hemos escuchado a personas (muchas veces externas al gremio del arte), refiriéndose a Fabelo como “el más grande dibujante de este país”, “el ilustrador más virtuoso”, calificativos, difícilmente rebatibles, cuando reparamos, con la tranquilidad que demandan estas páginas, en los dibujos y las pinturas que ellas reúnen.
Las obras que se relacionan, ahora en formato impreso, anteriormente fueron mostradas en la exposición personal de igual título que el catálogo: No somos animales. La importancia de un documento concebido como el registro de una exposición se comprueba aquí, una vez que el lector puede revisitar, o acercarse por vez primera a estas imágenes que ocuparon hace seis años los espacios expositivos de Galería Habana. La experiencia de la visita real se intercambia por la experiencia de la lectura. Pueden recorrerse imágenes que recrean el espacio expositivo, y luego las obras recolocadas, con autonomía de la pared, bajo una concepción gráfica, para reparar en sus detalles técnicos y narrativos.

La apariencia externa de estos dibujos y pinturas hablan de una sentencia contraria a la formulada en el título. Se advierte en el gesto de la negación, la preocupación por una sociedad ética y espiritualmente devaluada ante los ojos del artista. El estado augural que sus dibujos declaran se detiene en la animalidad de sus criaturas, especímenes como resultado de apetencias ─y sobre todo de circunstancias─ que conducen al vaciamiento espiritual, la desnaturalización y la degradación humana ─declara Caridad Blanco en las palabras que escribe para esta publicación. El otro de los textos incluidos dirige el recorrido por la obra analizada con un estilo de escritura literaria que, en el ejercicio de su oficio, el reconocido narrador y ensayista, Leonardo Padura articula en estrecha consonancia con episodios cotidianos de nuestra realidad.