Pilar Fernández Prieto
Palabras de presentación de los números diez y once de la revista de artes visuales Artcrónica, pronunciadas por Pilar Fernández Prieto, Doctora en Ciencias sobre Arte, Profesora Titular y Consultante de la Universidad de las Artes (ISA), en la Biblioteca de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana.
De inicio, quisiera agradecer a Magaly Espinosa y a David Mateo por invitarme a la presentación de las revistas, pues siento especial atracción por el complejo e interesante tema que ambas tratan y debo confesarlo, su lectura me ha llevado por momentos gratos, cargados de nostalgia y, a la vez, por zonas de tristeza, pero siempre con el deseo fervoroso de tiempos mejores para la enseñanza artística cubana.
La revista Artcrónica propone los números diez y once, en esta oportunidad, dedicados a la enseñanza del arte y, por ende, a la relación entre arte y pedagogía, lo que más que un acercamiento al tema, permite el rescate de un proceso que, si bien mantiene determinados logros, ha extraviado otros que requieren una recolocación necesaria, así como la incorporación de nuevos presupuestos acorde con el desarrollo y las necesidades artísticas y docentes de la contemporaneidad. Si me permiten alteraré la lógica e iniciaré los cometarios por la publicación número once: Proyectos pedagógicos desde lo artístico II. De lo local a lo regional.
Esta edición remite a proyectos pedagógicos realizados por especialistas nacionales e internacionales que, desde miradas y contextos diversos han asumido la enseñanza del arte, a través de saberes que sin duda lo adeudan.
Para el especialista Eduardo Morales, la enseñanza de la Estética en la Academia universitaria del Arte debe convertirse en un saber prospectico, problematizador, incitador y crítico, despojado de toda pedagogía esquemática y que se estudie desde la especialidad artística que practica el alumno. Por su parte, la profesora Hortensia Peramo considera que la enseñanza de la Historia el Arte para los creadores debe liberarse de catecismos artísticos y de paradigmas establecidos para que se estudie sin descartar el pasado, desde el presente y para proyectar el futuro.
Mientras Cristina Figueroa, con optimismo, valora la introducción del arte de los nuevos medios en Cuba y señala que han sido bien recepcionados y aprehendidos, mas considera que aún existen muchas barreras conceptuales (las más difíciles) y tecnológicas que resultan de necesaria superación.
También se explican las dificultades enfrentadas por artistas como Saidel Brito con el excelente proyecto del ITAE en Ecuador; así como el de Ana María Guasch y los tropiezos para la aplicación de los Estudios Visuales en el ámbito universitario de Barcelona. A su vez, se plantean las experiencias de profesores que han incorporado a la enseñanza del arte otras ciencias como la Antropología, Sociología, Etnología, y para ello han desarrollado sus teorías y proyectos como el ejemplo del profesor X Andrade en la Universidad de los Andes, y así se presentan otras interesantes muestras de trabajos realizados desde variadas disciplinas y plurales presupuestos teóricos.
La profesora María de los Ángeles Pereira afirma que la herencia de la tradición pedagógica de la Historia del arte en la Universidad de La Habana, remite a la necesidad inexcusable de asumir las prácticas artísticas contemporáneas y hurgar en los intersticios del arte y la enseñanza. Para ella, esa es la misión que nos toca. Aquí y ahora.
Por su parte, el especialista colombiano Carlos Arturo Fernández, de lo Universidad de Antioquia, apunta que los profesores de historia del arte están siempre jalonados entre tradición y presente, pero que es indispensable tener en cuenta los procesos que nos han permitido transitar de un horizonte al otro, de lo antiguo a lo contemporáneo.
Todos los especialistas entrevistados insisten en el carácter interdisciplinar y transdisciplinar que requiere el estudio del arte y su enseñanza en la actualidad.
