Durante los meses de noviembre y diciembre de 2018 estuvo exhibiéndose en la galería Casa 8 la exposición colectiva: Cleptomanía. La muestra estuvo conformada por fotografías, videos, collages, piezas objetuales y pinturas de nueve jóvenes artistas que discursan sobre el retrato de identificación en el siglo XXI.
En la muestra, la forma de asumir el retrato conserva en su matriz discusiones ancladas a la llamada postfotografía y a algunos de sus postulados, como la fotografía convertida en un arte de masas, el fenómeno del selfie y la banalización de las imágenes en las plataformas de internet y redes sociales. Si bien en esta exposición no todas las obras pueden considerarse postfotográficas, la manera y pertinencia de abordar los contenidos, sí las colocan en el contexto de estas discusiones actuales.
En esta perspectiva, los artistas abordan en sus obras cuestiones fundamentales de las que se nutre el concepto curatorial. Se pone de relieve la radicalización del gesto voyeurista para fotografiar alguna cosa o persona, condición que constituye una cualidad inherente de todo fotográfo desde los inicios mismos de la fotografía. Se elaboran retratos en los que el rostro es sustituido por la representación de un escenario connotativo a partir del cual se logra la caracterización del personaje. Se retoman discusiones en torno a la obra única y seriada, logrando cierta reinvindicación –a través de la pintura- de imágenes vaciadas de contenido (selfies) suspendidas en una plataforma digital. Asimismo, se coloca la mirada sobre problemáticas como la demasía o saturación de autorretratos impulsada por la automatización de cámaras digitales y la necesidad de asumir posturas catárticas, ecológicas respecto a la imagen.
La teórica y escritora norteamericana Susan Sontag pensaba que fotografiar a alguien era comparable con un robo, porque el fotógrafo, al lograr una caracterización profunda del retratado se apropiaba en gran medida de su intimidad. Transformada la fotografía en un arte de masas, el gesto de fotografiar, escasamente, encuentra detrás una motivación que sustente la comparación de Sontag. Ya no esperamos a ser fotografiados, sino que presumimos de conocernos mejor que nadie y empuñamos las cámaras contra nosotros mismos. La habitualización de este acto nos ha convertido en adictos al autorretrato. En consecuencia, el robo al que se refiere Sontag ha devenido una actitud cleptómana (un robo compulsivo).
A este escenario responden y reflexionan las obras reunidas en la muestra expositiva Cleptomonía.
Yenisel Osuma
19 de diciembre de 2018