La exposición colectiva Línea de Kármán, inaugurada recientemente en Telegram, reúne la obra de catorce jóvenes artistas visuales, estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA). Esta deviene sugestivo muestrario de lenguajes, géneros y miradas de la creación joven en Cuba.
De acuerdo a las palabras del catálogo, a cargo de María de Lourdes Santana Arcos, en la muestra “se entretejen líneas, blindadas por cierta visión de historia en la que el artista no puede sobreexistir al margen de su entorno”, por lo que “resulta, sin dudas, una propuesta fertilizada por la vivencia personal desde una dimensión colectiva y una complementación de lenguajes, donde dibujo, grabado, instalación, calado, fotografía, performance y videoarte, devienen en traza del ‘límite’ entre una atmósfera subjetiva y el espacio público-exterior”.
Encontramos así en esta exposición online –toma el título del límite entre la atmósfera y el espacio exterior, a los efectos de la aviación y astronáutica, conocido como la línea de Kármán– el trabajo de Daniela Águila, Daniel Antón, Jany Batista, Roxana Bello, Rosa Cabrera, María Fernanda Chacón, Liz Maily González, Yasiely González, Liz Melisa Jiménez, Jhonatan Mario Morales, Osmany Reyes, Juan José Ricardo, María de Lourdes Santana y Aldo Soler Pérez.
Liz Maily González en Creación de un vínculo. Homenaje a Margaret Mead, dibujo sobre imagen impresa, aborda “un proceso de sanación, la creación de un ambiente favorable y un pacto ante el dolor”, que “permitió un mejoramiento para el hombre y nuestro paso para convertirnos en seres verdaderamente humanos” (la sanación de un hueso fracturado resulta evidencia del cuidado y de la evolución humana, como mostraron los estudios de esa antropóloga estadounidense). Mientras que Juan José Ricardo Peña en Ser libre para ser culto –grafito y acuarela sobre una pared; intervención a manera de cenefas sobre la pared de una casa– “refleja varios cuestionamientos sobre el valor que le damos al arte y cómo este valor es característica de determinado espacio social. [Hace el artista] uso del kitsch, el cual es un fenómeno con el que [vive] a diario para establecer con el espectador un diálogo desde lo auto-referencial”.
En La línea de la vida o composición # 1 en honor al silencio, performance (pieza de hierro fundido perteneciente a un piano familiar Jhon L. Stowers, de 1952 y 11 libras), María de Lourdes Santana “representa el medio idóneo para llevar a cabo una propuesta donde el dolor deviene en traza, y la traza en representación de un gesto efímero”.
En otra de las obras de Línea de Kármán, la video-instalación Bisar (acto 1), Aldo Soler Pérez representa “dos videos que inician a la vez, perfectamente sincronizados. Con el paso del tiempo, ambos videos en bucle van perdiendo la sincronización, hasta tal punto de que sea muy marcada (…) La pieza termina cuando estos videos pasan por todo el ciclo y se vuelven a sincronizar”.
Mientras, María Fernanda Chacón en Cabos sueltos –instalación, papel y calado con láser– “profundiza en la idea del paso del tiempo y el deterioro, aludiendo a la representación de patrones de alicatado, como emblema de la arquitectura cubana. Son fragmentos de un pasado próximo, trozos de la memoria colectiva cubana, símbolo del pasado republicano del país”.
Interesantes –como el resto de las piezas y la muestra en sí– resulta la instalación Paisaje emocional, a partir de fragmentos de losas, tierra fertilizada y plantas medicinales, de Yasiely González. También, de Daniela Águila, La mañana después, serigrafía sobre cartulina, correspondiente a la serie Aisladas.
Sin dudas, es esta una oportunidad que no debemos desaprovechar desde Telegram: para interactuar con una atractiva muestra del presente (y futuro) de las artes visuales cubanas. Visitar Línea de Kármán en –@LineaKarman_bot; http://t.me/LineaKarman_bot
Erian Peña Pupo