Por David Mateo
DM. ¿En qué momento alcanzas reconocimiento como escultora? ¿Cuáles eran tus intereses técnicos y conceptuales en ese instante?
CR. Lo primero en lo que yo participé que me dio la posibilidad de expresarme desde el punto de vista escultórico –una propuesta abierta, pública– fue el concurso para el monumento a Celia Sánchez. Algo que también me interesaba, además del homenaje al héroe, era la escultura de gran formato, independientemente del material que utilizara. Y recién graduada fui invitada a participar en el concurso, en el que obtuve el premio. En 1984 se lanza la convocatoria y la obra se inaugura en 1985, cuando Celia cumplía cinco años de muerta.

Las estaciones. Acero inoxidable y acero negro pintado. 300 x 200 x 140 cm
A partir de ahí sigo trabajando como profesora. Todo ese trabajo pedagógico que desarrollé como profesora –me gusta muchísimo, primero por lo del servicio social– de dibujo y escultura en la Escuela de Arte de Holguín… Al mismo tiempo participaba en la vida cultural de la ciudad en exposiciones colectivas, concursos o encargos; presente estaba el tema de las relaciones de pareja y siempre enfocado a la escultura de gran formato.
DM. Lo que llamamos escultura ambiental o escultura pública…
CR. De gran formato, ya sea conmemorativa o no.
DM. ¿Qué materiales utilizabas en ese momento?
CR. En ese tiempo yo estaba menos preparada para lidiar con las instituciones que tenían que ver con los recursos para hacer esculturas de gran formato. De manera que solo podía acceder cuando había un concurso o cuando había una propuesta de trabajo colectivo. O cuando había una convocatoria de una institución, en específico, que me daba la posibilidad de yo acceder al material. De tal manera que fui buscando todo tipo de materiales. Y eso estaba en dependencia de la convocatoria o el tema del que se hablaba. En el Instituto Superior de Arte (ISA) tuve la oportunidad de conocer la técnica de la fundición en bronce con el profesor Nodarse. Yo me gradué del ISA en 1983, luego tuve una experiencia de intercambio y entrenamiento en talleres de fundición en bronce, en Colorado, Estados Unidos. Con ella no podía trabajar en grandes formatos, pero sí en una técnica bastante complicada y, al mismo tiempo, muy cautivante porque era compleja de hacer. Era difícil. Y a veces nosotros somos así: lo más difícil es lo que queremos hacer para ponernos el reto. En ese tiempo, una vez que ya me gradué, fui trabajando en lo que aparecía, con lo que podía trabajar. Si lo que aparecía por la convocatoria o por las posibilidades reales que tuviera a mi alcance, si era cemento, yo hacía un ferrocemento. Si lo que aparecía era plancha de metal, hacía plancha de metal. De manera que tú puedes ver que mi obra está desarrollada con diferentes materiales. Creo que lo único que no abordé –de manera directa– fue el vidrio, o sea, una producción en vidrio. Aunque sí utilicé el cristal en algún momento combinado, como por ejemplo, con la cera.

Las estaciones. Acero inoxidable y acero negro pintado. 300 x 200 x 140 cm
DM. O sea que, de alguna manera forzada por las circunstancias, has podido lidiar con todos los materiales y eso ha potenciado tu visión de la escultura. ¿No te ha hecho cambiar o tergiversar los conceptos que tenías en un primer momento sobre la escultura?
CR. Quizás sí, porque tenía otros intereses, porque tenía intereses de hacer obras… También se me fue despertando el interés de hacer la obra de salón. En un momento en que yo había hecho las obras de gran formato, sentí una necesidad, y dije: caramba, pero, ¿soy o no soy escultora? Me dedico a hacer esto. Tengo otras inquietudes y tengo otras necesidades de expresarme de otra manera y no estoy abordando la escultura de salón. Tenía yo ese deseo, tenía la necesidad y las pasiones que desembocaran en esos formatos y en temáticas, más bien personales. Más en el sentido ese humanista de las búsquedas del ser y demás. Entonces, ya ahí sí empecé a lidiar más con el mediano formato. Sobre todo porque comencé a trabajar el tamaño natural. Utilizando la figura humana o utilizando como soporte la figura humana, trabajaba con la ropa. Es el caso de Subyacencias, que fue una exposición que hice junto a mis hermanas cuando la Quinta Bienal de La Habana.
DM. ¿Qué eventos o acontecimientos promocionales han sido importantes para el reconocimiento de tu trabajo? Según tu punto de vista, en Cuba o en el extranjero.
CR. En lo fundamental, los eventos… Las convocatorias que ha hecho el Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental (CODEMA) y las exposiciones mías personales que he realizado colaterales a la Bienal. Algunas personales y otras colectivas. Sobre todo, en la Bienal de La Habana.
DM. ¿Cuál ha sido tu relación con el universo artístico masculino? ¿La escultura está dominada por los hombres?
CR. No, la vida, el mundo…
DM. ¿Cómo te ha ido a ti con ese vínculo?
CR. Mira, las dificultades son sutiles, pero existen. Los enfrentamientos, por no decirte guerras, pues no quiero utilizar la palabra guerra porque no es una guerra, pero los encuentros, los encontronazos, las situaciones que se me han dado, de alguna manera de enfrentamientos o de limitaciones, han sido sutiles. Pero están. De todas maneras, el machismo funciona, porque el mundo está regido por los hombres. Realmente el hombre está acostumbrado a regir, sobre todo en esta esfera, en la cual se trabaja con materiales muy duros. Con soportes que son complejos, con técnicas que son complejas de desarrollar. El hombre se ha sentido, por supuesto, más dueño todavía y ha sentido como que una está invadiendo su espacio. Yo pienso que la mujer para demostrar que es buena o para mostrar lo que hace, tiene que multiplicar sus esfuerzos para que se puedan ver. Cuando a lo mejor un hombre lo hace de una manera más cómoda, aun cuando utilice ayudantes. Cuando nosotras utilizamos ayudantes, se nos dice: ah, mira, tuvo que utilizar ayudantes, porque “ella no puede”. Pero cuando un hombre utiliza un ayudante no pasa nada. Es un hombre… y puede. He tenido que lidiar con eso, por comentarios, situaciones que se han dado: ¿cómo se mete en esto?, ¿cómo ella va a hacer esto? Seguro que no puede.

