Artcrónica: ¿Es esta su primera vez en Cuba?
HHR: Es mi primera vez y he disfrutado mucho la experiencia. Cuba siempre había sido como un sueño para mí, la historia de mi vida ha estado muy vinculada a este país. Mi padre formó parte del ejército de liberación en Argelia y en la década del sesenta conoció a Fidel Castro y a Che Guevara, a este lo vi en persona cuando era pequeño, es casi como una historia familiar.
Artcrónica: ¿Cómo llegó a formar parte de esta Bienal?
HHR: Llego a través de una curadora de San Pablo, Teresa Aruba. Ella trabaja con un conjunto de artistas y fue quien estableció contactos con el Comité Organizador he hizo las propuestas. Así mi proyecto fue aceptado para formar parte de esta muestra en particular.
Artcrónica: ¿Este proyecto es algo en lo que ya estaba trabajando o fue pensado específicamente para la Bienal?
HHR: Mi plan inicial fue hacer algo específico para la Bienal; pero hubo algún retraso con la respuesta. Hubiese querido hacer una serie de fotografías de esta ciudad pero no fue posible por lo que me decidí por este proyecto.
Artcrónica: Pudiera hablarnos sobre su trabajo, los contenidos de su obra.
HHR: Esta serie son fotografías de la ciudad de Argel, donde nací en el año 1963. Después de la guerra de liberación la ciudad quedó devastada por las secuelas de los bombardeos y en mi caso particular crecí muy cerca de la Kasbah, que es una clase de fortaleza o ciudadela. Después regresé como un adulto, mi padre tuvo permitido volver al país y tuvimos la oportunidad de visitar la Kasbah, entrar en ella. Así descubrí que su arquitectura tiene mucha similitud con el tejido, y es que su estructura está pensada para soportar terremotos. Las huellas de la guerra aún son palpables por lo cual su visualidad y su textura resultan muy interesantes para mí. Mi objetivo es mostrar cómo la violencia deja su impresión en la arquitectura.
La estructura de la ciudadela, adaptable como es, constituye una especie de metáfora de mi propia existencia. Representa todos los cambios que tuve que asimilar, un nuevo país, nueva cultura, nueva religión.
Amanda Beatriz Ramos Márquez