Por David Mateo
Durante un encuentro de trabajo con el artista René Francisco, en el año 2012, me enteré de que la conocida coleccionista cubana-venezolana Ella Fontanals-Cisneros, presidenta de la Fundación CIFO, se encontraba en La Habana. René me comentó que el espléndido yate en el que había venido a Cuba estaba anclado en la Marina Hemingway y que allí iba ir a visitarla con un grupo de sus estudiantes del Instituto Superior de Arte, con el objetivo de obtener apoyo para su proyecto pedagógico “Ciudad Generosa”. Luego leí en uno de los boletines distribuidos por el Centro de arte contemporáneo Wifredo Lam que Ella iba a exhibir una parte significativa de su colección en el Museo Nacional, durante la 11na Bienal de La Habana. La noticia sobre su presencia en Cuba me pareció trascendente en aquel momento por varias razones: en primer lugar, porque ofrecía evidencias de una nueva y efectiva alternativa de promoción para algunos artistas plásticos cubanos; en segundo, porque denotaba la continuidad y el fortalecimiento de un intercambio gubernamental con coleccionistas de alto perfil; y en tercer lugar, porque corroboraba una circunstancia de flexibilidad en el intercambio y el diálogo con una parte representativa de la comunidad cubana radicada en el exterior.
Antes de que René Francisco fuera al encuentro con la Cisneros, le pedí que intercediera por mí para tratar de realizarle una entrevista para mi publicación digital Artcrónica; pero no fue él en realidad quien pudo ayudarme a concretar ese encuentro con Ella, sino Moraima Clavijo, directora en ese periodo del Museo Nacional, con quien estaba coordinando por esos días, además, una visita al Museo para el presidente de la Asociación Internacional de Críticos de arte Marek Bartelik. Moraima me puso en contacto con la directora de prensa de CIFO, y unos días antes de la inauguración de la muestra fui invitado a participar en la Conferencia de Prensa realizada en la sala de Arte Universal. Por suerte -y como ya es habitual entre los periodistas cubanos que atienden las artes plásticas- los asistentes sólo se dedicaron a escuchar y a recoger los materiales promocionales, casi no realizaron preguntas. La rueda de prensa duró apenas una hora y Ella Fontanals-Cisneros pudo dedicarme un poco más de tiempo para responder el cuestionario que traía en mi agenda…
DM: Ella, ¿cómo surgió la idea de esta exposición organizada por la Fundación CIFO para Cuba?
EFC: Estaba de visita en La Habana con el curador Osbel Suárez buscando artistas para incluir en la Colección CIFO y fuimos a conocer a Moraima Clavijo, la directora del Museo Nacional. Yo no la conocía y le llevé algunos libros de mi colección. En ese encuentro Moraima me dijo: ¿Te interesaría hacer una exhibición aquí? Eso fue una sorpresa para mí. Y le contesté: Bueno déjame pensarlo un poco. Tenía miedo por las condiciones específicas en las que serían mostradas las obras, el problema que existía con el aire acondicionado de la institución que en aquel momento no funcionaba; y luego de pensarlo mucho me dije: Sí, quiero hacerlo porque esto no se ha hecho antes y puede convertirse en una apertura para que otras cosas más se hagan.
DM: Supongo que debió sortear muchos obstáculos para traer la muestra a La Habana…
EFC: No fueron tantos los obstáculos como la demora que llevó todo el proceso de aprobación desde diferentes instituciones y niveles. Estuvimos como tres meses esperando la aprobación definitiva. Yo estaba un poco nerviosa porque para hacer un buen proyecto como este hay que organizarse con tiempo y veía que el tiempo de la decisión pasaba; pero al final llegó y todo salió bien y valió la pena el esfuerzo.
DM: ¿Cómo cree que interpretará la comunidad cubana en el exterior, sobre todo en Miami, su iniciativa de intercambio con el Museo Nacional?
