por Lucila Fernández Uriarte y Luis Ramírez Jiménez
Durante la década de los años 60, como consecuencia de las transformaciones revolucionarias, se generaron profundos cambios estructurales en el país que significaron la centralización estatal de la economía. Y estuvieron acompañados de una serie de planes masivos para la satisfacción de urgentes necesidades básicas de la población, tales como educación, salud, recreación y vivienda. Esta concepción daba la posibilidad de desarrollar un trabajo interdisciplinario, pues el Estado pasó a ser dueño de los medios de producción y esto le permitía poder disponer, y distribuir, los recursos materiales y humanos en función de los proyectos sociales.
En toda la efervescencia de esa etapa estuvo presente el diseño por primera vez de manera consciente, ya fuera en los muebles e interiores de los múltiples espacios e instalaciones creadas, como en el vestuario y los productos para el consumo básico nacional. La modernidad contextualizada era el espíritu del momento. Crear, a partir de nuestros recursos materiales y de nuestras posibilidades productivas, era la palabra de orden. Esto, inevitablemente, dio un giro en la mirada hacia lo nacional y generó una diversidad de productos adaptables a nuestras necesidades, costumbres y condiciones naturales.
A inicios de esa década se crea el Ministerio de Industria, dirigido por el Che, quien afirmó la necesidad de ver el desarrollo de la industria nacional como medio de propiciar objetos con calidad y diseño para toda la población.
Asimismo, al principio de los años 60, Clara Porset, diseñadora industrial cubana, reconocida internacionalmente y radicada en México, viaja a Cuba con la intención de ayudar al desarrollo del diseño.
[1] Es invitada en ese momento a diseñar todo el mobiliario de la Ciudad Escolar “Camilo Cienfuegos” y parte de los muebles de la Escuela Nacional de Arte (ENA).
También en 1960 se crea el Departamento de Muebles de la Dirección del Ministerio de la Construcción (MICONS), dirigido por el arquitecto Antonio Quintana. Desde esta institución se dio respuesta inmediata a la amplia demanda de muebles e interiores, a partir del diseño, para instalaciones hospitalarias, viviendas, hoteles, escuelas y centros recreacionales. Gonzalo Córdoba y María Victoria Caignet, junto a su equipo de creadores, son los encargados de realizar estos proyectos. Cada uno de los encargos en ese departamento se resolvía de manera integral y a partir del trabajo de equipo entre arquitectos, ingenieros, diseñadores y artistas, lo cual garantizaba un resultado coherente.
Los conceptos rectores de esos muebles e interiores fueron siempre lo cubano y lo contemporáneo, así como la marcada intención de llevar la alta cultura a la vida cotidiana. En cada proyecto se respondía a nuestras necesidades propias, costumbres, clima, tecnología y materiales nacionales, con lo cual se disminuían las importaciones al mínimo y se generaba actividad e interacción entre diversos sectores productivos del país.
Bajo el concepto de una producción de mobiliario modular y económico, en 1963 se ejecutó el Plan Camagüey, donde se crearon diseños para cuatro mil viviendas. El tablero de madera prensada cubano fue el material básico utilizado.
El diseño de este equipo de especialistas también incidió en el incremento y la calidad de la producción de la Fábrica de Cerámica de Santiago de las Vegas o Taller Rodríguez de la Cruz, La Habana. Allí se produjeron y comercializaron vajillas con alto valor funcional a partir de la apilabilidad, la multifunción y la racionalidad industrial.
La anterior práctica y la conceptualización del diseño cubano sientan las bases en lo contemporáneo, la identidad, lo masivo y la integralidad de las acciones. La preocupación por los niveles, los tipos de consumo y las necesidades de vida de la población tuvieron una temprana atención.
En 1962 se crea, en el Ministerio de Industria, la Oficina de Estudios y Desarrollo de Productos: encargada de desarrollar los primeros estudios del consumo básico y masivo de la población, a partir de ensayos de diseño de productos. Esta, en 1967, pasa a formar parte del Ministerio de la Industria Ligera, creado en ese momento, al ser más coherente con la finalidad del mismo y al estar relacionada con la elaboración de productos utilitarios industriales.
