Por David Mateo
¿En qué contexto específico se da a conocer tu obra escultórica? ¿Sobre qué presupuestos técnicos se sostuvo esa inserción?
HL: A pesar de haber estudiado la especialidad de escultura en la Academia San Alejandro y en el Instituto Superior de Arte (ISA), mi obra la he ido desarrollando en múltiples medios. Ha sido muy abierta en ese sentido. Esa exploración en diferentes caminos de investigación ha hecho que mi concepción de la escultura sea más ampliada que tradicional. Mi obra comienza a ser visible en el año 2007, mientras estudiaba todavía en el ISA. Comenzó por la obtención del Primer Premio del Concurso de Arte de la Unión Europea, a partir de una serie fotográfica. En ella utilizaba la fotográfica, pero desde un sentido muy objetual, y luego se desgajó un trabajo escultórico que venía respondiendo a una lógica dentro del proceso. En ese entonces, mi obra guardaba relación con una exploración sobre la noción de lugar, como una manera de cuestionarme asuntos como la identidad y el sentido de pertenencia. Me interesaba su significación desde una dimensión simbólica, al asumir los lugares como los recipientes de “lo humano”. La obra de esa etapa se encontraba estrechamente relacionada con el sentido de paisaje, pensado como un lugar visto desde la distancia. Asumía como actitud una lejanía sin dejar de pertenecer. Intentaba manipular con sutileza y lirismo el recurso del distanciamiento, el subterfugio de la huida, para transformarlo en alternativa de reafirmación individual frente a dogmas ideológicos y culturales. A partir de ahí comencé a desarrollar obras que fueron siendo visibles dentro y fuera de Cuba.

Arte Contemporáneo Cover. 2015. De la serie Art in theory… Impresión sobre vinilo, PVC y madera. 70 x 120 x 8 cm.
¿Cuántos aspectos de tu producción inicial se han mantenido y cuántos se han transformado?
HL: La obra ha ido evolucionando, indudablemente, aunque hay un hilo conductor desde el que puedo conectar las primeras obras hasta las más recientes. Evidentemente ya hay un camino diferente de exploración y eso ha modificado mi aproximación a la escultura. La obra que actualmente realizo tiene más que ver con una exploración de la noción arte, en tanto lenguaje y construcción occidental. Establezco una imbricación con el componente histórico como recurso para repensar ciertas pautas de su devenir. Busco indagar en los márgenes de eso que asumimos como arte, sus mecanismos retóricos y estructuras de legitimación como expresión de poder, así como la manera en la que dialogamos con códigos de la cultura visual desde una memoria colectiva. Me interesa la noción de experiencia como plataforma desde la cual desarrollar el ejercicio creativo –no concibo la creatividad como expresión ajena a la vivencia– y las complejidades que supone el intento de compartir dicha experiencia desde la producción simbólica. Me interesa, en definitiva, reafirmar la utilidad que tiene el arte como herramienta para reconfigurar nuestra comprensión de la realidad de las cosas y los procesos de la contemporaneidad.
En este sentido mi aproximación a la escultura, desde esos primeros trabajos a estas últimas obras, ha evolucionado difuminando –por momentos– los márgenes que la separan de otros medios. La escultura históricamente se ha asumido con un cierto lastre esteticista y formalista. Pero si lo pensamos en términos más amplios, considero que ha sido de entre todos los medios el más insólitamente extendido en cuanto a su definición. Empezando, quizás, por Lucien Ducasse, Conde de Lautréamont, que dinamitó todo el sentido de lo que entendemos como arte; continuando con Marcel Duchamp y su ready-made, como gesto propiamente escultórico; pasando por el minimalismo, el cual subvirtió el sentido de autoría, de factualidad, de hechura en cuanto a la necesidad de habilidad por parte del artista. Y pensando también en la década del 60 y el 70 en el panorama internacional, donde se comenzó a pensar la escultura como una especie de experiencia más cercana a lo real: precisamente por su carácter físico, factual. Mientras la pintura se asumió como enajenación, como evasión de la realidad, la escultura se infería como una presencia más corpórea, más cercana a la experiencia con lo real. A partir de aquí se desgajó lo que luego se denominó como instalación que, en su momento, no fue más que una suerte de escultura “espacial” y el performance como una especie de escultura “viva”. Tomando en consideración estos puntos de giro, la noción de escultura se ha ampliado tremendamente. Llega a ser muy complejo definir qué es la escultura en la actualidad.