EFC: También esa fue una de las cosas en las que pensé, aunque yo no soy residente en Miami. Hace unos días el periódico “Miami Herald” afirmó que soy residente, y que era cubana-americana. No soy cubana-americana, soy venezolana-cubana y española también, estos últimos cuatro años he vivido entre Suiza y España. Tengo la Fundación en los Estados Unidos porque mis hijas viven allí, una en Miami y la otra en Nueva York, ellas son una parte importante de la Fundación. También hicimos una sede en España. O sea, la Fundación es una mezcla; las obras están allí, pero yo presto obras a todas partes del mundo; las obras están todo el tiempo viajando.
Pero volviendo a la esencia de tu pregunta, Sí, tuve miedo de que algo pasara. Hasta ahora todo ha sido perfecto, no he tenido ninguna crítica en contra. Dos o tres personas me llamaron por un artículo que salió publicado en el “The Wall Stret Journal”, unos amigos de Cuba radicados en Miami y me dijeron que tenía que contestarle al periódico; pero en realidad hasta ahora no ha habido mayores inconvenientes.
DM: ¿No le preocupa una repercusión negativa para futuros desempeños de la Fundación en Miami?
EFC: Veremos qué pasa; pero hasta ahora no ha habido nadie en contra del proyecto. El arte no debe ser tratado como parte de la política, sino como una alternativa de acercamiento entre los pueblos, y espero que esta concepción sea respetada y considerada.
DM: Es un riesgo que cree vale la pena asumir…
EFC: Sí, yo he decidido correr ese riesgo…
DM: Su iniciativa de exposición se inserta dentro de un periodo en el que han ido consolidándose los vínculos entre importantes coleccionistas internacionales de arte y los artistas e instituciones del estado cubano. Pienso, por ejemplo, en Peter Ludwig, en Nina Menocal, Howard Farber, Gilbert Brownstone, Daros Latinoamérica collection, entre otros… ¿Qué aspectos de su proyección e interés la identifican con este grupo de coleccionistas y cuáles la diferencian?
EFC: Tengo entendido que Ludwig y Brownstone de alguna manera han vivido o han tenido vínculos sistemáticos con Cuba, han sido parte del crecimiento normal, orgánico del ámbito artístico. En el caso de Nina Menocal ella es una galerista que siempre ha mantenido relaciones comerciales con los artistas, y “Daros” son coleccionistas extranjeros también en vínculo con la isla. Yo me imagino que “Daros” viene a Cuba porque tienen un patrimonio latinoamericano y Cuba está dentro de sus intereses priorizados.
Yo soy una cubana que creció en otro país; cubana de descendencia. No tengo ningún interés comercial, yo vengo a dar, no vengo a llevarme nada. Quizás soy algo nuevo, fresco, alguien que llegó con una idea, una propuesta, que quizás tenga resultados positivos para el país. Rubén del Valle, presidente del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, una vez me dijo: Realmente sabemos que tú no tienes necesidad de venir aquí a exhibir tu colección para tomar ventaja, porque tu colección es muy conocida y ha viajado por todo el mundo. Eso es algo muy cierto; pero creo que para mí tiene un significado importante siendo cubana el tener la oportunidad de acercarme para ofrecer lo que puedo a un público y un pueblo que está muy cerca de mí.
DM: ¿Considera que la aceptación de su proyecto expositivo en el Museo es una señal de nuevos tiempos en las estrategias y procedimientos culturales y políticos, sobre todo con la comunidad cubana radicada en el exterior? ¿Cree en la funcionalidad de la cultura y el arte para producir cambios en las mentalidades?
EFC: Los artistas siempre han sido precursores de grandes cambios en el mundo, lo mismo políticos que sociales, porque representan y reflejan lo que viven y su situación dentro del contexto en el que se desenvuelven. Tampoco puedo adjudicarme la bandera de que todos los cambios vengan a través de mi proyecto; yo creo que los artistas en estos últimos tiempos han estado contribuyendo en ello. Y el gobierno de Cuba ha sido muy flexible en dejar que ellos se expresen como han querido y de cierta manera expongan sus reflexiones. Desde hace unos siete u ocho años hemos podido comprobar cómo el movimiento artístico cubano ha cambiado su forma de ver el arte, sus modos de expresarse, y que ha habido una cierta apertura del gobierno al dejarlos expresarse y respetar sus libertades. Espero que dentro de ese contexto yo también pueda marcar o abrir un puente para que otros pasen, vengan y hagan cosas similares.
