Humberto Ramírez y Universo García
“Hablando claro, la arquitectura cubana que se produce hoy está en el peor momento de su historia. Exagerando un poco, solo un poco, diría que no existe como expresión de la cultura material y espiritual de nuestro país”.[1]
Nelson Herrera Ysla (2012)[2]
Transcurridas tres décadas del descalabro socialista europeo, con efectos económico-sociales y culturales no superados, ¿podemos referirnos a un conjunto notable, homogéneo y sostenido de obras de la Arquitectura Cubana, reconocidas y valoradas favorablemente por la crítica?
Coexisten, sin dudas, dos escenarios específicos e interrelacionados en la producción arquitectónica. Y en esa contrastan diversos proyectos y maneras de conducirlos:
I. La Rehabilitación de Centros Históricos, sus espacios urbanos e inmuebles patrimoniales
La Oficina del Historiador de la Ciudad, La Habana, liderada por el Doctor Eusebio Leal Spengler, con determinada autonomía financiera, apoyo internacional y un Plan de Gestión y Manejo Integral, ha engrosado una valiosa lista en el Centro Histórico de La Habana Vieja, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Además, ha dinamizado la economía y ha mejorado la calidad de vida de numerosos habitantes. Entre los logros se disfrutan plazas y paseos, el Teatro Martí,[3] el Palacio del Segundo Cabo,[4] hoteles como el Saratoga[5] o el Telégrafo,[6] interesantes intervenciones en el borde de la bahía y el sector tradicional del Malecón… Y el más reciente, el Capitolio Nacional.[7]
Distinguen a estos proyectos: el respeto a los valores de la arquitectura histórica; la impronta creativa de arquitectos inversionistas y proyectistas, con enfoques de contemporaneidad; la incorporación de nuevos usos, de tecnologías, técnicas constructivas de avanzada y el rescate de las tradicionales. Merecen destacarse además obras como las de transformación de los almacenes y las estructuras del Puerto de La Habana,[8] o el Mercado Único de Cuatro Caminos.[9]
El Ministerio de Cultura ha acometido la rehabilitación del conjunto de las Escuelas de Arte, que continúan inconclusas;[10] del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso;[11] la recuperación de museos y cines abandonados –para diversas compañías escénicas–, entre otros. Se reconoce y estimula esa actividad con la entrega anual, por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, de los premios de Conservación y Restauración.
Creada la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador, con los centros históricos de La Habana, Santiago de Cuba, Camagüey, Trinidad, Cienfuegos –así como los de Baracoa, Remedios, Sancti Spíritus, Bayamo, Matanzas, Cárdenas, Gibara–, esta interactúa con los Gobiernos Locales y quedan renovados entornos –como la Plaza Central Parque José Martí, de Cienfuegos, o el Parque Céspedes, de Santiago de Cuba. Pero todavía no se generaliza al resto de los territorios históricos de La Habana y de otras ciudades, pues urge atenderlos por el avanzado deterioro y maltrato continuo de su arquitectura, algo que pone en riesgo su propia existencia. Ellos constituyen esencia cultural y memoria viva de la Nación.
II. El ámbito general de las construcciones. Realidades y utopías
“Hay que darle nuevamente un valor cultural a la arquitectura [cubana] porque esta fue secuestrada por los constructores y dejó de ser cultura para convertirse en construcción”.[12]
Mario Coyula (2013)[13]
Pautándose lo constructivo-funcional básico sobre su estética, el espectro de obras riñe en calidad con el buen espíritu arquitectónico. Se destacan en condiciones priorizadas del “Período Especial” y de la “Batalla de Ideas” –iniciada en 1999– obras nuevas en el Polo Científico (Centro de Inmunología Molecular / Evelio Valdés y equipo); terminales aeroportuarias (terminal 3 del Aeropuerto Internacional José Martí / Mario Girona y equipo); centros comerciales (remodelación del Mercado Carlos III / Humberto Ramírez y equipo; y Centro Comercial La Puntilla / José Antonio Choy y equipo); bancos (remodelación del BFI en Miramar / José Antonio Choy y equipo; antiguo Royal Bank of Canadá para el Tribunal Supremo Popular / Yeni Molina, Sergio R. Arencibia). Así como otras, para la salud, las instituciones culturales y educacionales.
