Oraá Abstractivos

Dos vertientes dentro del arte no figurativo tuvieron una marcada presencia en nuestro país. Una, caracterizada como un arte racional, de rigor geométrico, que no refleja -según Severo Sarduy- residuos emocionales o subjetivos; cualidades presentes en la otra vertiente, más libre, informal y sobre todo, cargada de una notable emotividad. El grupo Los Once obedecía a presupuestos de esta segunda, definida como el “expresionismo abstracto”. Los Diez Pintores Concretos se organizaron bajo el interés común por composiciones de formas netas y racionales, reconocido como el “abstraccionismo geométrico”. Junto a Loló Solvedilla, Pedro de Oraá fundó el grupo de los Concretos, luego de iniciarse en el movimiento abstracto como parte de Los Once. Participa, comparte un poco de la sensibilidad de ambos. Se impone dentro del escenario y los ensayos de la no figuración, con una estética donde la forma geométrica quedaba desembarazada de su específica severidad, devolviéndola ungida de poesía y pensamiento filosófico.
A este artista ─que logró sensualizar la geometría, como escribió una vez Lezama Lima; que encontró una fórmula combinada entre arte geométrico y lírica; que no ha podido jamás rehusar de su realidad, ni dejar de aludirla en sus composiciones, y por el contrario, la reencuentra en la sigularidad de sus formas elementales al decir de Beatriz Gago, ─ se ha dedicado una serie de acciones que tiene como colofón más reciente la presentación del merecido catálogo: Oraá Abstractivos.
Se trata del libro confeccionado para la muestra Abstractivos de Pedro de Oraá, con obras suyas de poco más de un lustro de trabajo, situadas entre los años 2010 y 2016, presentadas con motivo del recibimiento del Premio Nacional de Artes Plásticas 2015. Pinturas y maquetas de trabajos escultóricos de diversa finalidad se acogen en estas páginas, con el acompañamiento de las distinguidas voces críticas de Rafael Acosta, Gerardo Mosquera, Beatriz Gago y Virginia Alberdi. La claridad, congruencia, el conocimiento que reflejan sus opiniones, no solo traen a colación la obra de un gran exponente del arte concreto en Cuba, también arrojan luces sobre un movimiento como el arte abstracto, opacado en su surgimiento y consolidación por incomprensiones coyunturales. Un repaso por dicho fenómeno (sistematizado y profundizado en otra indispensable publicación como Arte Concreto en Cuba de la Fundación Arte Cubano), y un reconocimiento a uno de sus fundadores, son deudas que van encontrando canales positivos de realización en Oraá Abstractivos.