Durante esa etapa y hasta 1972, un grupo de especialistas –entre los que se encontraban Iván Espín, René Puig, Mariano Vico, Yule Amado, María Teresa Muñiz, Reinaldo Togores, Manuel Millar, Heriberto Duverger, Aurora Mesa, Eva Björklund, entre otros– tenían como misión comprobar la adecuación de las nuevas tecnologías a la solución de problemas inmediatos en la elaboración de productos y mobiliarios. Así como el explorar la gama de posibilidades que, a largo plazo, abren estas nuevas tecnologías. En tales producciones se utilizaron materiales como el tablero de bagazo de caña, el cordón plástico, los tubos de aluminio, la madera y los textiles de producción nacional.
El trabajo realizado por ese grupo de especialistas demostró la posibilidad de hacer una amplia gama de excelentes diseños contemporáneos, funcionales y económicos a partir de nuestras posibilidades técnico-productivas y materiales. Aunque la mayoría llegó a elaborarse a nivel de prototipos, no todos tuvieron la posibilidad de ser producidos en serie por la falta de una adecuada interacción entre las industrias productivas correspondientes.
En 1965, y por iniciativa de Vilma Espín, se fundó el Taller Experimental de Diseño, en La Rampa, bajo la dirección del destacado diseñador de vestuario Fernando Ayuso. Fue con el objetivo de hacer ropa sencilla y moderna, con tejidos frescos, para la población cubana y que fuera comercializada a precios asequibles. Estos diseños eran promovidos a través de desfiles de moda que se organizaban.
En sentido general, los años 60 se caracterizaron por la participación en importantes ferias internacionales culturales y comerciales de primer nivel, donde los productos diseñados y elaborados en Cuba estaban muy bien representados por su originalidad.
Por su parte, la década del setenta fue una etapa en la que se fortalecen las relaciones con la URSS y la economía cubana se integra al CAME: comenzaban así los primeros planes quinquenales propios de una economía planificada. Precisamente, a instancias del arquitecto Iván Espín y dependiendo de la Industria Ligera, aquí se crea en 1970 la primera escuela de diseño de nivel superior: Escuela de Diseño Informacional e Industrial (EDII), que desarrolló su labor hasta 1978. Entre los objetivos del instituto estaban la formación de diseñadores, que desarrollarían productos de la Industria Ligera; el satisfacer los requerimientos económicos y sociales del país; poner el diseño cubano a tono con el mundo. A pesar del poco tiempo de duración y el escaso número de alumnos y egresados, estos tuvieron importantes roles dentro de la cultura nacional y la enseñanza. Se realizaron estudios sobre la vivienda popular cubana, las maneras de vestir en la calle, los muebles de las viviendas y los círculos infantiles, así como sobre los diseños de juguetes y envases.
A partir del apoyo económico del campo socialista se potenció la industria automotriz del Ministerio de la Industria Sideromecánica (SIME), con la producción de combinadas cañeras y alzadoras, diseñadas por ingenieros cubanos y soviéticos; con las carrocerías de los ómnibus Girón –apoyaron el transporte escolar y obrero durante muchos años–, también diseñadas y elaboradas en el país.
La Empresa de Producciones Varias (EMPROVA), creada en 1974 a instancias de Celia Sánchez Manduley, fue la continuadora del Departamento del MICONS de la década anterior. María Victoria Caignet y Gonzalo Córdoba también estuvieron al frente del departamento de diseño de dicha empresa. La misma aglutinó 22 talleres para la producción de muebles diversos, luminarias, vajillas cerámicas y estampados textiles. Entre las obras a destacar se encuentran decenas de hoteles; todo el mobiliario y los productos utilitarios del Palacio de las Convenciones; el mobiliario por piezas sueltas y combinables para viviendas económicas y para Ministerios, hospitales e instituciones gubernamentales.