Homenaje. Técnica talla mármol. 340 x 100 x 100
DM. Has trabajado también en la pedagogía. ¿Dedicada específicamente a la escultura o a otras ramas?
CR. Sí, como profesora de escultura y dibujo en diferentes años en la escuela de arte de Holguín y Santiago de Cuba.
DM. ¿Cuál tú crees que haya sido tu contribución en esa área?
CR. Creo que en lo que he contribuido es en potenciar la fortaleza espiritual de la mujer, para poder hacer una obra que no se quede limitada. No es que haya formada una guerra, no es que haya formado un ejército de mujeres que luchan contra los hombres ni nada de eso. Es que he dejado claro, en el caso de las mujeres, que el asunto no está en la fuerza física ni en los brazos, sino en el intelecto, en su capacidad de hacer, en su voluntad de sobreponerse. Y de saber que todo está más allá de las manos y de la fuerza física.
DM. De las esculturas que has hecho, podrías mencionarme algunas obras que para ti han sido importantes, emblemáticas de tu trabajo. Ya hablaste de la dedicada a Celia. ¿Qué otras esculturas crees que son importantes para ti y que han repercutido?, ¿en qué te han influido y qué te han aportado?
CR. Aun cuando yo sigo siendo una amante del gran formato y de los materiales perennes, que perduran en el tiempo, como Las Estaciones de Eros y Sugerencias, yo trabajé en la escultura de mediano formato, para salón, con la reproducción de obras, porque me interesaba el contenido. Pero para mí fue muy importante hacer Ambivalencias: fue una exposición de esculturas de tamaño natural, en las que abordo el tema de la mujer y del contrapunteo de la mujer y del concepto del hombre-mujer, mujer-hombre, en ese convivir cotidiano. Esa exposición para mí fue clave. A lo mejor no trascendió, porque no la situé en ningún lugar. Fue una exposición para recordarme. Fue una exposición para sacar sentimientos, cosas que debía decir y de alguna manera para dialogar con un público que debía entender que había otras maneras de pensar. Esto fue en 1999. Estaba concebida desde antes, pero la expongo en Santiago de Cuba en 1999. Luego en Guantánamo; en La Habana, en la Biblioteca Nacional; en Pinar del Río; en Matanzas. Y volvió a Santiago de Cuba deshecha: cosas que pasan. Era una exposición con una carga erótica muy fuerte.

