Por: Laura Salas Redondo
Durante todo el período de la 57 Bienal de Arte de Venecia, en el espacio independiente ICI Venice se presenta la exposición personal de la artista Susana Pilar Delahante titulada Un chino de paso por Venecia, camino a Cuba. Entre el 8 de mayo y el 26 de noviembre de 2017 la muestra en este espacio atípico subraya la continuidad de una investigación muy personal, en la que la artista sumerge al visitante en la búsqueda de los recuerdos de su tatarabuelo chino, llegado a Cuba a finales del siglo xix.
Los intercambios y las migraciones han sido, en todos los períodos de la historia del mundo, aspectos de gran importancia para el desarrollo y la consolidación de las culturas locales.
La pieza central de la muestra Un chino de paso por Matanzas… hace que el espectador penetre la memoria colectiva de la familia de la artista a través de texto, sonido, color y texturas, reconstruyendo un pasado y rescatando el conocimiento acumulado de varias generaciones. La pieza traza un camino sensorial a través de la lectura del poema en proceso desde el 2015,[1] que la artista escribe para su antepasado, Arcadio Chang. Se escuchan también los diálogos con los familiares de Matanzas, con su madre y con investigadores que tratan de reconstruir la historia de su familia y sus orígenes. Las voces de los miembros de la familia susurran y crean, además, el cuerpo de la instalación. Resuenan los recuerdos del bisabuelo chino que emigró a Matanzas.
Esta instalación destaca la no suficientemente conocida influencia de China en Cuba, donde la mezcla social y la transculturación son elementos claves de la sociedad cubana. Las fases de escritura del poema de Susana para su tatarabuelo antes, durante y después de la exposición, se asemejan a la creación de una película sin fin; un poema en progreso perpetuo. Largas bandas de seda dispuestas en el espacio llevan los poemas manuscritos en tinta china, un homenaje a su memoria y a la de los inmigrantes chinos en general. El piso rojo, como parte de la instalación, del mismo tono del de las ruinas del Casino de Unión de Reyes en Matanzas, donde la comunidad china se reunía y, muy probablemente, Arcadio fuera a jugar Mah Jong y a fumar opio.
En la entrada, se muestra una serie de cajas de luz tituladas Lo que contaba la abuela…, retrato del ancestro que ella cuenta a través de la historia de las mujeres de su familia.
Durante casi una hora, el día de la inauguración, Susana realiza la performance Dibujo intercontinental, donde intentaba arrastrar con el peso de su cuerpo una barca amarrada a su torso con una soga. El gesto doloroso por la fuerza, la presión y el frío dejaban aterrados –y al mismo tiempo sensibilizaban– a todos los pasantes del agitado Campo San Simeon Grande.
El libro realizado por la propia Susana, con el poema escrito a mano y no muy lejos una biblioteca a disposición con documentos sobre la artista, libros de investigación sobre las migraciones chinas en ultramar propuestos por investigaciones de la Universidad Ca’Foscari de Venecia. Esto último muy vinculado al trabajo de intercambio cultural que hace el espacio ICI Venice y que encuentra resonancia en la realidad de Venecia y del mundo.
Fragmentos de historias perdidas, viajes en las mentes cansadas de los miembros de su familia, que tratan de recordar, remontando su infancia por lugares que solo conocen y estaban dispuestos a compartir, poniendo en cuestión el personaje a la inevitabilidad del olvido. Memorias entrelazadas, palabras presentes, palabras ausentes… una historia que tiene muchas distorsiones y aspectos aún están por descubrir.
[1] La instalación se presentó por primera vez en noviembre de 2015 en el espacio Arte Continua, en el Barrio Chino de La Habana, durante la exposición colectiva Anclados en el territorio.
Cortesía de la artista y de Galleria Continua San Gimignano/ Beijing/ Les Moulins/ Habana
Fotografía de Oak Taylor Smith