La UCI o Universidad de Ciencias Informáticas (2002), próxima a San Antonio de los Baños, ha sido la mayor convocatoria reciente (equipos de EMPROY 2 y ATRIO). Se diseñó con una amplia inserción de obras de artistas visuales: y hasta con una escultura del arquitecto brasileño Oscar Niemeyer. No alcanzó los niveles pautados. Múltiples diseños de jóvenes arquitectos talentosos, premiados en Salones Nacionales de Arquitectura Cubana, fueron mutilados constructivamente por la premura, o no se ejecutaron.
La Zona Especial de Desarrollo del Mariel, el mayor proyecto inversionista activo, emplea la capacidad proyectista nacional en la infraestructura. Mientras los principales proyectos de arquitectura se reservan a entidades foráneas.
¿Por qué al programa inversionista más masivo, la Vivienda Social, le es ajeno el diseño urbano-arquitectónico?
Confrontando la enorme deuda de miles de nuevas unidades anuales y de la reparación del fondo existente en mal estado, el programa estatal no ha respondido cuantitativa ni cualitativamente. La Comunidad Las Arboledas (1989) y la Villa Panamericana (1991), ambas en La Habana y ejemplos de diseño integral, lamentablemente no tuvieron repercusión en la ulterior solución del hábitat.
La inversión extranjera de “Inmobiliarias” en los años 90 para vender y rentar apartamentos en zonas valiosas del litoral norte habanero –con una veintena de edificios de altura media– sumó un decepcionante anacronismo historicista. Y algo más: un edificio de 20 plantas en el Malecón, proyecto extranjero de tímida vocación estructural e incomparable con la modernidad de los años 50.
Los novedosos intentos proyectuales y las investigaciones de las universidades sobre la vivienda y sus diversas posibilidades de mejora de un hábitat holístico –con los sistemas constructivos existentes y modelos tradicionales– son suplantados por una praxis constructiva facilista, reduccionista. Los nuevos desarrollos reiteran la “colocación” de bloques típicos, de uno u otro sistema constructivo, dispuestos sin verdaderos estudios de conjunto ni de detalles, sin jardines ni mobiliario y con limitaciones de servicios. Su expresión dominante es en extremo chata y anodina, caótica e inarmónica; el rol de la gráfica o los murales, lo ocupan colores estridentes, asumidos como patrón de “belleza” por los constructores. El deterioro por la baja calidad es lo que sigue. Son meras “cajas refugios”.
En los Centros Urbanos Tradicionales están concentrados el mayor fondo habitacional y los valores de cara al turismo cultural; peligra su arquitectura, por la precariedad y el cambio de uso indiscriminado; estos demandan un tratamiento singular, requieren una visión particular de rescate y nuevas inserciones más flexibles. Propuestas como la “Manzana Piloto” para el municipio de Centro Habana, del arquitecto urbanista Enrique Fernández Figueroa, no han progresado.
Programa Hotelero: “la Arquitectura Cubana padece de un inexplicable destierro”
Fomentado en los años 90 con diseños extranjeros –como los hoteles Meliá Cohíba y Meliá Varadero, entre otros–, sobrevino una etapa más autóctona con diversos alcances y calidades. Suscitó el debate sobre la identidad cultural, lo cubano o lo caribeño, lo patrimonial o lo contemporáneo, lográndose buenos ejemplos, aun cuando abundó la reproducción mimetizada. Tal programa agregó códigos de la arquitectura colonial de simple concepción comercial.
Se confió en el talento de los arquitectos cubanos. Luego del predominio de sistemas constructivos típicos y rígidos, de prefabricación seriada anónima, recomenzó un ejercicio autoral de tradición vanguardista. Lo muestran hoteles como el Meliá Santiago, Meliá Cayo Coco y la ampliación del Hotel Parque Central (arquitecto José Antonio Choy y equipo), los hoteles Meliá Las Américas y Meliá Habana (arquitecto Abel García Puerto y equipo), entre otros.