Arte Siglo XX-Cover. 2015. Impresión sobre vinilo, PVC y madera. 95 x 78 x 8 cm.
Indudablemente, como artista contemporáneo, he sido formado bajo esta concepción expandida e inclusiva, a partir de la cual todo medio o recurso expresivo me resulta legítimo: en tanto contenga o porte los significados necesarios para cada obra. No me defino propiamente como escultor, sino más bien como un productor visual. Pero debido a mi formación escultórica y mi concepción espacial, tiendo a resolver desde un principio bastante objetual. Incluso, en otros medios.
¿Tú crees que el espectador cubano esté preparado para apreciar el arte desde esa concepción tan expandida?
HL: Creo que en la actualidad hay una preocupación no tanto por definir como por interactuar. Pienso que, en realidad, cuando te enfrentas a una obra no te cuestionas a priori si es una escultura, una instalación, etc., a no ser que la propuesta te lleve a recaer sobre ese aspecto. Lo verdaderamente medular está en la experiencia que la obra propone. Resulta muy difícil definir realmente qué es la escultura en la actualidad y hasta dónde llegan sus límites. Precisamente porque no existe un consenso sobre eso. Y los márgenes se han ido entrecruzando desde un principio de interdisciplinariedad. En ese sentido considero que el espectador cubano está preparado para dialogar con esa concepción expandida, porque ha sido el resultado del proceso de evolución de la producción visual. Mientras la propuesta resulte eficaz, pienso que es legítima.

Building illusions. 2013. Acero y sábanas blancas. Dimensiones variables. Vista de la obra en la OK Biennale Cuvée. Linz, Austria.
¿Entonces podría ser una especie de actitud forzosa que te incorporemos en una revista de escultura con una noción tan abierta?
HL: Quizás… Aunque si se va a hablar de escultura, creo que una concepción ampliada también respondería a ese proceso de desarrollo del lenguaje escultórico, y artístico en sentido general, pues no se puede separar una cosa de la otra. Creo que en estos momentos diversas aproximaciones y visiones, tanto tradicionales como expandidas, resultarían legítimas para abordar un medio sobre el que no existe un consenso definitorio. Esto brindaría mejores y abarcadoras herramientas para tal propósito.

Decirte lo mismo con otras palabras. 2017. Cartón y revistas Artecubano. 95 x 50 x 50 cm.
¿Cómo ha sido tu relación con los recursos?
HL: En realidad ha sido un poco frustrante, porque ha limitado mi producción, sobre todo la tridimensional. Me he visto forzado a posponer proyectos por carencias de materiales, incluso, contando con el dinero para adquirirlos. Creo que una de las cuestiones que más ha frenado el desarrollo de la escultura en Cuba ha sido precisamente este tema de las carencias. Porque la escultura requiere, como precisan todos los medios, de la experimentación. O sea, hay una parte que tiene que ver con la investigación, con la teorización, con la conceptualización de una idea, de un proyecto y tal; pero hay otra, que tiene que ver con ir al taller y probar cosas. Probar y experimentar. Y que los mismos errores se conviertan en conclusiones o ideas para otras obras. Eso solo lo permite la experimentación: vivenciar cómo funcionan determinados materiales o soluciones para diferentes obras. Producto de esas carencias nos hemos visto precisados a llevar a cabo la creación escultórica de una manera casi quirúrgica, o sea, muy matemática, donde equivocarte no es una opción, donde el margen de error tiene que ser mínimo porque cuentas con el material justo. En el caso de la escultura estas carencias resultan mucho más marcadas, debido a lo costoso de su producción. Materiales, equipamiento, peso, volumen, transportación, asistencia, etc., son aspectos a tener en cuenta cuando se trata de producción escultórica. Y desafortunadamente en nuestro contexto todas estas necesidades se complejizan.
¿Qué eventos, salones, exposiciones, o concursos, han sido vitales para la consolidación de tu obra y para la visualización de tu trabajo?
HL: La obtención del Primer Premio del Concurso de Arte de la Unión Europea; la muestra One Minute Belgianopen, en Gante, Bélgica; la beca de estudio en la Royal University of Fine Arts en Estocolmo; el XIX Art Hall en el Katzen Museum, en Washington; la participación en la Bienal de Tegucigalpa; la muestra El extremo de la bala. Una década de arte cubano contemporáneo en el Pabellón Cuba; la muestra Ya sé leer en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam; la muestra Occupaying, Building, Thinking: Poetic and Discursives Perspective on Contemporary Cuban Videoart, la cual itineró por diferentes museos y centros culturales en Estados Unidos; la Oncena y la Duodécima Bienales de La Habana; la Bienal de Linz en Austria; el Reykjavik International Film Festival en Islandia… En fin, han sido varios. Estos son solo algunos que alcanzo a recordar rápidamente.

