Joel Jover presenta Cuadros para colgar detrás del sofá en la galería “Amalia” del Fondo Cubano de Bienes Culturales de Camagüey. La muestra reúne 8 cuadros realizados durante el presente año y con ella el infatigable artista celebra sus 67 años de vida.
Joel Jover (Puerto Tarafa, Nuevitas, 21 de septiembre de 1953) es uno de los pocos artistas que ha perseverado en quedarse en “provincia”. Probablemente si hubiera decidido residir en La Habana fuera el mismo Joel que ahora conocemos: iconoclasta, prolífico, agudo, amante del juego de la subversión y del trasiego de sentidos. Pero Camagüey le ha aportado a todo eso una condición especial, un cierto “desacople” con las lides mundanas a las que se enfrentan los artistas en la capital.
Es a través de ese prisma que deben asumirse estos retratos femeninos, plagados de aquellos referentes y códigos –personales o universales– con que el artista acostumbra a concertar sus narrativas visuales, cuajadas de alusiones filosóficas, éticas, históricas o estéticas. Solo que, en esta ocasión, Joel tensa un tanto más la cuerda y acompaña sus obras de mobiliario producido por algunos de sus coetáneos, a modo de explicitación a la rotunda afirmación con que titula la muestra.
De inmediato se advierte una clara alusión a las sempiternas diatribas entre arte y mercado, valor cultural y tasación financiera, ornamento y cuestionamiento, oferta y demanda… Solo que este guiño camaleónico, de quien pretende “insertarse” en las “estrategias de mercadeo” conduce a nuevos y más específicos cuestionamientos, esos que como de costumbre, Joel deja a expensas del público.
Más de una vez ha afirmado el artista que su mayor pesadilla es repetirse. ¿Cómo podría hacerlo quien cada mañana repasa el mundo, lo recompone a su imagen y circunstancia y luego nos lo va dejando en papeles, telas, maderas…? Quien cada mañana espera ver llegar un poco de mar al Parque Agramonte no se cansa de sorprendernos.
Especial para Artcrónica
Imágenes cortesía del artista