Lamentablemente desde 1999 ocurrió un cambio inaudito. La asociación con la empresa francesa Bouygues Batiment International, que propició eficiencia constructiva, reglamentó la exclusividad de diseños foráneos anónimos. Esto privó a los arquitectos cubanos de la posibilidad autoral y los relegó a la elaboración de los proyectos ejecutivos, cuyo nivel técnico ha garantizado la óptima ejecución. Varadero (principal polo), los admirables cayos y la costa norte oriental muestran desde un escenográfico “revival” hasta expresiones repetitivas y simplistas de “modernidad”. Lo peor llegó a La Habana, donde se han impuesto diseños muy discutibles en su entorno urbano histórico y moderno: los más “rutilantes”, en el inicio del Paseo del Prado y en plena Rampa habanera, violentan las Regulaciones Urbanas. Son edificios sin relevancia arquitectónica, demeritan la originalidad de inmuebles históricos, repiten la banalidad del repertorio internacional contemporáneo. O vuelven a lo más mustio de los años 50.
La Arquitectura Cubana sufre este indignante destierro. Durante 20 años no se ha convocado un concurso de Ideas Conceptuales ni a arquitectos nacionales para diseñar un nuevo hotel. En cambio, los inversionistas han desechado interesantes propuestas para recuperar edificaciones históricas o nuevas. Sobresalen las presentadas por el Estudio Choy-León.
Arquitectura independiente “underground”: ¿nueva vanguardia?
Los arquitectos cubanos renunciaron al ejercicio privado en 1963. Luego, en el contexto del programa hotelero de los años 90, surgen grupos creativos independientes: coordinados por los ministerios de Cultura y del Turismo, integran a diseñadores y artistas de la plástica –la visión integral del Diseño Ambiental defendida por Fernando Salinas.[14] Destaca (quizás como único sobreviviente) el Proyecto Espacios –conocido antes como (e)spacios– liderado por Vilma Bartolomé, con intervenciones en vacíos del Malecón habanero; con diseño de interiores, como los Hoteles Arte,[15] y la reciente propuesta para el Eje Cultural de la calle Línea, en El Vedado habanero. Esta modalidad creativa, de notable repercusión cultural, ha sido oficialmente restringida a los arquitectos.
Hoy día y con las dinámicas económicas del país, el desarrollo del Trabajo por Cuenta Propia (TCP) y las cooperativas de construcción, la apertura de negocios privados y la compra venta de viviendas, es visible un nuevo ámbito: la práctica independiente de los arquitectos, muchos son jóvenes; unos, en tiempo extra-laboral, y otros, a tiempo completo, y amparados únicamente por licencias como “Decoradores”. Se incrementa la impronta personalizada a encargos –cafeterías, restaurantes, bares, gimnasios…– que la empresa estatal no puede asimilar, y a la restauración, adaptación y ampliación de viviendas, nuevas o para hostales. Sin embargo, los proyectos de viviendas corresponden al “Arquitecto de la Comunidad”, grupo técnico creado en los años 90, el cual ha perdido efectividad, carece de cobertura y muchas veces de calidad a tal demanda. Por lo que persiste un lastre inicial, la falta de respaldo legal y, además, de la complementariedad con las empresas estatales.
Grupos como DAG arquitectos, ALBOR arquitectos, Habana Regeneración –junto a otros– han integrado GECA (Grupo de Estudios Cubanos de Arquitectura): intento colectivo de formalizar esta práctica, reconocida y premiada, en las confrontaciones bianuales de la Sociedad de Arquitectura de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de la Construcción de Cuba (UNAICC). Convergen búsquedas de lenguajes propios, el rescate de las mejores prácticas y la innovación creativa. Es un horizonte promesa de la Arquitectura Cubana.
Su legalización sumará profesionales al desarrollo del país. Contribuirá a la gestión de los gobiernos municipales, al extenso listado de necesidades de reparación y construcción de viviendas, de servicios que requieren la población y las nuevas formas de gestión. Será herramienta efectiva para contrarrestar la proliferación de acciones individuales improvisadas y sin asistencia profesional, que han ido deteriorando el Patrimonio Edificado y produciendo ambientes de fealdad y baja calidad.
