David Mateo
¿Qué propósitos te mantienen vinculado hoy día a la gestión pedagógica?
Me gradué en el 2001 y empecé la práctica pre profesional en el ISA. En primera instancia hice como una preparatoria para alumnos extranjeros que venían con cierto déficit técnico y conceptual para enfrentarse a las pruebas del ISA, que son de mucho rigor. Me pasé dos años en esa preparatoria. Ya después hice un programa y me colocaron a dar clases en primer año con el Programa de McEvilley, que son ejercicios muy específicos. Después, cuando llevaba cuatro años en el ISA, me dieron la posibilidad de empezar con un grupo de segundo. Entonces colateralmente a las clases que pudieran ser de inserción social y de búsqueda de un discurso personal, desarrollé un taller opcional en el que me tomaba la libertad de hacer mi propio programa. Me gustaba más que los alumnos se acercaran a los intereses u objetivos del programa. Diseñé un programa en el que hacía énfasis en las supuestas fisuras (lo que me faltó a mí como estudiante). Quería ayudarlos a ellos desde mi experiencia. No me considero un pedagogo como tal, no soy alguien que tenga el carisma necesario para impartir clases. Pero esta experiencia de lo que me faltaba yo la colocaba en estos programas.

Sesiones del taller Emplazamiento físico y virtual de la obra de arte (ISA)
El primero fue de dibujo. Consideraba que el estudiante del ISA, luego de eliminadas las escuelas de nivel elemental y algunas de nivel medio, venía con muchas lagunas en el dibujo, le costaba mucho trabajar con la técnica; no podías entender muy bien cuáles eran sus imágenes porque no dibujaba. Entonces hice un programa de dibujo no tradicional, más bien conceptual, en el que al mismo tiempo tuvieran que dibujar y presentar proyectos. Hice como tres versiones de ese programa de dibujos. El dibujo era algo que me había acompañado durante toda la carrera, y la gente me considera dibujante, más que un pintor. Y es cierto, aunque mis instalaciones parezcan objetos, esculturas, al final tienen mucho de dibujo y todo esto yo se los trasmitía: el dibujo interviniendo espacios, las nuevas tecnologías vinculadas al dibujo, el dibujo supeditado al land art, supeditado a lo efímero o al graffiti, ese tipo de cosas comencé a vincularlas a esos programas. Realmente los estudiantes lo acogieron súper bien, sobre todo por la parte conceptual, porque el ISA es una escuela eminentemente conceptual, el estudiante se identificaba rápido, pero al mismo tiempo yo le iba introduciendo la parte del dibujo que era lo que me interesaba que potenciaran.

Sesiones del taller Emplazamiento físico y virtual de la obra de arte (ISA)
Yo pasé por todos los años del ISA dando clases, menos en la preparación de las tesis. En el 2011 me ausenté porque tenía demasiados compromisos con mi obra personal: el Pabellón de Cuba en la Bienal de Venecia en el 2011; después, mi primera exposición en París; varias Bienales consecutivas; la Beca Calder, o sea, una serie de cosas que limitaron mi tiempo para la enseñanza. Cuando estoy dando clases, me gusta permanecer el curso completo. En 2017-2018 regresé al ISA y presenté un nuevo proyecto que se tituló Emplazamiento de la obra a nivel físico y virtual. Es un programa en el que, por el mismo hecho de haber empezado al cabo de unos años, tuve que ser más enfático en la metodología, en la parte de la investigación del programa; tuve que hacer una categorización como profesor. Pienso que este programa es una propuesta más madura. Y se trataba de fisuras, de cosas que no te hablan en las clases durante todo tu recorrido por el ISA, temas relacionados con la proyección de la obra, con lo que sucede con las obras después de creadas. Ya no me interesaba tanto el proceso de cómo hacer una obra, cómo llegar a un discurso, a una propuesta personal, más bien lo que tiene que enfrentar el artista joven cuando sale del ISA y se relaciona con el circuito de galerías; cuando tiene que enfrentarse a un coleccionista, promover su trabajo sin el sostén de la escuela. La escuela de alguna manera te crea ciertas comodidades, luego tú tienes que comenzar a buscarte tus propios espacios.

