Hace tres años uno de los autorretratos de May Reguera fue censurado en Instagram, cuyas políticas interpretaron en el desnudo un gesto de escasa moral, no apto para mostrarse en las redes sociales. Así nace #Libre, proyecto que –según las declaraciones online de la autora– habla de inclusión, libertad y amor. Lo que comenzara como una convocatoria en las redes sociales para participar del lente de Reguera, se concretó finalmente en la muestra inaugurada el pasado 18 de octubre en la Galería Taller Gorría, bajo la curaduría de Liliana Cabrera y que estuvo expuesta durante aproximadamente un mes.
La muestra abrió al público con un performance que devolvía al movimiento la esencia misma de las imágenes estáticas. Bailarines improvisaban con la música de Will Fernández, joven artista que acompañaba la acción con su flauta, y el clímax de aquella danza consistía en retirarse el suéter que cubría sus torsos, como si se despojaran de una carga muy pesada.
Suspendidas desde el techo de la sala, a la altura de la vista de los espectadores, las fotografías se distribuían en conjuntos de a 3, y una luz al centro de todos ellos simulaban lámparas de imágenes esparcidas por todo el espacio. Llama la atención de esta propuesta el uso expandido del blanco y negro. May nos tiene tan adaptados a los colores, recurso que ha sabido explotar de forma certera en otras producciones, que la supresión que ahora propone no constituye un efecto fortuito. En esta ocasión los desplaza hacia zonas muy específicas de la composición, siempre para reforzar un sentido determinado. Los retratados, muy diversos en cuanto a edad, raza, etc., a veces a dúo, otras en solitario, se muestran a pecho desnudo o por desnudar, como si quisieran decirnos que ser libres es más que utopía.
Artcrónica tuvo la oportunidad de intercambiar con la artista y constatar de primera mano los principales conceptos y las aptitudes que fundamentan este proyecto de exposición:
Nayr: Háblame acerca del performance que presenció el público el día de la inauguración.
May: Yo siempre quise acompañar la muestra fotográfica de un performance; porque, aunque #Libre es una exposición de fotografía, para mí también es una acción en la que nos unimos todos para hablar de nuestros derechos igualitarios aun cuando seamos individuos con particularidades que nos diferencian. Siempre me ha gustado relacionar las diferentes manifestaciones del arte. Me parece que unirme con otros artistas es enriquecedor.
La acción de los bailarines el día de la inauguración partía del mismo ejercicio simbólico de quitarse con el suéter un mal recuerdo. A partir de esta idea ellos podían improvisar y sentirse libres, acompañados de una música de Will Fernández, un músico joven que tiene un talento increíble y que también improvisaba con su flauta.
Nayr: Percibimos que el acto de censura a tu fotografía en Instagram sirvió de pretexto irreverente para la concepción de este proyecto.
May: Efectivamente, aquella imagen fue censurada porque los pezones femeninos resultan ofensivos para alguna gente y van en contra de las leyes comunitarias de Instagram. #Libre comenzó siendo una serie sobre protesta de mujeres y seconvirtió en una acción de igualdad.
Nayr: ¿Quiénes son tus modelos y cómo ha sido la experiencia de trabajo con ellos?
May: No creo que ninguno de los fotografiados estuviera acostumbrado a posar desnudo. Sí había algunas modelos profesionales, pero creo que desnudarse pudo haber sido hasta más difícil para ellas. Hice una convocatoria libre por mis páginas en las redes sociales y participaron todos los que quisieron. A algunos amigos artistas los convoqué directamente, porque para mí era importante la diversidad y poner la acción en voces aprobadas y admiradas.
Nayr: Háblame de la clave cromática de esta propuesta. Uno de los atractivos de tu obra es precisamente la acertada utilización de los colores. ¿Hay una razón en particular para utilizar ahora el blanco y negro?
May: El que esta serie en particular sea en blanco y negro podría tener miles de justificaciones y valores. Podría hablar de equilibrio e igualdad; pero siendo sincera, el primer retrato fue el que puso la pauta y yo quería que el resto fuera igual, debido al concepto general de la serie. La verdad es que tuve momentos de locura, no solo por la densidad y profundidad del ejercicio, sino también por el tener que trabajar con recuerdos angustiosos y cargar con ellos. La falta de color en algún momento me angustió y me escapé a hacer sesiones con colores en mi Estudio. Fue como hundirme en la profundidad de un océano, donde es hermoso, pero difícil.
#Libre fue de la mano con un año que ha sido difícil, no solo en cuanto a lo material, sino también en lo espiritual y emocional. Estoy muy satisfecha de poner mi energía en algo útil, crecer y volver a nacer junto a #Libre.
Nayr López García