Eduardo Rubén García
Es la suya, sin embargo, una ciudad indescifrable, sin nombre, construida mentalmente. Sus derroteros son el orden, la mesura, en su leve imperturbabilidad frente al caos (…) El artista ha convertido en personajes los infinitos azules –extraños cielos, aguas o sus reminiscencias–, las esquinas, rincones, peldaños, escaleras, rejas y losas…