En esta década aparecen las primeras teorizaciones propias sobre el diseño. Y se realiza una importante experiencia sobre su enseñanza. El concepto de diseño se actualiza y comienza el diálogo con importantes personalidades a nivel internacional.
En los años 80 el país funcionó dentro de una economía centralizada y se vivió una etapa de relativa estabilidad económica. Dentro de este panorama tienen especial relevancia los criterios de Iván Espín respecto al diseño, pues plantea que este debería de servir para lograr productos capaces de competir internacionalmente y, a la vez, satisfacer la demanda interna. Eran estos, portadores de un modo de vida nuevo.
En julio de 1980, a instancias de Espín, se creó la Oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI), adscripta a la Junta Central de Planificación. Sería él su director hasta 1988. Los objetivos de fundación fueron: contribuir a la efectividad de la producción industrial y elevar el nivel del diseño y la calidad de los productos. Entre sus funciones principales: elaborar los lineamientos del diseño del país, evaluar, promocionar el diseño y el desarrollo de nuevos productos. A inicios de esos años aumentó el número de industrias productivas en el país, por lo que la tarea de esta Oficina se perfiló como ambiciosa y difícil.
Entre los trabajos de mayor relevancia de esta década se encuentran los realizados bajo la dirección del ingeniero Jorge H. Fonseca y Wilfredo Pomares, en coordinación con la Industria Automotriz, y fueron: el tren bus para la ciudad de La Habana, un bulldozer y un cargador frontal. Otros diseños, de similar utilidad, fueron llevados a cabo por ese departamento en el campo del mobiliario, la cerámica, el calzado, el equipamiento médico, entre otros.
Entre las prioridades de la ONDI se encontraba la creación de un sistema de enseñanza para la formación de profesionales en las ramas del diseño industrial e informacional. Con este fin se creó en 1984 el Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI), por decreto de Fidel Castro, a solicitud de Iván Espín. La arquitecta Lourdes Martí fue su rectora entre 1984 y 1988. El rasgo dominante de su docencia y su filosofía fue la inserción del diseño en la industria y, con esto, transformar la actividad productiva del país.
“Para crear lo útil” era el lema del instituto. Con el objetivo de llevar adelante esta tarea, contaba con varios talleres bien equipados que permitían apoyar a los proyectos en la producción de prototipos. Además de brindar al estudiante un oficio que le permitiera elaborar sus propios modelos experimentales y conocer las tecnologías.
Como un buen ejemplo de este trabajo de conjunto, entre el ISDI y la industria nacional, cabe destacar la “Vajilla Tezoro” (1988). Este diseño laureado con el Premio Anual de Diseño fue realizado en equipo y bajo la dirección de José Espinosa. Tuvo entre sus objetivos sustituir la producción de un diseño importado de esa fábrica por una nueva vajilla cubana, que respondía a los hábitos de nuestra población.
La fuerza abarcadora de estas dos instituciones –ISDI y ONDI– acaparó casi toda la actividad del diseño en el período, por lo que es difícil ponderar la importancia de otras instituciones y trabajos relevantes. Aunque, entre estos últimos, se pudieran destacar la labor de CONTEX en el desarrollo de un vestuario fundado en una moda propia; la experiencia de TELARTE, que involucró a artistas reconocidos de la plástica cubana en la industria textil; la labor de la EMPROVA, que continúa por entonces. Cabe mencionar que la obra teórica, pedagógica y práctica fue decisiva para instaurar y caracterizar el diseño en el país: aporte que trasciende al presente.
Los años 90 se caracterizan por la desaparición del campo socialista, lo cual generó una severa crisis económica nacional que afectó planes de desarrollo industrial y los niveles de vida de la población. A partir de esta situación, Cuba redireccionó su economía para potenciar el turismo como alternativa de ingresos convertibles imprescindibles. Y crea en 1994 el Ministerio de Turismo (MINTUR). A partir de entonces fueron realizadas importantes inversiones en los hoteles del país, donde el diseño –de interiores y mobiliario– tuvo un lugar prioritario en hoteles como el Meliá Cohíba y el Santiago. Esos, proyectados de manera integral por arquitectos y diseñadores cubanos.
