“Mi trabajo es una reflexión satírica o recreación muy personal de los problemas que han incidido más en mi país, sobre todo después de 1959, la pos revolucionaria en la que me tocó vivir. La Cuba del embargo, la del éxodo y división familiar, la de la perpetua crisis económica, la del invento para subsistir”.
Muestra que la pintura no ha muerto, constituye una herramienta moderna capaz de aclarar realidades extra-temporales con lo que hace su fuerza: la fijeza y el silencio (…) La primacía de lo visible pasa por un amasijo de color y de materia (…) Quintana es un pintor de flujos y de desbordamientos…
Los temas que me inspiran son varios y de interés global, pero son recurrentes los relacionados con mi contexto de vida (…) Abordados desde la poesía o el absurdo, tal como el cubano mezcla la pasión y la adversidad. La insularidad, la imagen estampada como recurso multifuncional…
La obra desarrollada por Ares tiene (…) la convicción de las ideas que lleva a la pintura y la misma irrefrenable voluntad de transfiguración que ha quedado a la vista de todos (…) Esa es la razón de su constancia en la experimentación artística (…) Ahí reside la lozanía de su arte inteligente y analítico…
“Mi obra actual es el resultado de una indagación en el ámbito de la visualidad pictórica (…) El suceso detenido en el tiempo y la narrativa inconclusa, signan el espacio en que confluyen las sombras, marcadas por la luz, y señalan un objeto de intrascendencia cotidiana, frugal y sencillo, inusitado y extraño, pero también hedónico”.