Homenaje. Técnica talla mármol. 340 x 100 x 100
DM. Siempre has trabajado la carga erótica dentro de la escultura. Yo creo que en un parangón así, Osneldo por otro lado, y tú.
CM. Nosotros nos llevamos muy bien y él siempre me habla de cuando vio Sugerencias (la obra de la Bienal pasada). Me dijo: tú eres mi seguidora… De hecho, el proyecto que yo te había presentado –hace más de 20 años– Cuarta dimensión, que yo quería hacer con diferentes artistas, me ha costado muchísimo trabajo. Porque además de trabajar con otras personas, incluyendo hombres y mujeres artistas, requiere de un soporte económico muy fuerte al cual yo no tenía acceso. En las primeras investigaciones, cuando lo visité, se mostró muy entusiasmado. Yo diría que encontramos puntos de convergencias.
DM. Evidentemente por lo que me dijiste, tú has asumido esa carencia de materiales con una perspectiva dinámica, ¿no ha sido frustrante?, ¿no te has sentido como una escultora frustrada en ese sentido?
CR. No, porque no me he empeñado en hacer lo que no tengo posibilidades de hacer. He buscado. Y a veces lo he encontrado.
DM. Hablando de recursos, en tu caso en particular, ¿existe un mercado para la escultura cubana?
CR. ¿El mercado para el material? Yo he vendido algunas de mis obras. Otras las he donado. Pensándolo bien, he sido afortunada…
DM. ¿En qué lugares has logrado emplazar?
CR. Santiago de Cuba, La Habana, Cayo Largo… Vivir de eso, no es vivir del cuento.
DM. ¿Haces otras cosas además de la escultura?
CR. En lo fundamental, me he centrado en ella. Incluso, cuando casi nadie quería hacer esculturas, porque no veía posibilidades, yo seguí haciendo esculturas. Aunque no se vendieran las seguía haciendo. Hacía mis proyectos y estaba vendiendo a veces mis proyectos. Participaba en alguna convocatoria que me daba algún dinero. No me morí de hambre, pero tampoco ha sido la bendición en materia financiera. Es una cosa que va y viene. No ha sido constante. A lo mejor yo no he hecho todo lo que debía hacer. Está en función también del carácter.

También (2003). Técnica mixta. Dimensiones variables
No creo que yo no haya vendido más por ser mujer…
DM. Has estado interesada en la escultura pública o monumental, lo que tú llamas de gran tamaño. ¿Cuál es tu opinión sobre el estado de la escultura ambiental en Cuba?
CR. Aquí por ejemplo, cuando se da la posibilidad de que la escultura ambiental se desarrolle y en los lugares que se ha hecho… En Bayamo hay un evento que se desarrolla casi todos los años, que tienen esculturas muy buenas en diferentes lugares y, sobre todo, porque se ha enfocado en el mármol, que es un material que ellos tienen allí mismo. En Santiago de Cuba se hicieron algunas cosas y se ha trancado un poco la acción. Sé que hay otras provincias que tienen buen desarrollo: por ejemplo, Las Tunas. Yo nací ahí y allí no tengo esculturas emplazadas. Sé que en sentido general, esta escultura de gran formato ha tenido tiempos mejores: de un florecimiento mayor, de una embestida mayor por parte de los escultores. En la medida, también, en que algunos escultores han estado participando en esos eventos, que les han dado currículum; no mucha solvencia pero sí la posibilidad de conocer a otros escultores, de dar a conocer su obra en los inicios. En la medida en que han despegado, algunos de ellos han ido también soltando un poco esa obra, que cuesta más trabajo hacerla, trasladarla y todo lo demás. En sentido general, yo pienso que está bien. Aunque un pequeño grupo de escultores destacan con una obra sólida y con presencia nacional e internacional de los que se estará hablando en este trabajo, ¿no es así?
DM. ¿Tú opinión sobre la escultura en general?
CR. Yo estoy… A mí me emociona mucho ver que hay escultoras jóvenes. A lo mejor tienen más reconocimiento internacional que en Cuba, que las he visto, que han hecho obras para la Bienal. Están abordando la escultura no de la manera tradicional; más ligada a los medios digitales y demás. Están haciendo una obra muy interesante y no con banalidad ni superficial, sino que están profundizando en cosas medulares que tienen que ver con el ser humano. Eso me gusta, porque es como que se desprende, se va de mis posibilidades. Y al mismo tiempo me da la alegría de saber que la escultura en Cuba también tiene –y está cogiendo– varios caminos. Que no es solamente de una manera convencional.

También (2003). Técnica mixta. Dimensiones variables
DM. ¿En qué proyecto estás ahora?
CR. Yo me mantengo con la intención de seguir trabajando, al mismo tiempo, la obra de gran formato. Tengo proyectos que no se han podido realizar por varias razones. Y algunos, de alguna manera, tienen que ver con mi evolución espiritual. En este mismo momento he estado reconsiderando algunos proyectos míos. Pero me mantengo con algunas ideas que tienen que ver con esa misma evolución interna: de la búsqueda y de mi ser interior, de mi paz interior. Esos proyectos, aunque aparecieron hace mucho tiempo, cuando aparecieron las interrogantes, ya están algunas respuestas, pues yo estoy en el proceso de hacer para poder mostrar eso que ha venido siendo el cuestionamiento de mi vida. De la vida en sentido general. Y de las cosas que han tenido que ver conmigo.

Penetración. Talla mármol. Dimensiones variables