Resulta evidente el marcado interés que ha demostrado la Fundación Caguayo por dinamizar y posicionar la cerámica cubana contemporánea. Ya sea en su vertiente artística, o en aquellos ejercicios concebidos para lo utilitario, lo cierto es que sistemáticamente la Fundación aparece como gestora de iniciativas de diversa índole a lo largo de la geografía nacional. De manera general, estas acciones han buscado contribuir a la regularización de una cultura del diseño en las producciones que se acometen, incentivando concepciones que apelen a lo mejor de nuestras tradiciones nacionales desde perspectivas inéditas y experimentales en lo estético y lo tecnológico.
Por estos días se ha dado a conocer la convocatoria al I Concurso Nacional de Cerámica Utilitaria “Ideas en Formas”. La llamada “Cenicienta” de las artes visuales y aplicadas en la Isla tiene otra posibilidad de mostrar sus potencialidades, de revertir un tanto las carencias de diversa índole que han motivado su casi extinción de nuestros contextos habituales, públicos o privados. En conjunto con el Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana, Caguayo en esta oportunidad no solo premiará el mejor trabajo, sino que asumirá la producción seriada de un conjunto de prototipos escogidos.
Como parte de estas iniciativas, una vez más Luis Ramírez (diseñador y subdirector de la Fundación Caguayo) ha nucleado un grupo de creativos, especialistas y decisores para intercambiar sobre la cerámica cubana, sus derroteros, expectativas y posibilidades. Una práctica que Ramírez comenzó durante la reciente exhibición de Fuego Fatuo, una exposición que rescató mucho de lo producido en cerámica en la Isla de la Juventud. En aquella oportunidad se compartió sobre la fallida experiencia de la Isla, las posibilidades que allí se desplegaron y las circunstancias que determinaron que, luego de un período de auge y explotación masiva, la industria cerámica de ese lugar cayera en el abandono y la inacción absolutos.
En esta oportunidad, y partiendo de su experiencia en la industria Sargadelos de Galicia, Luis Ramírez compartió sobre concepciones de diseño, producción y comercialización de la cerámica. Dialogó sobre sus investigaciones estéticas y tecnológicas, preferencias, soluciones y aficiones, y también presentó a los asistentes las fórmulas que ha utilizado en la promoción y mercadeo de su trabajo. La productora de porcelana Sargadelos, cuyo origen se remonta al siglo XIX, ha establecido una mixtura entre historia, tradición y contemporaneidad, optando por una formulación que conjuga tecnología de avanzada con decoración y trabajo manual. Asimismo, privilegia la integración de artistas de disímiles orígenes y filiaciones, buscando abrir los horizontes formales de sus artículos. Espacio museal y de fabricación, que despliega un programa de talleres formativos para jóvenes y adultos.
La llegada de nuestro cubano a esa industria supuso también nuevos retos, que como es habitual corrieron en dos sentidos. Diseños audaces, sin decoración alguna, que llegaron en los dibujos de Ramírez inspirados en la caña de azúcar, las balaustradas, los trompos o la figura femenina. Un “toma y daca” que devino en una colección delicada, funcional y particular, pletórica de movimiento y gracia, y que hoy forma parte del catálogo permanente de Sargadelos.
Este fue el desencadenante para abrir el debate y la reflexión colectiva… Un llamado de atención hacia los derroteros de las industrias cerámicas en Cuba, que han devenido Cenicientas en la búsqueda pertinaz de calabazas y hadas madrinas.
Isabel María Pérez Pérez