XIII Bienal de La Habana
David Mateo: ¿Cómo surge la idea de la instalación que estás presentando en la Bienal de La Habana, en el proyecto Detrás del muro?
Lianet Martínez: La pieza se titula Alud y es mi tesis de grado de la Universidad de las Artes. Fue presentada al curador del proyecto Detrás del muro y fue aceptada para ubicar en la explanada de La punta, en la Bahía de La Habana. Se compone de una encuesta que realicé en el mundo del arte a jóvenes artistas, artistas consagrados, críticos de arte, a los que les hacia la siguiente pregunta: ¿cuál debía ser el rol de las instituciones culturales a la hora de asumir y promover la obra de un artista joven emergente? Toda esta motivación surge de un ejercicio de cuarto año de la carrera, que consistía en escribirle una carta a un joven que quería iniciarse en el mundo del arte, explicándole cómo uno veía el mundo del arte y cómo se lo podía explicar a él. Por ahí surge una carta visceral donde yo le explico, desde mi humilde parecer y corta experiencia, sobre todas aquellas personas que tienen un rol más allá del artista. Para ello le di varios consejos. Fui recorriendo desde los coleccionistas, las instituciones, y la propia crítica de arte. A partir de ahí hago la pieza Alud donde recojo estas respuestas de los artistas, cada cual desde su visión. Eso me encanta porque cada uno tiene un mundo particular. Pienso que cuando se recorre la pieza se constata un cúmulo de energías.
DM: ¿Y ha sido bien recibida y entendida esta intención de tu obra?
LM: Bueno, muchas personas dicen que en mi obra hay una denuncia; pero yo pienso que no, que más bien hay un diálogo, una variedad de reflexiones que quiero poner ante los ojos de instituciones, de personalidades que dejan pasar o no el arte nuevo que se está haciendo; dejan pasar o no dependiendo de circunstancias, de coyunturas. Para ello yo creo un gesto, una composición alusiva a esa bola pequeña que se denomina Alud, que va rodando por las laderas y se hace cada vez más grande, como una especie de premonición de lo que está pasando. Las reflexiones, frases o pensamientos de los artistas y críticos de arte invitados, componen esta gran bola de papel. También otras personas me decían que este gesto era de desecho, y yo lo veo desde otro punto de vista, más conectado a la actitud del escritor que, mientras escribe, desecha lo que ha redactado anteriormente tratando de buscar la perfección de la idea literaria, encontrándose a sí mismo.
La pieza ha causado revuelo y eso me encanta, porque si no causara esa incomodidad, esa picazón, no tuviera efecto. Esta es mi quinta instalación monumental. Sé perfectamente que cuando uno hace este tipo de obra pública, ella deja de ser tuya para convertirse en la obra de un público, de un contexto, que no puedes a veces manejar. Ahora mismo hay una situación muy extraña que quiero documentar y es que muchas personas se están acercando a la obra para escribir sobre ella. La situación ha cobrado tal magnitud, que el de seguridad o vigilante de la pieza casi ya no puede controlar a la gente que se acerca para escribir algo, algo que a veces no tiene nada que ver con el concepto mismo de la obra, pero que da una prueba fehaciente de su impacto social. Por eso me encanta en los macro eventos, o Bienales como ésta, salir a la calle. Pienso que a veces la gente común tiene mucho más que aportar que la oda de los artistas, un mundo que es esencialmente elitista. Pienso que la gente enriquece cada vez más las posibles lecturas de las obras, y ésta no es la única vez que me ha pasado, que he tenido ese privilegio.
David Mateo