En la zona antigua de La Habana se rehabilitaron edificios de alto valor histórico y arquitectónico, donde el diseño interior y de mobiliario cubano también estuvo presente: este interpreta y recrea la época colonial a partir de códigos contemporáneos. Tal es el caso del primer hotel cinco estrellas plus de Cuba, que fue el Santa Isabel (así como el Telégrafo, en una versión renovada de su diseño). En todas estas intervenciones los proyectos se manejaron de manera integral y con carácter multidisciplinario. Fueron logrados resultados de alta coherencia y funcionalidad. Cabe indicar que un alto por ciento de las producciones era nacional.
A principios de esa década y con la incorporación de los graduados del ISDI, la industria cerámica de la Isla de la Juventud resplandeció con nuevas series de productos utilitarios de alto valor estético y funcional. Esos incrementaron las exportaciones y generaban importantes solicitudes en ferias y exhibiciones. En el diseño de vestuario se continuó y amplió la excelente línea de trajes de baño (Vanesa), así como con las diferentes series de uniformes para eventos e instituciones.
Una importante intervención del diseño a la industria de equipos médicos, en los llamados polos de desarrollo científico, fue el aporte de los graduados del ISDI: a partir del trabajo de conjunto con científicos y especialistas, lograron rediseñar algunos dispositivos que sustituyeron importaciones y realizaban funciones de importancia vital para la salud.
Cabe destacar la valoración y comprensión que, en este período tan complejo, se le dio al diseño industrial como elemento necesario para la sustitución de importaciones, a partir de la creación de productos nacionales. Estos aportaron una carga estética y funcional acorde a las necesidades concretas que resolvían. De alguna manera se estimuló la exportación como vía de ingreso necesario en aquellas industrias donde las materias primas fundamentales eran nacionales. Esta percepción debería ser permanente y es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando se tiene en cuenta el diseño como eslabón necesario entre la industria y la sociedad.
Atendiendo a sus principales contribuciones, todos estos años han aportado al diseño industrial en Cuba una experiencia digna de valorar. En este sentido cabe resaltar que es un diseño vinculado a la modernidad; está asentado en los métodos más actuales de enseñanza y en su contextualización nacional; está concebido a partir de tecnologías y recursos materiales nacionales, donde las necesidades cotidianas se convierten en una prioridad a resolver; es representativo de lo mejor de nuestra cultura, pues el rescate de tradiciones da lugar a la búsqueda de una identidad propia.
Fuentes consultadas:
Lucila Fernández Uriarte, José A. (Pepe) Menéndez Sigarroa, Gladys M. Bidot Peláez, Santiago Pujol Bonani y Amarilis Matamoros Tuma: Modernidad, identidad y valor social. El diseño en Cuba de 1960 a 2000. Edición: Santiago Pujol Bonani y Diley Milián. La Habana, 2016 [sic].
Lucila Fernández Uriarte: “Una Isla de diseño: Cuba de 1960 a 2000”.
- Clara Porset volvió a México en 1963, donde desarrolló un amplio programa de práctica y enseñanza del diseño y contribuyó a fundar la carrera de Diseño Industrial en la Universidad Autónoma de México (UNAM). A partir de su labor pedagógica y conceptual es considerada una de las diseñadoras más importantes del mundo. ↑
(A modo de homenaje editorial hemos introducido el presente texto con uno de
los diseños de Gonzalo Córdoba, la silla Luigi, pieza atractiva que merece –al
menos– ser contemplada como obra artística. Estuvo en el conjunto de la variada
exposición Cuba: la singularidad del diseño, abierta en 2019, en el Museo de
Arte Moderno, México. Agradecemos a Luis Ramírez por esta imagen
fotográfica).