Ante el quiebre en sus dinámicas de exhibición, gestión y comercialización durante estos días de cuarentena, las artes visuales han debido asumir nuevo ritmo y canales promocionales. Por supuesto, las redes sociales y las plataformas online han funcionado como el medio más adecuado para la visualización de las piezas y la formación de nexos de interacción y comercio de nuevo tipo. Las alternativas resultan abundantes en la adaptación a los nuevos canales comunicativos: prácticamente cada artista, institución o proyecto ha desarrollado un discurso digital dirigido a mantener activo el consumo de su obra. No obstante, quisiera hablar de una iniciativa surgida a finales de 2019 que supone un aporte interesante a los métodos de creación y coleccionismo de arte en la web; precisamente los canales que se potencian por estos días.
Conocí de la existencia de Nifty Gateway hace relativamente poco tiempo, una plataforma para la gestión comercial de arte online. La noticia llegaba por la participación, dentro de las exposiciones virtuales programadas por la página, del artista cubano Raúl Cordero. Hecho que otorga un doble impacto: primero por tratarse de una propuesta bastante novedosa en relación al modo de concebir la obra y sus procesos de derechos y movilidad comercial; y segundo por la inclusión de un artista cubano reconocido en este proyecto -a mi juicio bastante visionario.
La plataforma viene de la mano de los gemelos Tyler y Cameron Winkelvoss, conocidos criptoempresarios, y se implementa como un mercado de arte digital basado en blockchain. El blockchain funciona como un método de control en la evolución de los datos, de carácter no reversible. O sea, cada modificación sobre un elemento representa un cambio irreversible en la cadena de datos. Bajo esta lógica, la obra sería un no fungible token (NFT), un objeto digital único pero intercambiable, coleccionable para ser más específicos. Entonces, la pieza -o nifties según el portal- mantendría la noción de originalidad que puede tener una pintura, con una secuencia de encriptación que no permite su replicación no autorizada. Son auténticas obras virtuales, hechas para la circulación específica en este medio. Por ejemplo, Raúl Cordero concibe para el soporte los Binnacle Nifties, una adaptación criptográfica de sus Binnacle Paintings. Cada pieza es un archivo digital que reproduce a tiempo real y en movimiento esta lógica de la partícula, estable en sus pinturas. Un nuevo sistema de lecturas –tanto conceptuales como formales– para una serie transportada al niftie. Por supuesto, cada una es adquirible a un precio determinado, muchas veces en una escala favorecedora para el coleccionismo joven.
Sería errado asumir la creación digital y su comercialización basada en blockchain resulta una interesante adaptación a la web de las mecánicas propias de las artes visuales. No obstante, la obra de carácter físico es irremplazable y –siendo sincero– existen demasiadas propuestas que no imagino transformadas al espacio único digital. Lo que me parece interesante en esta iniciativa es el hecho de otorgar otra materialidad a la obra de arte, un circuito de gestión y reproducción autosustentable y soportado en su totalidad de manera virtual. Eso es lo interesante: replicar la existencia de la pieza y readaptarla, ampliar los códigos visuales y simbólicos de la creación.
A continuación, dejo el enlace de la página: www.niftygateway.com
Abram Bravo Guerra