DM: Ud. ha manifestado su interés en ayudar a difundir internacionalmente el arte cubano actual, que se hace dentro de la isla, a través de su Fundación. De poder llevar a cabo este cometido abiertamente, sin obstáculos, ¿A partir de qué principios haría la selección de los artistas y las obras para incluir en esa estrategia? ¿Tiene ya algún vínculo adelantado; está trabajando con algún artista cubano?
EFC: Recuerda que nosotros en la Fundación CIFO trabajamos a través de los curadores. Aquí en Cuba tenemos a Gerardo Mosquera y a Cristina Vives, que son parte de nuestro grupo asesor, y quisiera ampliar también ese grupo asesor con otros especialistas. Ellos son los que ven a los artistas, los promueven y recomiendan. Todos los artistas que participan con nosotros en la Fundación tienen que ser promovidos y acreditados por estos curadores. Después esos artistas quedan en nuestra base de datos. Tenemos ahora una manera de conectarnos con todo los museos, ellos tienen acceso a nuestra base de datos y eso facilita la interacción entre distintas partes del mundo y los artistas de Latinoamérica. Estamos haciendo siempre cosas innovadoras para promover a los artistas.
DM: ¿Pudiera mencionar algunos nombres de artistas cubanos que Uds. estarían dispuestos a incorporar a los trabajos promocionales de su Fundación?
EFC: Dos artistas cubanos acaban de ganar uno de nuestros premios. Uno es Tania Brugueras y el otro es Glexis Novoa. En la colección tengo varios artistas cubanos contemporáneos.
DM: En su colección, y en esta muestra particular que ha traído a Cuba, hay algunos artistas cubanos emblemáticos como Félix González Torres, Ana Mendieta, María Martínez Cañas. Sin embargo, en la información general de la colección que se ha distribuido no aparecen artistas nuestros que emigraron durante los años ochenta y que también son emblemáticos para la historia de la plástica cubana.
EFC: Los artistas que están incluidos ahora en la exposición del Museo son cubanoamericanos y los incluimos a ellos con toda la intención, porque Uds. han tenido la oportunidad de ver a todos esos artistas cubanos a los que te refieres aquí en el territorio. La idea era traer obras que nunca se habían visto, a las que el público cubano no ha tenido acceso; pero en la colección de la Fundación tenemos a muchos otros artistas, como Roberto Diago, René Francisco, Los Carpinteros, Carlos Garaicoa, Jaca, Glenda León, Felipe Dulzaides, Yoan Capote, y muchos otros jóvenes.
DM: Le hago esta acotación sobre los artistas plásticos cubanos que emigraron durante los ochenta, porque uno de los reclamos del público acá es también el de tener la oportunidad de ver y actualizarse con la obra reciente de esos artistas que no están radicados en nuestro contexto y empiezan ya a ser excluidos…
EFC: Sí, comprendo tu enfoque, te refieres a que sería muy interesante hacer una exhibición con algunos de esos artistas… Bueno, yo quisiera hacer muchas cosas con los artistas cubanos. Vamos a ver ahora, después de la Bienal, que otros proyectos podemos hacer. Yo estoy muy interesada, por ejemplo, en hacer un video corto, de 10 minutos, que me pidió Sothebys la casa internacional de subastas. Ellos tienen la próxima semana las ventas de obras de Latinoamérica, y me han pedido un espacio en el evento para pasar un video de artistas cubanos y sobre lo que estamos haciendo aquí. Yo creo que estas son las opciones y los contactos que tenemos que utilizar para promover a los artistas cubanos en el mundo. También creo que haremos exhibiciones de artistas cubanos en el extranjero y traeremos proyectos acá a Cuba.