Los lectores podrán apreciar la multiplicidad de vivencias, de experiencias que en cada contexto han generado presupuestos metodológicos de gran interés, pues dentro de la complejidad del tema se aprecia esa constante necesidad de cambios y de transformaciones, de enfoques y teorías que se adapten a los nuevos presupuestos del arte. Y ellos, los especialistas, lo hacen con la misma pasión que exige la creación artística.
Los temas tributan a tres zonas con registros disimiles, pero relatan interesantes interpretaciones y enfoques sobre el arte y su enseñanza en cuanto a sus experiencias y proyectos; la especialista Magaly Espinosa con una síntesis discursiva notable, explica y traza coordenadas que guían al lector, por lo que sugerimos como principal el texto obertura de la revista en cuestión con el título Experiencias sobre el arte y sus formas de enseñanza.
Por otra parte, este número pone en valor una rica fortuna crítica, cargada de múltiples búsquedas y, en especial, de criterios que vale la pena consultar y dejarlos a mano, con vistas a su posible relectura, dada su validez para el quehacer docente metodológico; así como los problemas que se suscitan por razones de índole diversa y que transitan de lo nacional a lo regional. Por ello, vale la pena acercarse a este regalo editorial que se presenta.
Mientras tanto, la revista número diez se diseña en tres partes:
• Análisis y consideraciones sobre el tema que introduce escritos realizados por profesores de amplia experiencia docente como los doctores Luz Merino y Ramón Cabera; una, dedicada a la Historia del Arte y el otro, encaminado a la Educación Superior.
• Las entrevistas a artistas-maestros que han transitado y transitan por el Instituto Superior de Arte, primero como estudiantes y luego como docentes de la especialidad, y de otros centros en Cuba o en el extranjero.
• Y, por último, el capital cultural existente: que trata del llamado cuarto nivel de enseñanza: postgrados, maestrías y doctorados alcanzados por los artistas, ya concluidos o en desarrollo.
Me referiré al punto segundo, dado su incuestionable relación con propuestas desarrolladas por la joven vanguardia artística. Las entrevistas realizadas por Magaly Espinosa y David Mateo conducen, inteligentemente, el discurso de los creadores maestros y revelan una riqueza del tema desplegado en un rico y complejo contexto cultural de amplio registro, abarcador de las décadas del ochenta, del noventa, justo en el momento en que se plantea un renacimiento del arte cubano.
En esas circunstancias, los profesores inician un proceso artístico pedagógico que, de diversas maneras, contribuye a modernizar la labor de la enseñanza artística, con múltiples aportes y métodos disímiles, pero que abrieron nuevas perspectivas para la enseñanza tutorial y, a su vez colectiva en el ámbito de los talleres de las especialidades.
Nombres como los de Lázaro Saavedra, René Francisco, Eduardo Ponjuan, Arturo Montoto, Antonio Seoane, Tomás Lara, Luis Gómez, Rocío García, Tania Bruguera, Eidania Pérez, Ruslán Torres, Duvier del Dago, Henry Eric, y nuestro querido e inolvidable Gustavo Pita, explican aspectos de su labor docente mediante diversos ejercicios, juicios críticos y una praxis que permite seguir el hilo conductor de este importante proceso a través de sus experiencias y propuestas que validaron una producción artística notable. Esto sin duda, resulta uno de los méritos de la revista que hoy se presenta.
Cuando leía el texto de René Francisco él apuntaba lo siguiente:
(…) Claro, hubo un momento muy favorable en el ISA en el que cambia el sistema de estudio y se crea lo que se conoce como el Plan C. Es la época que José Villa fue decano del ISA, muy favorable (…)
Por ello siento la ausencia de voces importantes como las de Flavio, Lupe, Consuelo, Bedia Carlos, y Luis Lara, Luis Miguel, Pepe Franco, Tonel y Raúl Navarro, además de alguien que cada vez que llegaba a Cuba participaba con sus criterios: Luis Camnitzer. Y muy especialmente, José Villa quién con sabiduría supo conducir y aportar ideas en este proceso.