“Revolución es Construir”: ¿es Arquitectura?
Se ha fallado sistemáticamente, ¿de modo consciente o no?, en estimular la creatividad individual y de equipo en las entidades proyectistas. A pesar del éxodo constante, de profesionales desmotivados, existe un nivel calificado, pero el componente estético formal no siempre se pauta como requerimiento básico. Casuísticamente se restringe de principio. Inversionistas y constructores aluden razones presupuestarias para “no complicarse” con soluciones de diseño que “entorpezcan” una ulterior ejecución. Y, así, resultan edificios monótonos, despojados de confort ambiental y eficiencia energética, de texturas, de expresividad, de belleza. Lo construido hasta hoy –con sus excepciones– no evidencia prioridad en el logro de una Arquitectura competitiva. Se requiere de una ley que regule el ejercicio profesional, que potencie la excelencia curricular y los concursos de ideas para la asignación de los proyectos. No ayudan la ausencia de la crítica arquitectónica y el triunfalismo en los medios de comunicación.
Avanza el siglo XXI. Cuba persiste en su desarrollo enfrentando el recio Bloqueo y nos preguntamos: ¿por qué no es la Arquitectura, con excelentes profesionales egresados de nuestras universidades, una actividad eminentemente creativa en sus diversos ámbitos y encauzada adecuadamente como aporte social y cultural? ¿Por qué esta expresión material, duradera de la cultura y la sociedad de nuestro tiempo, queda relegada a un plano de menor valor? ¿Qué lo impide? ¿Por qué predomina una visión simplificada de su rol en la Sociedad Cubana? Con los recursos materiales y profesionales disponibles se pueden hallar soluciones racionales y estéticamente loables. No es la limitación de recursos materiales. Falta voluntad.
Hoy nos planteamos: ¿cómo debe ser la Arquitectura Cubana? ¿Qué rol desempeñan la historia, la tradición, lo vernáculo, lo universal? ¿Cómo influyen las nuevas tecnologías y los materiales? ¿Cuáles son los referentes del diseño arquitectónico luego de décadas de intermitencia, de producción limitada de proyectos de calidad: el pasado colonial, el republicano ecléctico o moderno, el futurismo de Dubai? Debemos mirar críticamente al mundo desarrollado y emergente, y hacia adentro, con soluciones más autóctonas, que reflejen nuestra identidad: un universo muy rico, las más de las veces inexplorado. Solo propiciando una práctica arquitectónica de amplia participación y continuidad, basada en sus valores y la competitividad, en la inter y multidisciplinariedad, podrá vislumbrarse un panorama que ya hoy, entrando en el tercer decenio del siglo, reitera los mismos desafíos.
El Doctor Eusebio Leal Spengler en el acto de homenaje póstumo a Mario Coyula Cowley, realizado en la UNEAC, refería sobre él:
Consideraba que la barbarización de la arquitectura, la pérdida de los espacios, el olvido del papel del arquitecto en la sociedad como un elemento de cultura fundamental para dirigir y bien dirigir lo que se hace, era muy importante. [Coyula] no creía en ninguna institución fallida ni superficial, que emitiese licencia para realizar una u otra obra, generalmente en las cuales se resuelven los problemas sobornando al interesado.
Él creía, como se cree en otros lugares, en una Orden de Arquitectos. Él creía en el prestigio de la arquitectura cubana que tantos valores acumuló a lo largo de siglos y, de lo cual, no solo [es ejemplo] la esplendorosa Habana, hoy cubierta por un velo de decadencia, apenas rasgado en algunos puntos. Él creía que cada parte de Cuba había expresado una forma original de su arquitectura, de su arte constructivo, de sus formas de hacer y actuar. Creía en lo vernáculo, pero creía también en los nuevos materiales…[16]
¿Qué ha cambiado respecto a la percepción de Nelson Herrera Ysla, de Mario Coyula, de Eusebio Leal? Hoy las ciudades cubanas todavía seducen. Son herederas de centenarios legados constructivos y magníficas plazas culturales –soporte económico y espiritual. Pero apenas se han salvado segmentos de sus centros históricos, por lo tanto, peligran otros. Continúan creciendo sin gracia. Sigue predominando lo improvisado, lo primitivo o lo grotesco. Al omitirse el rol integral de la Arquitectura, persisten el vacío creativo de las décadas recientes y la ausencia inaceptable del nuevo legado.