Sesiones del taller Emplazamiento físico y virtual de la obra de arte (ISA)dav
Hay una parte de mi programa que es sobre el espacio creativo. La primera clase con los estudiantes, por ejemplo, fue llevarlos a mi espacio en el Morro-Cabaña para que vieran dónde hago mi producción y la importancia que tiene en mi trabajo; que vieran la necesidad de relación que existe entre artista y espacio para crear, y qué características debe tener ese espacio para la obra que tú haces. No se trata de una nave, por ejemplo, para hacer una obra digital, no se trata de tener una computadora para hacer una instalación, hay que saber equiparar una cosa con la otra. También este tipo de trabajo crea un nexo alumno-profesor muy rico que lo aprendí cuando René Francisco fue mi profesor, e insistía mucho en el acercamiento a las necesidades personales de ambos, el vínculo en la vida diaria, cotidiana, el sistema de relación humano que para mí es fundamental. No puedo ir al ISA y después desvincularme por completo, hay que asistir a los proyectos que ellos tienen, que ellos vengan a los míos, que haya recirculación e intercambio. No solo se trata de estar en la clase del ISA, en el techo pedagógico, también hacemos cosas en la vida diaria que no son solo arte.
Este taller ha tenido un nivel de expectativa tremendo. Desde que lo puse en el mural del ISA, se han matriculado muchísimos alumnos, incluso de todos los años, porque ellos saben que tienen una carencia en esos aspectos. Ellos no saben cómo tasar su trabajo, por ejemplo, se les dio una clase sobre tasación de obras de arte, sobre el mercado, y el mercado lo desmembré en los tres sectores que intervienen: desde la perspectiva del artista, del especialista y del coleccionista, como un sistema. Di tres clases y ellos agradecieron muchísimo la presencia de especialistas y conocedores de esas materias, porque cuando yo era estudiante también me gustaban las clases con invitados, gente que sabía, que eran vanguardias en lo que hacían. Encontrarse con artistas que a lo mejor no eran buenos conferencistas, pero tú los tenías delante y podías preguntarle, era mucho más enriquecedor que cualquier clase, era como tomar un camino corto para llegar a ciertas verdades o conocimientos.

Sesiones del taller Emplazamiento físico y virtual de la obra de arte (ISA)hdr
Como te dije, el taller se llama Emplazamiento físico y virtual de la obra de arte. La palabra emplazamiento implica que una obra va a quedar expuesta para la posteridad en la memoria del espectador, o a nivel físico. También está lo virtual, el impacto que tiene una página web, un perfil en las redes sociales, y cómo tú tienes que saber diseñar esto y cómo dosificar la información, qué es lo que vas colocando, buscar gente que conozcan bien el tema de las multimedias, cómo organizar y presentar esa información. El taller ha tenido muchos resultados, ha ido creciendo con el tiempo, y después se sumaron estudiantes que no necesitaban las horas (los talleres opcionales en el ISA son para complementar un determinado números de horas-clases, y cuando tú completas, digamos, tres talleres con una determinada cantidad de horas ya no tienes que hacer más talleres opcionales). O sea, están asistiendo por de forma voluntaria, porque les interesa el tema. Eso es lo que más me motiva con el taller.

