El pasado 18 de octubre se inauguró en la galería Villa Manuela Pinturas en clave baja de Enrique Báster. El artista, reconocido exponente de la pintura abstracta en Cuba, apuesta por cuadros de mediano y gran formato, diseminados regularmente por el espacio galerístico. La muestra, de forma general, manifiesta todo un sistema dicotómico en cuanto al tema de las obras que se exhiben.
Composiciones como Noche iluminada, Colonia y jardín, Ocaso o una mañana muy temprano en la mañana remiten al espectador a la figuración de espacios reales, presentados desde la abstracción. Una suerte de romanticismo que imprime todo un ambiente de subjetividad en el cuadro. Se juega con el contraste entre la guía semántica que supone el título y la representación propia de la obra. El carácter poético de la exposición está dado en la paz que supone para el público estos micro espacios de penumbra, llegando en ocasiones a la total oscuridad.
Por otra parte, Luz y sombra y 1m2, de la serie Hacinamiento, discursan mutuamente sobre la condensación del sujeto en el mundo contemporáneo. La parcelación y fragmentación al interior de los cuadros aluden a la pérdida de la individualidad del ciudadano; su aglutinación como masa de la sociedad, que difiere en niveles y texturas, pero que continúa siendo masa. La visualidad abstracta de una ciudad fraccionada, que lucha por el respeto a la privacidad.
Conoce el paisaje funciona como una especie de imbricación entre las dos narrativas que esboza Enrique Báster. La serie plantea una lectura polisémica: entiéndase el carácter pasivo, natural del paisaje o su aglutinación citadina. Todo un análisis con Pinturas de clave baja al gusto de la experiencia de su público.
La muestra, que más allá de implantar el juicio preconcebido del artista, supone un grupo de cuestionamientos al subconciente del espectador, se mantendrá expuesta hasta finales de noviembre.
Amanda Castell Sánchez