Excluidos o restringidos sus principales artífices, los actuales arquitectos, expertos y jóvenes, perseveramos en cada oportunidad para reivindicar y trazar huellas. Y hacer valer que si “Revolución es Construir”… ¡también es Arquitectura! Es anhelo y empeño que, nuevamente, Cuba sea el destino orgulloso de nuestra mejor práctica aprendida; que cesen la frustración y emigración profesional; que se reinstauren –como avizoran los noveles ejemplos– las pautas y el respeto del buen hacer por la mejor ciudad.
- Nelson Herrera Ysla: “Arquitectura cubana, hasta luego”, revista Arquitextos, São Paulo, año 12, enero, 2012: https://www.vitruvius.com.br/revistas/read/arquitextos/12.140/4200 [texto n.140.07]. ↑
- Nelson Herrera Ysla (Morón, 1947). Arquitecto, crítico de arte, curador y poeta. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del Teatro Martí: arquitecta Marilyn Mederos, ingeniera Marisol Medero y equipo de la Empresa RESTAURA de la Oficina del Historiador de la Ciudad, La Habana. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del Palacio del Segundo Cabo (Centro para la Interpretación de las Relaciones Cuba-Europa): arquitecta Vivian Álvarez Isidrón y equipo de la Empresa RESTAURA de la Oficina del Historiador de la Ciudad, La Habana. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del Hotel Saratoga: arquitectos Abiel San Miguel, Eldris M. Miranda y equipo. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del Hotel Telégrafo: arquitectos Nury Bacallao, Universo García y equipo. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del Capitolio Nacional de Cuba: arquitectos Marilyn Mederos, Raúl Cortázar, ingeniera Marisol Medero y equipo de la Empresa RESTAURA. ↑
- Proyectos del borde de la bahía de La Habana: colectivo de arquitectos de la Empresa RESTAURA de la Oficina del Historiador de la Ciudad, La Habana. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del Mercado Único de Cuatro Caminos: arquitecto Yosbel Hernández y equipo. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del conjunto de las Escuelas de Arte (obra de los años 60 de Ricardo Porro, Vittorio Garatti, Roberto Gottardi): arquitecto Universo García y equipo. ↑
- Proyecto de Rehabilitación del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso: arquitectas Aymee Cortiñas, Idamnis Monteagudo, Vilma Bartolomé y equipos. ↑
- Cecilia Crespo: “Mario Coyula: ‘La arquitectura cubana fue secuestrada por los constructores’” [entrevista], 2013: https://oncubanews.com/cultura/artes-visuales/mario-coyula-la-arquitectura-cubana-fue-secuestrada-por-los-constructores/ ↑
- Mario Coyula Cowley (La Habana, 1935-2014). Destacado arquitecto, crítico y urbanista cubano. Doctor en Ciencias Técnicas y Profesor de Mérito de la Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (CUJAE). Premio Nacional de Arquitectura 2001 y Premio Nacional de Patrimonio Cultural 2013. ↑
- Fernando Salinas González (La Habana, 1930-1992). Arquitecto, diseñador, escultor, poeta y crítico. Doctor en Ciencias Técnicas. “Profesor de Profesores”. ↑
- Fue uno de los proyectos más trascendentes de Espacios, a través del Novotel Miramar, Hotel Panorama, Hotel Cayo Santa María, Hotel Barceló Cayo Largo, entre otros. ↑
- “Eusebio Leal on/sobre Mario Coyula (1935-2014)”, palabras expresadas por el Historiador de la Ciudad en la Sala Martínez Villena (UNEAC), La Habana, septiembre, 2014 y disponibles online en registro audiovisual: https://youtu.be/54jB2cq8iUI. (Eusebio Leal Spengler, La Habana, 1942-2020. Destacado intelectual, político, ensayista e investigador. Orador. Doctor en Ciencias Históricas). ↑