El 23 de octubre habría cumplido Pedro de Oraá 90 años de edad. Conocido como uno de los últimos artistas-historia de nuestro país, una gran exposición antológica de su trabajo se presenta en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. Bajo el título de Horizontes, la muestra ha sido organizada por el Estudio-Taller que lleva su nombre y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas.
Pedro de Oraá (La Habana, 1931-2020) fue un extraordinario pintor abstracto-geométrico, miembro del grupo Diez Pintores Concretos y, además, muy vinculado a Los Once. Era un agudo ensayista sobre arte y uno de nuestros más ilustres poetas, al tiempo de diseñador, revistero y editor. Su temprano encuentro con Loló Soldevilla fue determinante para encauzar sus inquietudes creativas. Ambos fundaron, en octubre de 1957, la galería Color-Luz, que se mantuvo activa entre 1958 y 1961.
Sus obras actualmente pueden encontrarse en el Museo Nacional de Bellas Artes (La Habana), la colección de la Fundación Patrick Lannan transferidas al Godwin Tenbach Museum de Nueva York, el Museo de Arte Cubano de Viena, en las reservas del Museo Universitario del Chopo (México) y en la Galería Nacional de Sofía. De igual manera, en colecciones privadas de América Latina, Estados Unidos y Europa.
Horizontes resulta una apretada síntesis del quehacer de este destacado intelectual cubano y está integrada por una treintena de creaciones realizadas a partir de 1950: pinturas, dibujos, esculturas, libros y otras producciones literarias. La curaduría estuvo a cargo de Rafael Acosta de Arriba, mientras que la selección de las piezas la realizó la viuda del artista, Xonia T. Jiménez López.
De acuerdo a las palabras de Acosta de Arriba: “…Pedro fue, sostenida y permanentemente, un artista geométrico o concreto, y se mantuvo en esa línea expresiva hasta el final. Las piezas de arte concreto de [Pedro de] Oraá son estructuras animadas por un movimiento agitado, vivo. Ser abstracto es una naturaleza, no un estilo y Pedro enseñó esa verdad con su vida y obra. Con más de una veintena de muestras personales y el doble o más de colectivas y una presencia en numerosos eventos internacionales, entre los que sobresalen las bienales de São Paulo, Kosice, Iberoamericana de México y la Trienal de la India, entre otros, nunca dejó de producir arte, ya [fuera] en obras sobre tela o cartulina, murales colectivos para ambientaciones, y obras tridimensionales”.
En la galería “El Reino de este Mundo” de nuestra Biblioteca Nacional visibles están además, en una de sus vitrinas, las colecciones de versos El instante cernido (1953), Estación de la hierba (1957), Destrucciones por el horizonte (1968), Apuntes para una mítica de La Habana (1971), Suma de ecos (1989), Umbral (1997) o la antología personal Cifra (2003). Oraá se destacó también como editor y crítico de arte, por eso existen los ensayos Tiempo y poesía (1961), los relatos Vida secreta de la Giraldilla (2003) e incluso el muy necesario Visible e invisible (2006), compendio de su crítica sobre artes visuales.
Al abordar la trascendencia de su ejercicio creador, el colega Manuel López Oliva –quien recientemente recibiera el Premio de Juventudes 2021– ha expresado: “Oraá se ubica dentro de esos casos excepcionales de profesionales de las artes visuales que hemos desarrollado, simultáneamente y con constancia, faenas literarias; como ha sido en Carlos Enríquez, Marcelo Pogolotti, Arístides Fernández, Felipe Orlando, Mario Carreño, Fayad Jamís, Adigio Benítez y otros más jóvenes. Se trata de una personalidad en la cual la necesidad de comunicarse y compartir sensaciones le ha impedido limitarse a la escritura o la pintura, al concepto o la metáfora, al enjambre del texto provisto de revelaciones o al pintar no-representacional. De ahí ese peculiar mecanismo traslaticio que convierte la poesía en diseño pictórico, la evocación en símbolo, y sus reflexiones en juegos derivados del encuentro entre ideografías geométricas ‘puras’ y espacios dispuestos cuidadosamente”.
En vida, De Oraá figuró entre los grandes cultores del abstraccionismo y obtuvo importantes reconocimientos por su desempeño, entre estos, el Premio Nacional de Artes Plásticas, el Premio Nacional de Diseño del Libro y el Premio de Poesía Rafael Alberti.