Sesiones del taller Emplazamiento físico y virtual de la obra de arte (ISA)
El estudiante del ISA agradece también cuando el profesor tiene una trayectoria, cuando ellos se sienten reflejados en las cosas que tú pudiste alcanzar en un momento determinado, que estés bien ubicado en un circuito, que estés trabajando con galerías, que tengas todas las condiciones para convertirte en un paradigma. Yo consideré que este era el momento ideal para regresar al ISA y crear ese nivel de conexión con el estudiante.
¿Alguna inconformidad a lo largo de la experiencia pedagógica?
Pienso que para un taller como este, el ISA necesita una infraestructura que no tiene. Por ejemplo, una sala de conferencias con los recursos para proyección, conexión a Internet, Wifi para buscar referentes instantáneos o comunicarnos con un artista que esté fuera de Cuba preparando una exposición internacional y dialogar con él, en el momento del montaje… Yo mismo pudiera tener un proyecto fuera del país y poder sostener una conversación con mis alumnos del ISA. Todo depende de la infraestructura que posean los invitados que llevo al aula y a veces eso es un poco molesto, y no parece haber otras alternativas por el momento. Ya yo he pasado unos cuantos años impartiendo clases en el ISA y veo que no hay un interés en ese sentido, no se evidencia una evolución.
¿Conoces algún antecedente en este tipo de proyecto pedagógico integrador, como el que has estado desarrollando en el ISA?
No lo creo, lo que hacen la mayoría de los profesores es llegar con su librito. El que más se ha acercado a este tipo de infraestructura que no existía es Luis Gómez, con el taller de nuevos medios. Sus clases han sido muy bien acogidas por los estudiantes por la tendencia digital que hay en el mundo, los alumnos se han pertrechado de nuevas herramientas, y ya hay muchos que hacen multimedias. Ese ha sido, a mi modo de ver, uno de los talleres más interesantes del ISA en los últimos años. Otros están descubriendo el agua tibia, utilizando de nuevo la galería del ISA para hacer exposiciones. Esa galería nunca debió haber cerrado, porque era uno de los sitios más interesantes para exhibir obras cada vez que se hacía una nueva edición de la Bienal de La Habana…
Al ISA se le suele adjudicar por estos días una tendencia desmedida hacia lo conceptual en detrimento del aprendizaje técnico. También se dice que priorizan ciertas expresiones artísticas por sobre otras. ¿Compartes esos criterios?
Precisamente por tener esa política se desencadenaron grupos enteros que hicieron la pintura por la pintura, gente que evitó por completo el concepto. Ellos se enfrentaron a la idea de que el ISA tenía que tener un argumento teórico para todo lo que se hiciera, y su manifestación e inconformidad la expresaron por medio de la pintura. Como mismo reconozco que hay un enfoque priorizado hacia la instalación, hacia los nuevos medios, pero bueno, el artista siempre reacciona de manera contraria cuando quiere hacer un proyecto que trascienda. No creo incluso que ese sea un problema del ISA. Las escuelas preparaban técnicamente desde la base a los alumnos, y ya casi no quedan profesores que impartan bien las técnicas, como aquellos que lo hicieron hace ya algunos años y que venían de Rusia, con una formación académica fuerte. Eso ya no existe. En el ISA no existen las condiciones para preparar técnicamente al alumno, y no creo que eso cuente tampoco como algo prioritario dentro del rol de la institución. El estudiante llega con muchísimas lagunas técnicas. Yo creo que tienen que ponerse de acuerdo a ciertas instancias. Si va a ser el ISA la única entidad o escuela que va a enseñar, y si se van a aniquilar las escuelas de nivel medio, y si se van a comenzar a abrir cursos para estudiantes trabajadores, porque ese parece que va a ser el destino del ISA de nuevo: comenzar a captar gente de la calle, porque ya no tienen de donde captar. Las últimas cifras de promociones no exceden los 10 estudiantes. Y las pruebas del ISA no hacen concesiones, siguen siendo muy rigurosas. Al ISA vienen con la intención de entrar muchos estudiantes con bastantes lagunas. Incluso se ha tergiversado todo, algunos programas de enseñanza del ISA lo empezaron a aplicar algunos profesores desde el nivel medio, mal impartidos, y el estudiante cuando entraba al ISA y se enfrentaba, digamos, a un ejercicio como el de McEvilley, decía que eso no le era necesario porque ya lo había vencido. Es un desorden total y una mala planificación de las estrategias pedagógicas.
Todas esas cosas yo las he tratado de dilucidar también en mi propuesta de taller opcional, las veo en mi trabajo diario, las proceso y las canalizo en la dinámica con el estudiante. Por eso hago énfasis en la curaduría, en el espacio como concepto, ya que se ha vuelto una práctica internacional trabajar con el espacio específico, que ya tiene un contenido en sí mismo. Todo puede ser un espacio funcional para la producción simbólica, convertirse en una herramienta para tu propia propuesta. Con todo esto pretendo que los estudiantes regresen a las técnicas. Soy un amante del oficio, a mí me gusta la estética dentro del arte, no soy un artista eminentemente conceptual, a mí las cosas me tienen que entrar primero por los ojos, una vez que me sensibilizo con la propuesta visual, me empiezo a involucrar con el concepto de la obra. No soy un artista que traza su valor de las cosas a partir de referencias o recomendaciones ajenas. Una obra no puede sustentarse solo sobre esos estatutos. También trato de involucrar a mis estudiantes con los medios que ellos van a lidiar cuando salgan del ISA, con las publicaciones, las revistas digitales e impresas. Los entreno en hacer un texto al otro estudiante, acerca de su trabajo; los estímulo para que asuman el rol del periodista y que conversen, creo que eso se ha perdido mucho en el ISA, el intercambio, cada cual es más independiente, más cerrado en sí mismo, no hay casi contactos, hay grupos enteros que no se llevan unos con los otros, incluso. Eso a mí me parece fatal, porque yo vengo de una generación en la que compartíamos criterios de manera sincera, y en la que disfrutábamos mucho el éxito individual porque era parte del éxito colectivo.