El fotógrafo cubano Juan Carlos Romero exhibe su muestra Mi otro yo. Homenaje a la Virgen de Regla en la Galería Los Oficios el próximo viernes 6 de septiembre a las 5 de la tarde.
Según Natalia Bolívar, a cargo de quien han estado las palabras al catálogo “En el arte fotográfico de Juan Carlos hay gran riqueza integradora de imágenes identitarias al culto y está inspirado en el comportamiento humano, sus conflictos expresivos, su colorido festivo de estilo y luz propia, todo ello se transmite al espectador en sobrecogimiento de emociones de emociones frente a la virgen de Regla.”
Romero ha mantenido un sostenido ejercicio de la fotografía a lo largo de más de veinte años, incursionando fundamentalmente en su vertiente documental, con lo cual se afianza en una tradición reconocida del arte cubano. Eventualmente, el artista también realiza un trabajo de corte intimista, relacionado con sus tanteos sobre el cuerpo y el erotismo.
En las referidas palabras de presentación, Bolívar también asegura “Las imágenes en su pulso creativo nos van revelando a hombres, mujeres y niños en veneración de Nuestra Señora de Regla, la Yemayá de los cultos religiosos cubanos de origen africano, la madre universal, la dueña absoluta del mar, la patrona de nuestra bahía de La Habana, la protectora amante de todos sus hijos que en este 7 de septiembre, obsequian todas las fuerzas de su inconsciente para rendirle homenaje en verdadera catarsis cósmica. Sus hijos caminan en silencio, portando muñecas vestidas de azul intenso o celeste con detalles en blanco. Hay en los rostros la severidad de sombra y luz como una gramática poética de la soledad, la desesperanza y también de alegrías, consuelo y aliento vital…
… Es gente de pueblo, muy necesitada, que intenta domeñar el destino, quizás con la incierta esperanza de encontrar un camino a sus vidas. El fotógrafo más que una aventura artística nos enfrenta a la quieta desesperación. Las instantáneas recogidas durante más de 10 años consecutivos, plasman las expresiones, las circunstancias, los momentos de alegría, de tristeza, y de fe en futuro esperanzador, a veces fugitivo o incierto. Quizás a todo ello se deban las plegarias, los Ebbó y las limpiezas que se conjuran a orillas de sus predios, acompañados por los toques sagrados de Batá.”