DM: Aunque se afirma que la muestra colectiva “Una mirada múltiple” fue estructurada por Osbel Suárez desde una concepción curatorial abierta, expansiva, me gustaría conocer los presupuestos con los que fue realizada la selección de obras para el público cubano. ¿Qué esperaría Ud. como respuesta de ese “nuevo público”, un estado de constatación o de sorpresa?
EFC: Yo creo que una mezcla de los dos estados… El público cubano es un público ávido de cultura, informado, actualizado, preparado. A mí me sorprenden aquí todos los sucesos culturales, hay más gente inquieta que espacios para satisfacerlas; hay una intención muy fuerte de aprender y ver cosas nuevas. Por otro lado, pienso que lo que estamos trayendo es una verdadera novedad. Por ejemplo, traemos muchas obras de Ana Mendieta porque los mismos artistas y especialistas me lo pidieron, es una artista cubana que casi todo el mundo conoce, muy influyente, pero de la que no habían visto mucha obra. Trajimos una escultura de Ai WeiWei porque ha sido un artista conflictivo, polémico, disidente, y la gente tiene mucho interés en conocer su trabajo, sopesar lo que piensa y hace. La exposición es una mezcla de cosas nuevas para que el público se interese, para el aprendizaje, para abrir la curiosidad e investigar un poco más acerca del arte internacional. Cuando hablé con el curador le dije: Creo que la colección es muy extensa y debemos traer a Cuba cosas de diferentes partes del mundo; hay que incorporar obras que sabemos con seguridad no han sido vistas y constituyen un motivo de novedad para el público de la isla.
DM: ¿Cree Ud. en esa idea que han promovido algunos teóricos de que el concepto de “globalización” ha puesto en entredicho la denominación “Arte latinoamericano”?
EFC: Lo que creo es que tenemos que romper esa idea de que el arte tiene fronteras; acabar con esa fragmentación que hemos establecido; y precisamente por eso creo que el arte Latinoamericano, siendo tan poderoso, tan importante visualmente, se fue quedando atrás. Ahora no, ahora hay un interés renovado en el Arte Latinoamericano, y yo me he ocupado mucho de eso. Cuando hago una exhibición en Miami, o fuera de Miami, pongo a los artistas latinoamericanos al lado de los mejores, interactuando con artistas de todo el mundo. Creo que hay que integrar a los artistas Latinoamericanos al mundo, más que separarlos. No podemos hablar del Arte Latinoamericano per se, sino del arte como forma general, mundial, global; llamémosle como queramos, pero siempre en una sola unidad.
DM: ¿Cómo ha contribuido CIFO a la promoción y desarrollo del arte en América Latina? ¿Qué lugar le augura Ud. a Cuba en las propuestas y estrategias futuras de la Fundación después de este intercambio con el Museo Nacional?
EFC: CIFO ha hecho un trabajo exitoso en los últimos 10 años. La mejor evidencia es que CIFO es conocido por los artistas en toda Latinoamérica y todos quieren participar de nuestros proyectos. Hemos hecho un trabajo constante, abierto, que ha tenido resultados en todo el mundo. Con el contexto cubano tengo mucho interés personal. Si hemos hecho un trabajo en otras partes del mundo, porque no hacerlo en Cuba que hay más necesidad y donde el esfuerzo podría ser multiplicado fácilmente. Vas a Brasil, Argentina, Venezuela y los proyectos de este tipo cuestan bastante dinero, la tecnología es cara; aquí en este país con menos dinero se puede hacer mucho más. No estoy poniéndole un valor per se a lo que hemos hecho aquí; pero si el esfuerzo ha sido fructífero en otras partes, aquí podría ser mucho más provechoso. Estamos dispuestos a hacer todo lo que tengamos que hacer para ayudar al arte y a los artistas cubanos.
(Fotografías tomadas de las redes sociales de Ella Fontanals-Cisneros y CIFO)