Por: Pérez & Del Valle
Desde el punto de vista personal fue una experiencia única. Había participado en una edición anterior de la Bienal de Venecia como artista independiente y esta sigue siendo la pauta hoy en día, una Bienal muy individualista para artistas puntuales. Sin embargo, la presencia cubana aportó algo diferente. Debía ser quizás una experiencia para otros que un grupo de notables artistas de diferentes generaciones tuvieran una participación colectiva. Considero que constituimos un evento dentro del evento, y sin modestia aseguraría que fuimos una de las propuestas más destacadas y hermosas, con gran aceptación de público general y especializado. Fue muy democrática la manera en que se exhibió nuestro trabajo, un montaje vivo que comenzaba llamando la atención desde la propia plaza con la pieza de Esterio Segura.
Instalaciones, fotografías, videos, se conjugaban en los diferentes espacios del Loredan. Parecía que el edificio se había construido para nosotros expresamente. Fue una experiencia mágica que ojalá se repita.
Tu trabajo específico, una obra que ya habías mostrado en Cuba, ¿cómo se inserta en el proyecto colectivo?
En mi caso, ustedes los curadores tuvieron una concepción clara desde el inicio. Rara vez esto sucede con tal precisión. La excesiva emergencia, el proyecto solicitado con apremio, son problemas comunes en nuestro país a la hora de organizar eventos. En este caso considero que la experiencia y visión que ustedes tenían del trabajo de los artistas cubanos permitió construir esta curaduría con el tiempo, y desde el tiempo… Estaba claro cómo íbamos a interactuar los unos con los otros y resultó finalmente una exposición bien pensada.
Seguramente visitaste otras exposiciones centrales, pabellones nacionales, colaterales. ¿Qué opinión te merece esta edición?
El poder del dinero se hace sentir…, y lo dejan sentir en eventos como este. Entre muchos de los integrantes de la delegación cubana, que también hemos expuesto en diferentes espacios en el mundo, primó algo que me hizo sentir nuevamente como estudiante, y fue el amor por el arte, el compromiso con la obra. Encontré muchos pabellones nacionales que ostentaban el poder de los recursos, pero con propuestas bastante mediocres. El público pasaba de largo y se detenía poco a repasar las piezas. A veces me preguntaba ¿qué hace esto aquí?
Como norma en la Bienal de Venecia los países apuestan por un solo artista. Nuestro proyecto colectivo, fue un tanto contrario a esta práctica, ¿cómo lo percibiste?
Como creador te reitero que ojalá otros curadores se nutrieran de estas experiencias, se contaminaran con la idea cubana. Esa variedad de creadores y creaciones en un mismo espacio facilitó apreciar la diversidad y riqueza que nos caracteriza. Me pareció dinámico, eficaz y poderoso. Asistí a muchas fiestas, inauguraciones pródigas, pero la muestra cubana fue absolutamente especial, eso lo aseguro sin chovinismo.
¿Crees que nuestra producción se conecta con las preocupaciones y operatorias que motivan al arte?
El arte cubano está muy conectado con todo lo que sucede en el mundo. Las producciones son de un altísimo nivel, incluso superando otras provenientes de naciones privilegiadas. Los asuntos, los modos y procedimientos se equiparan con mucha frecuencia. Sin embargo, nos lastra en alguna medida el hecho de ser un país pobre, no contamos con sponsors que puedan solventar nuestros eventos. Quizás eso nos ha hecho redoblar el esfuerzo creativo. Creo que ese matiz específico siempre ha sido apreciado, sigue siéndolo y allí, en Venecia, fue particularmente percibido.
¿Proyectos, ideas, invitaciones a partir de esta participación?
En mi caso estoy muy contento porque Ciudad quemada fue vista por una curadora de la Ciudad de las Ciencias y la Industria de París y, ahora, la pieza estará nueve meses en una exposición temática dedicada al fuego. Fue increíble porque la curadora entró al espacio y dijo “esta es la obra”. El camino del arte, como el de la vida se construye paso a paso. Siempre recurro a una divisa que creo también me define: Honestidad y Paciencia.