En efecto, la dirección de la Facultad de Artes Plásticas, hoy de Artes Visuales, logró unir los criterios y encaminó un proceso repleto de discusiones, ideas y creatividad. Considero como una fortaleza la comprensión del proceso que aunó conceptos disímiles e incorporó a otros especialistas y departamentos como el de Marxismo.
Los profesores Lupe Álvarez, Magaly Espinosa y Tajonera propiciaron los debates y la enseñanza de las nuevas concepciones y reinterpretaciones de la Filosofía y de la Estética, así como el trato con las teorías de autores de necesario conocimiento para el estudio y valoración de los procesos artísticos y culturales.
Recuerdo que el MES no solo lo aprobó, sino que felicitó a la Facultad por el proyecto, por su defensa y por la novedad de su concepción artística y pedagógica. Todas las instituciones culturales participaron en la presentación del Plan y representó para el claustro un día que siempre recordarán los que fueron testigos y protagonistas.
Lo resalto aprovechando el tema dedicado a la enseñanza artística porque, a veces, el olvido coloca en las sombras trabajos que tuvieron una determinada relevancia en el ámbito de la docencia universitaria del arte y más allá.
Los signos más destacados del Plan C que menciono de manera general son los siguientes:
• La realización de un trabajo colectivo que unió a profesores de experiencia y a jóvenes artistas, todos exponentes de la vanguardia plástica que dio respuesta, tanto a la efervescencia creativa de los maestros, como a las necesidades y demandas de los estudiantes. Se buscaban nuevos horizontes para la enseñanza artística.
• Se propuso la ruptura progresiva de las especialidades concebidas a partir de los códigos tradicionales de las Bellas Artes, es decir, planteadas en compartimentos estancos (pintura, escultura, grabado). Se trataba de fracturar, progresivamente, esa división que negaba el desarrollo del arte contemporáneo.
• Se organizaron los talleres de especialidad con una mayor amplitud de criterios en relación con esta modalidad docente que constituía el núcleo esencial del proceso de enseñanza y aprendizaje. Se presentaban los proyectos y se evaluaban con una doble mirada tutorial y colectiva. Se insistía en la participación de otros especialistas que pudiesen aportar lecturas diversas y se gestaba así un carácter interdisciplinario de la docencia, la investigación y la crítica.
• Se incorporó la modalidad de los talleres opcionales y facultativos a partir del tercer año, con el propósito de ampliar el universo creativo del estudiante. Al mismo tiempo, se abría la posibilidad de plantear estos talleres para otras facultades y posibilitar la interacción de las artes, lo cual enriqueció el trabajo, pues participaron estudiantes de música y teatro creando en conjunto. Se reforzaba así el carácter interdisciplinario.
• Se aprobaron nuevos proyectos pedagógicos como la Pragmática de René Francisco, y después surgieron otras posibilidades de interés.
• Se estudió la manera de presentar los trabajos de diploma tratando de responder a las especificidades de la investigación artística.
En resumen, el plan abogaba por una concepción formativa humanista. Resultó un corpus académico de perfil amplio, inclusivista, que pretendía una formación integral del estudiante artista y de su inserción en el contexto de la cultura cubana y universal. En definitiva, se valoraba la creación como una conjunción de procesos de indagación, experimentación y producción.
Para concluir, quiero reiterar que las revistas que hoy se presentan poseen un rico caudal de criterios, experiencias, resultados, pero lo bueno no debe restar importancia a los problemas que hoy existen y por lo que se debe seguir la búsqueda de nuevas propuestas para desde la actualidad, enfatizar el futuro.
Me conmovió Ponjuán cuando afirmó en su texto Enseñar desde la Mayeútica:
Empezaron a sentirse muchos daños colaterales en el ISA entre los noventa y el dos mil. Todo fue cambiando, lo que siento es no haberme quedado luchando contra todo eso, como una especie de Robinson Crusoe.
Tal vez debíamos haber luchado más, pero…
Muchas gracias y, por favor, copien las revistas diez y once en sus memorias flash.