Dándole forma a lo eterno desde una habitación de hotel. 2018. Origamis realizados con mapas de Antigua y Barbuda. Dimensiones variables.
¿Cuál es tu criterio sobre la calidad de la escultura cubana de hoy?
HL: Responder a esa pregunta es un poco complejo. Resulta complejo hacer una valoración de la escultura cubana sin pensar en la producción artística en sentido general, porque es muy variada, disímil. Creo que hay expresiones que van desde concepciones más tradicionales hasta otras que desdibujan los límites de lo que entendemos por escultura. Es complicado, porque hay artistas que han defendido una propuesta escultórica, tradicionalmente hablando, y hay otros que han desarrollado una obra en otros medios y que, esporádica o puntualmente, se aproximan a la escultura con determinados proyectos. Pienso que se entremezcla mucho con la producción visual en sentido general. Y hacer una valoración de ella, como medio, requeriría de una investigación mucho más profunda. Para mí resulta imposible abordar esta pregunta sin conectarla con el tema de los recursos disponibles, porque la producción escultórica cubana indudablemente se ha visto frenada por este aspecto. Si bien es cierto que a pesar de las carencias se han materializado obras interesantes y complejas, también es cierto que se ha afectado la democratización de la escultura como medio y se limita el desarrollo creativo en este sentido.
Tú das clases en el ISA, ¿cómo ven las nuevas generaciones el ámbito escultórico?
HL: A partir de mi experiencia como profesor del ISA te diría que las nuevas generaciones, por lo general, participan de una interdisciplinariedad que los alejan de definiciones en cuanto a medios. Están más interesados en explorar ideas, recursos y soluciones –en función de encontrarse como creadores– que en definir fronteras. En este sentido, asumen el ámbito escultórico con total libertad. En algunos casos desde la objetualidad, tipo ready-made. En otros, desde la construcción del objeto con implicaciones más técnicas, y en otros desde una aproximación quizás más instalativa, que difumina sus márgenes. Lo cierto es que no creo que se planteen el hecho de estar haciendo propiamente escultura. Al menos, como intención inicial, sino que llegan a ella como un recurso expresivo más, lo cual me parece legítimo. También hay que tomar en consideración que las limitantes materiales en este contexto pedagógico sí resultan un freno indudable, pues los estudiantes se ven forzados a resolver obras con los recursos que tienen a su disposición. Y en este caso la tridimensión juega con desventaja, en relación con otros medios como el videoarte, la fotografía, el dibujo o la pintura.

Jasper Johns-Page 309. 2015. Impresión sobre vinilo, PVC y madera. 95 x 78 x 8 cm.
¿En qué proyecto estás ahora trabajando?
HL: Estoy trabajando en varios proyectos tridimensionales: instalaciones y esculturas. En una serie de dibujos, la que guarda relación con Giacometti, y en obras fotográficas con una proyección bastante objetual.